Dic 05, 2020 10:16 UTC
  • Silencio de organizaciones internacionales fomenta terrorismo de Estado

Pars Today - El asesinato de Mohsen Fajrizade, prominente científico nuclear y de defensa y jefe de la Organización de Investigación e Innovación del Ministerio de Defensa de Irán, ha sido condenado por muchos países.

Mohsen Fajrizade cayó mártir el pasado 27 de noviembre en un ataque terrorista en las afueras de Teherán, capital persa.

Muchas comunidades científicas y personales independientes a nivel mundial también han expresado su repudio a este crimen terrorista, sin embargo, aún no se han cumplido las demandas de una firme condena de este crimen terrorista.

Al respecto, Ali Baqeri-Kani, secretario del Consejo de Derechos Humanos del Poder Judicial iraní, envió el viernes sendas cartas al secretario general de Naciones Unidas y a la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, en las que, refiriéndose al asesinato de Fajrizade, criticó la inacción ante este acto delictivo y señaló que el silencio y la inoperancia refuerzan la idea de dar legitimidad al terrorismo y de propagar el extremismo.

Recordando las posturas claras y transparentes del jefe de la ONU ante incidentes terroristas en otros países, incluidas Austria (declaración del 3 de noviembre de 2020) y Francia (declaración del 17 de septiembre de 2020), Baqeri-Kani hizo un llamado al máximo funcionario de la ONU para que, lejos de cualquier criterio selectivo, reconozca y condene el asesinato en cuestión como una acción terrorista.

La verdad es que los países propugnadores de la lucha antiterrorista han demostrado con una conducta mañosa que aprovechan cualquier oportunidad para armar líos contra Irán recurriendo a acusaciones infundadas a fin de mostrarlo como factor del terrorismo e inseguridad en la región.

De hecho, a lo que se refiere el secretario del Consejo de Derechos Humanos del Poder Judicial iraní es a la actitud politizada, discriminatoria y de doble vara del Occidente ante el siniestro fenómeno del terrorismo que ha enfrentado a la comunidad internacional a un nuevo desafío en relación con la paz y la seguridad internacionales.

Los enemigos de la nación persa han demostrado que para lograr sus objetivos no han tenido ningún escrúpulo en cometer todo tipo de crímenes, desde la eliminación física de científicos iraníes en los sectores de la ciencia y la defensa hasta el asesinato del mayor general Qasem Soleimani, jefe de la Fuerza Quds del Cuerpo de los Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán, quien jugó un papel clave en la aniquilación del grupo terrorista EIIL (Daesh, siglas en árabe) y en la lucha contra el terrorismo respaldado por EE.UU., Israel y Arabia Saudí.

Mayid Shahriari, Mostafa Ahmadi-Roshan, Masud Ali-Mohamadi y Daryush Rezaineyad eran los científicos nucleares iraníes que fueron asesinados por elementos terroristas.

Si bien el asesinato de élites y científicos como Mohsen Fajrizade representa una gran pérdida para el pueblo iraní, el camino de estos mártires ciertamente se seguirá con mayor determinación.

Este tema también ha sido destacado en la carta de Esmail Baqaei-Hamaneh, embajador y representante permanente de Irán ante la Oficina de las Naciones Unidas en Ginebra (Suiza), dirigida el viernes al director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus.

Al destacar las sobresalientes actividades científicas del mártir Fajrizade en los campos sanitarios y de tratamientos médicos, incluyendo la producción de los primeros kits de diagnóstico del nuevo coronavirus y el manejo del proyecto de producción de vacunas anti-COVID-19, dijo que el  bárbaro asesinato de este científico se enmarca dentro de la política de máxima presión contra la nación persa, insistiendo en que el silencio y la inacción ante ese crimen no tiene justificación alguna, pues puede conducir a la normalización y repetición de semejantes crímenes en todo el mundo.

Desafortunadamente, las organizaciones internacionales han cerrado los ojos a dobles discursos ante las amenazas terroristas y han guardado silencio al respecto bajo la influencia de los lobbies estadounidenses y el sionismo global, mientras que la reacción más obvia a este acto terrorista debe ser condenarlo en los términos más enérgicos posibles. El no cumplir esta responsabilidad debe recibir una clara respuesta de las organizaciones internacionales.

C/FE/RH

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