Mar 15, 2021 06:15 UTC

ParsToday - Hola queridos oyentes. Estamos a su servicio con el espacio “EE.UU. en la semana que pasó”, en el que haremos un repaso a las noticias más importantes en el país norteño en este periodo de tiempo.

La Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles (ASCE, siglas en inglés) publicó el 3 de marzo un reporte de 170 páginas donde ha declarado que EE.UU. enfrenta un déficit de 2,590 billones de dólares para cubrir las necesidades en sus instalaciones infraestructurales, lo que requiere un enorme aumento de los gastos gubernamentales para el mantenimiento y reparación de los puentes y carreteras en uso y otros planes. 
 
Según este reporte, actualmente Estados Unidos gasta más de la mitad de lo que se necesita en infraestructuras, y el estado general de las infraestructuras en el país es moderado.
 
 Al respecto, el reporte, que se publica cada cuatro años, otorga a Estados Unidos una calificación de "-C", mientras que el reporte de 2017 le otorgó una calificación de "+ D". Esta es la primera vez en dos décadas que el país norteño recibe una "C". 
 
El reporte en cuestión se ha publicado en condiciones en que el presidente norteamericano Joe Biden planea aumentar considerablemente los costos de las instalaciones infraestructurales, mientras que los exmandatarios Donald Trump y Barack Obama no lograron obtener el apoyo necesario en el Congreso para hacerlo.
 
Cabe destacar que el controvertido expresidente Trump siempre criticaba el mal e incluso grave estado de las infraestructuras estadounidenses, decía que estaban al borde del colapso y había prometido tomar medidas fundamentales para resolver este gran problema.
 
Pese a esa promesa, Trump se dedicó con orgullo a incrementar de manera sin precedentes el presupuesto militar de EE.UU., que se está gastando para el belicismo de Washington en distintas partes del mundo.
 
El presupuesto militar aprobado para 2018, el primero bajo la Administración Trump, fue de 700 mil millones de dólares, mientras que en el último año de ese gobierno, se aprobó para el 2021, 740 mil millones de dólares.
 
Así, en lugar de reducir el presupuesto militar para financiar la renovación de las infraestructuras, especialmente de carreteras, puentes, instalaciones de agua y electricidad, etc., el gobierno federal de EE. UU. ha aumentado cada año el presupuesto militar en favor de los intereses de los complejos militar-industriales.
 
Según el experto político iraní Seyed Ahmad Musavi, “en un mundo donde China, el Occidente y los países en desarrollo se encuentran aumentando su inversión en infraestructuras, Estados Unidos ha avanzado en la dirección opuesta, dejando un legado a punto de destruirse para una nación colapsada que ahora, sin una herramienta para cambiar de dirección, está inmersa en un mar de deudas”.
 
El producto de esto se observó en febrero de 2021 con el corte masivo de agua y electricidad en Texas debido a fuertes nevadas, de manera que sus habitantes enfrentaron una situación muy grave formando colas de varios kilómetros para obtener unos cuantos litros de agua potable.
 
Infraestructuras tan gastadas son peligrosas no solo para la seguridad de la gente, sino también para la economía estadounidense.
 
Pese a estas advertencias, la Administración Joe Biden no parece estar tomando medidas importantes para abordar este enorme dilema.
 
De hecho, tanto en los gobiernos republicanos como en los demócratas, los presupuestos militares han aumentado constantemente en los últimos 20 años, y los presupuestos públicos, de servicios y de reconstrucción de infraestructuras han disminuido.
 
La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó el 4 de marzo un proyecto de ley que modifica casi todos los aspectos del sistema electoral del país.
 
La iniciativa chocó con la oposición de un gran número de legisladores republicanos, pero finalmente salió adelante con 220 votos a favor y 210 en contra. El proyecto de ley ahora debe ser ratificado por el Senado.
 
El proyecto contrarresta alguna de las últimas limitaciones al sufragio impulsadas desde Estados republicanos, restringe el dibujo partidista de los distritos congresionales e introduce más transparencia a la financiación de campañas, entre otras medidas.
 
Una vez aprobada la moción, Joe Biden lo calificó como una destacada medida legislativa y dijo: "Estoy esperando firmarlo para convertirlo en ley para que podamos trabajar juntos y restaurar la democracia estadounidense para las elecciones del 2022 y las próximas".
 
