Nov 19, 2020 11:19 UTC
  •  Una reflexión sobre la iluminada carta del ayatolá Jamenei a los jóvenes franceses (2)

ParsToday - La libertad de expresión es uno de los más importantes y valiosos derechos y demandas se los seres humanos, pero si no se define correctamente, podría dar lugar a malinterpretaciones y abusos costosos.

Por tanto, es muy importante tener una correcta comprensión de la libertad de expresión y explicar sus fundamentos y límites.
 
Esto ocurre mientras el Occidente busca justificar sus actos profanadores adoptando políticas de democracia liberal e insultando a las santidades de más de dos millones de musulmanes en todo el mundo.
 
En este programa, inspirándonos en el breve mensaje del Líder de la Revolución Islámica iraní, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, dirigido a los jóvenes franceses, vamos a tratar el uso erróneo de la libertad de expresión desde la perspectiva de las políticas occidentales y demostrar que el Gobierno galo, tomando una postura hostil contra el Islam y profanando las santidades de los seguidores de esta religión divina, viola la más mínima moralidad humana e irrespeta la ciudadanía y los derechos humanos.
 
 
 
La "Carta de Derechos Humanos", aunque fue redactada aparentemente para respetar los derechos humanos de las personas, lamentablemente hoy en día este tema, es decir los derechos humanos, antes de ser un medio para defender los derechos fundamentales del ser humano, es un pretexto para ampliar los intereses ilegítimos de las potencias hegemónicas del mundo y es una herramienta que los países occidentales, especialmente Estados Unidos y la Unión Europea, utilizan contra los Estados que se les oponen. Para ellos, los países que no siguen al Occidente desde el punto de vista intelectual, económico y político y no dan pasos para garantizar sus intereses, se consideran enemigos.
 
Dado que la época actual es la de la guerra blanda, estos gobiernos, para eliminar a sus opositores amantes de la justicia, a través de justificaciones absurdas como la defensa de los derechos humanos, la democracia y la lucha contra el terrorismo, que es un acto legitimo en la opinión pública internacional, entran en el campo de batalla y destruyen así el prestigio y la identidad de sus adversarios.
 
El mensaje del Líder iraní, el ayatolá Jamenei, a los jóvenes franceses, es para despertar las conciencias y aumentar la sabiduría de la clase joven de ese país y de otros jóvenes occidentales.
 
En consecuencia, el guía persa recomienda a los jóvenes que pregunten a su presidente "por qué apoya los insultos al mensajero de Dios en nombre de la libertad de expresión. ¿No es este acto estúpido un insulto a la capacidad de raciocinio de las personas que le eligieron (a Macron)?"
 
Lo interesante es que Francia, que se considera a sí misma, cuna de la libertad y la democracia, después de la publicación de este mensaje del Líder iraní a los jóvenes galos, bloqueó la cuenta atribuida al ayatolá Jamenei en Instagram !! ¡¡¿Cómo es que este gobierno ha puesto límites a lo que considera que va en su detrimento, pero no establece ningún marco para la profanación de las santidades de otras religiones? !!
 
 
 
La libertad de expresión es una de las libertades legales que se ha tomado en consideración en el conjunto de los derechos humanos. Lo que se entiende de las definiciones de la "libertad de expresión" en los documentos internacionales, no es, para nada, una justificación para insultar o ridiculizar otras opiniones. La libertad de expresión es respetable en la medida en que no entre en conflicto con otros derechos.
 
Herir los sentimientos y las creencias de más de dos mil millones de musulmanes en el mundo bajo el pretexto de la libertad de expresión no solo es inaceptable con cualquier lógica y argumento, sino que también, se contradice con los mismos documentos, convenciones y tratados que presentan la libertad de expresión como un derecho humano.
 
Los alegatos de Francia en apoyo a los derechos humanos siempre han demostrado ser falsos. La Ley de Prohibición del Hiyab o velo islámico en Francia, aprobada en 2004, estaba destinada a restringir a una parte de la comunidad musulmana en el país europeo.
 
Esta ley prohibió a los musulmanes de Francia - la comunidad musulmana más grande de Europa con una población de más de 6 millones de personas - usar el hiyab en escuelas y establecimientos públicos.
 
