Mar 19, 2021 14:30 UTC

ParsToday - La guerra de la coalición pro-saudí contra Yemen va a cumplir seis años en un momento en el que Arabia Saudí, para evitar su derrota ante el Gobierno de Salvación Nacional de Yemen, se ha dirigido a Turquía, país que hasta finales de 2020 criticaba duramente las políticas de Riad ante el mundo árabe.

 

La guerra de Yemen está cumpliendo su sexto año, marcada por varios acontecimientos importantes. El primer acontecimiento es la superioridad del ejército y los comités populares de Yemen.

 

En el sexto año de guerra, estos últimos llevaron a cabo dos operaciones de disuasión en territorio saudí.

La primera operación fue en junio de 2020, la cual fue denominada la cuarta operación de disuasión, en la que el Ministerio de Defensa e Inteligencia de Arabia Saudí, la Base Aérea de Salmán y algunas posiciones militares en Riad, Jizan y Najran fueron blanco de ataques con misiles y drones del ejército y los comités populares de Yemen.

 

La segunda operación fue en febrero de 2021, que se denominó la quinta operación de disuasión, que tuvo como objetivo a Riad, la capital saudí, y las dos ciudades meridionales de Abha y Khamis Mushait.

La importancia de dichas operaciones radica en que con misiles y drones yemeníes se atacó el interior del territorio saudí, pero incluso los sistemas estadounidenses no pudieron interceptarlos.

 

Otra cosa es que estas operaciones tienen naturaleza defensiva. En otras palabras, dado que continúan los ataques diarios de Arabia Saudí contra Yemen, el ejército y los comités populares llevaron a cabo este tipo de operativos en respuesta a estos ataques

 

El mensaje principal es que ninguna agresión de la coalición pro-saudí contra Yemen quedará sin respuesta. El general de brigada Abed al-Thawr, experto militar y estratégico yemení, comentó que "la Quinta Operación de Disuasión es un testimonio del fortalecimiento del poder militar de Yemen".

 

Además de las citadas operaciones, el ejército yemení y los comités populares cosecharon otros dos importantes éxitos en el sexto año de guerra. El primero fue penetrar dentro en las zonas de los agresores, y el segundo fue la liberación de las áreas ocupadas de Yemen.

 

La penetración en las áreas de los agresores saudíes es de suma importancia y apunta a la poderosa inteligencia del ejército yemení y los comités populares.

 

Abdulá Hakim, jefe del servicio de inteligencia militar de Saná, dijo al respecto: "La penetración de Saná dentro de las regiones de los agresores y sus agentes, indica la debilidad del frente del enemigo y la fragilidad de su estructura defensiva".

 

Este éxito muestra una vez más los daños que implica el uso de fuerzas mercenarias por parte de Arabia Saudí, así como la superioridad humana de los yemeníes sobre los saudíes.

 

En cuento a lo que está sucediendo en los campos de batalla, la Operación Marib representa un gran logro. Las fuerzas del ejército y los comités populares yemeníes están a punto de liberar la estratégica provincia de Marib y ahora están a 5 kilómetros de ella.

 

Si se libera a Marib, prácticamente todo el norte de Yemen estará bajo el control del Gobierno de Salvación Nacional y, desde luego, el sueño de Arabia Saudí de llegar a Saná se frustrara.

 

Los éxitos cosechados en los campos de batalla y los éxitos de inteligencia del ejército yemení y los comités populares, sumados al cambio del gobierno en EE.UU., han acorralado a Arabia Saudí en su guerra contra Yemen.

 

Riad está asustada por la determinación de los yemeníes para ganar la guerra, ya que se cree ampliamente dentro y fuera de Arabia Saudí que los Al Saud han sufrido derrota en la guerra contra Yemen, y que la continuación de la misma podría exacerbar esta situación. El cambio del gobierno en EE.UU. ha empeorado las cosas.

 

Si bien la Administración norteamericana anunció, solo en palabras, que pondría fin a su apoyo a Arabia Saudí en la guerra de Yemen, no cabe duda de que la Administración de Joe Biden no tendrá la misma función que la Administración de Donald Trump para los Al Saud en la guerra contra Yemen. En consecuencia, Arabia Saudí pidió este mes ayuda a Turquía.

 

El pasado 9 de marzo, la Cancillería de Turquía expresó en un comunicado su solidaridad con Arabia Saudí ante los ataques del movimiento popular yemení Ansarolá contra su territorio.