Sin embargo, los republicanos creen que estas reformas solo beneficiarán a los izquierdistas y demócratas. 
 
Kevin McCarthy, líder de la minoría republicana en la Cámara de Representantes, protestó contra la aprobación del proyecto y dijo: "Los demócratas no quieren aprovechar su frágil mayoría para aprobar proyectos de ley a fin de ganarse la confianza de los votantes, sino que quieren cerciorarse de no perder más escaños en las próximas elecciones".
 
El exvicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, que mantuvo silencio desde el 6 de enero cuando el Capitolio fue asaltado, publicó una nota contra el proyecto de ley de reforma electoral diciendo lo siguiente: “El proyecto de 800 páginas aumenta las oportunidades de fraude electoral, viola la Primera Enmienda de la Constitución, socava aún más la confianza en las elecciones y pisotea el voto de quienes votan legalmente”.
 
Los diputados demócratas apoyaron el proyecto de ley en cuestión diciendo que garantiza la participación de los ciudadanos en las elecciones, pero votaron en contra de agregar una enmienda para dar a los prisioneros el derecho al voto.
 
Los 209 republicanos y los 119 demócratas presentes en la Cámara de Representantes se opusieron a la participación de los reclusos en las elecciones federales de EE.UU.
 
Al fallar esta propuesta, la congresista demócrata Cori Bush condenó en su cuenta de Twitter "la opresión contra los prisioneros y negarles el derecho al voto” como un acto racista.
 
 
Rashida Tlaib, otra diputada demócrata que apoyó la enmienda, tuiteó: "Privar a los prisioneros del derecho al voto, sobre todo a los negros, está directamente relacionado con el pasado racista de nuestro país y la historia de la esclavitud.
 
En un discurso pronunciado el 5 de marzo, el presidente Joe Biden dijo que 7 millones de niños estadounidenses no tienen lo suficiente para comer y que la economía nacional tardará dos años en volver al estado antes de la pandemia de coronavirus.
 
Biden señaló que “el informe sobre la creación de puestos de trabajo puso de manifiesto que el proyecto de rescate es un tema de urgencia; nuestra economía tiene ahora 9,5 millones de empleos menos que el año pasado. A este ritmo se necesitarán dos años para volver al nivel previo a la pandemia”.
 
Añadió: "Tenemos un millón de maestros menos que el año pasado. Perdimos 400.000 pequeñas empresas, lo que ejerce presión sobre los presupuestos de los gobiernos locales por falta de impuestos. Si fuimos testigos de algún crecimiento económico, esto fue gracias al paquete de estímulo para combatir los efectos de la pandemia. Sin la aprobación de nuestro plan de rescate económico, este crecimiento se ralentizará”.
 
Biden agregó. "No se puede dar un paso adelante y dos pasos atrás. Debemos preparar los recursos financieros necesarios para la reactivación económica de nuestro país. Al menos 7 millones de niños no tienen suficiente para comer todos los días. 13 millones de personas están atrasadas en el pago del alquileres.. El plan de rescate es un dispositivo absolutamente esencial para revertir la situación, hacer que los niños vuelvan a la escuela con total seguridad, ofrecer un salvavidas a las pequeñas empresas y derrotar al COVID-19”.
 
Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal de EE.UU., dijo el 4 de marzo que el mercado laboral en el país no ha mejorado y que su mejora depende de las condiciones de la pandemia. Según él, son realmente lentas la situación del mercado laboral y la contratación de nuevos trabajadores en el invierno en medio de la creciente propagación del coronavirus en el país, ha provocado el cierre de los empresas y la imposición de restricciones locales de tránsito.
 
De acuerdo con Powell, todavía no hay evidencia de una mejoría en el mercado laboral tras la recesión, por lo que de ninguna manera es posible que Estados Unidos regrese al empleo máximo este año.
 
Un año después del brote del coronavirus en EE.UU. y su impacto en la economía, el país sigue sufriendo pérdida de empleos debido a la neumonía. Según el Departamento de Trabajo de EE.UU., el número de estadounidenses que solicitaron el seguro por desempleo aumentó la semana pasada a 745,000, lo que muestra un incremento de 9.000 en solo una semana.
 
 
 
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