 
 
Dada la naturaleza laica de la estructura política en Francia, las minorías religiosas, como los musulmanes, y las minorías étnicas y raciales, como los árabes y los negros, no están reconocidas, y no solo se les niega escaños en el Parlamento y plazas en otras instituciones de decisión, sino que, son blanco de la violencia racista y extremista e incluso son humilladas abiertamente por funcionarios gubernamentales de alto rango a través de los medios públicos.
 
 
 
Estos grandes grupos sociales han sido marginados hasta tal punto que no están representados por ningún partido, grupo o facción política en Francia, y no tienen el apoyo de ninguna fuerza política o intelectual importante.
 
La actitud de Francia al apoyar la revista satírica "Charlie Hebdo" e insultar abiertamente al Profeta del Islam Muhammad (saludos de Dios a él y a sus descendientes), también puso de manifiesto que la islamofobia en Francia no solo se limita al hiyab ya que las políticas gubernamentales y los medios de este país siempre han buscado crear una atmósfera de odio a los musulmanes, de modo que ataques a mezquitas y a musulmanes no tienen un gran eco.
 
Por ejemplo, el pasado 18 de octubre, dos mujeres musulmanas fueron apuñaladas por un racista cerca de la Torre Eiffel, pero esta noticia no fue reflejada mucho en los medios locales. De igual modo, el asalto a dos mezquitas en las ciudades de Burdeos y Béziers en el suroeste de Francia, recibió poca cobertura.
 
Francia, que se considera a sí misma como la cuna de la libertad y justifica insultando a las santidades de las religiones con el término de “libertad de expresión”, margina a quienes critiquen las políticas de incitación al odio del Gobierno. A modo de ejemplo, Nicolas Cadain, director de la Comisión para la Supervisión de Laicismo en Francia, que había criticado los recientes comportamientos del Gobierno a los musulmanes, chocó con una enconada reacción de los funcionarios gubernamentales, y algunos pidieron su renuncia.
 
Hay que condenar cualquier acto terrorista que se cometa contra cualquier país en cualquier parte del mundo, que genere la inseguridad y crisis y facilite el terreno para abusar de la situación actual contra el mundo islámico.
 
Los dirigentes galos deberían saber que el insulto que profieren a las santidades de la comunidad islámica, sin considerar de la moralidad humana, no es menos que otros actos terroristas extremistas. La profanación de los valores de las religiones divinas está tan condenada como la conducta de los terroristas. Básicamente, la violencia y agresión sin motivo a otros es un acto reprochable y ninguna religión divina lo aprueba.
 
Sin lugar a dudas, la principal responsabilidad de la situación actual recae sobre las autoridades, que, en lugar de tratar de apaciguar a los musulmanes y prevenir las acciones inútiles de revistas como Charlie Hebdo, insisten en su postura hostil y provocan los sentimientos de los musulmanes.
 
Tales acciones tienen un impacto negativo en la economía del país, ya que se han lanzado amplias campañas populares contra los productos franceses.
 
El hashtag "boicotear productos franceses" se convirtió en la primera tendencia en los países árabes en reacción a las declaraciones del presidente galo Emmanuel Macron, tras lo cual dichos productos fueron boicoteados en muchas tiendas de los países árabes, incluidos Kuwait, Catar, Jordania e Irak.
 
 
 
Así, en un espacio donde la islamofobia está justificada por la libertad de expresión y se instigan los sentimientos de los musulmanes, el Gobierno francés actúa en su propio detrimento. Ellos deben tomar en cuenta que entre estas divisiones hay extremistas que, para lograr sus objetivos políticos de cara a las elecciones del próximo año, pescan en aguas turbias, avivan estas disputas y se aprovechan de las mismas.
 
De esta forma, la cohesión social y la calma civil del país disminuirán día a día, y la sociedad se encaminará hacia tensiones religiosas, la violencia y la desintegración.
 
 
 
Para finalizar, llegamos a la conclusión de que los países occidentales, con el gesto democrático, siempre hablan del respeto a la opinión de la gente, pero allí donde las ideas de más de dos mil millones de musulmanes en el mundo son heridas, no dicen nada sobre el respeto y la prohibición de la violación de las ideas.
 
 
 
No cabe duda de que la libertad de expresión no significa la libertad de insultar y de destruir los valores morales; si es así, entonces ¿por qué las autoridades francesas ordenaron en dos ocasiones el cierre de la misma revista (Charlie Hebdo) por insultar los valores nacionales de Francia y por burlarse de la persona de presidente galo?!

P/FE/JP

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