 

En la nota se señala que Turquía apoya al pueblo y al gobierno saudíes frente a los ataques de Ansarolá contra las instalaciones petroleras de ese país. El periódico Rai al-Youm escribió en un análisis lo siguiente: "Este comunicado oficial de Turquía parece confirmar lo que está pasando detrás de los acuerdos alcanzados entre Turquía y Arabia Saudí tras la solicitud de Riad a Ankara para ofrecer asistencia militar en la guerra de Yemen y la batalla de Marib. Según los informes, el servicio de inteligencia turco ha comenzado a preparar la lista de rebeldes dispuestos a participar en la guerra con Yemen, fijando sueldos muy altos, y ha llamado a los grupos terroristas en Idlib, Siria, a inscribir a sus miembros para su traslado a Yemen a fin de combatir junto a Arabia Saudí".

 

La continuación de la guerra de Yemen, además de conducir a una derrota militar más grave para Arabia Saudí, exacerbará la catástrofe humanitaria en Yemen, y también supondrá un fracaso para las Naciones Unidas, que en la práctica no ha podido hacer nada para acabar con esta crisis.

 

David Beazley, director ejecutivo el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y Fondo de las Naciones Unidas, viajó a Yemen, incluida la capital, Saná, en marzo de 2021, después de lo cual advirtió sobre una amplia hambruna en el país y dijo que el mundo debe despertar y ver las malas condiciones en Yemen, sobre todo las condiciones de los menores que él vio en el hospital de Saná.

 

Con anterioridad, el portavoz del secretario general de la ONU, Stéphane Dujarric, dijo que la mitad de los yemeníes pasarían hambre el próximo año si la guerra continuaba. Añadió que “nuestro pronóstico es que 5 millones de personas estarían a un paso del hambre".

 

Pese a esta situación, la ONU, en lugar de hacer algo para detener la guerra, ha buscado frenar las operaciones y ataques del ejército y los comités populares yemeníes contra Arabia Saudí.

 

Al respecto, el Líder de la Revolución iraní, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, declaró el pasado 11 de marzo que "apenas los yemeníes hacen algo, estas personas, incluida la ONU, alzan su voz de inmediato. Esta acción de la ONU es peor que la de Estados Unidos, que no condena a Arabia Saudí, pero sí condena la autodefensa de los yemeníes".

 

Esta dura crítica no solo está dirigida a las mentiras de Washington sobre los derechos humanos, sino que también ratifica la idea de que la ONU no tiene una función imparcial y se ha convertido en una organización política que toma partido de los países capitalistas regionales y las potencias mundiales, lo que explica, entre otras razones, la prolongación de crisis como la guerra de Yemen.

Parece ser que la perspectiva de la guerra de Yemen debe buscarse en el choque entre “la voluntad de los yemeníes" y la "confusión de los saudíes".

Mohammed Ali al-Houthi, miembro del Consejo Político Supremo de Yemen, aseguró que "una verdadera paz en Yemen depende del desbloqueo a Yemen y del cese de la agresión a ella. Los yemeníes son gente libre que no acepta la opresión y quiere libertad y victoria".

 

Añadió: "Le digo a Bin Salmán que la continuación de la guerra en nuestra tierra significaría el fin de su reino y su gobierno. El pueblo yemení está en el umbral del séptimo año de confrontación con la agresión de la coalición pro-saudí, pero sigue resistiendo".

 

A su vez, el analista ruso Alexander Nazerov sostiene que “Arabia Saudí enfrenta ciertos problemas para retirarse de la guerra de Yemen, ya que no hay un plan claro para estabilizar a Yemen bajo unos términos que sean aceptables para Riad.

 

Adicionalmente, aumentan las contradicciones, se intensifica la rivalidad con los Emiratos Árabes Unidos, y Arabia Saudí perderá su liderazgo en la península".

Bajo estas condiciones, acabar con la guerra de Yemen depende sobre todo de la voluntad de Arabia Saudí, las potencias mundiales y la ONU, toda vez que el enfoque del Gobierno de Salvación Nacional de Yemen es básicamente defensivo y no ofensivo.

 

En la actualidad, la confusión de los Al Saud y las dudas del gobierno norteamericano acerca de la política que se van a iniciar en Yemen, son más patentes que nunca, y no hay señales de que se quiera poner fin a la guerra.

 

 

 

 

 

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