Irán y China; la renovación de la Ruta de la Seda en el siglo XXI a través de nuevos corredores terrestres
Pars Today - En medio de los acelerados cambios globales, la cooperación entre Irán y China se ha orientado hacia una mayor profundización tras los recientes acontecimientos geopolíticos. Estos dos países, aprovechando nuevas rutas terrestres (a través de Paquistán y Afganistán), buscan fortalecer sus relaciones económicas y comerciales, así como alcanzar objetivos compartidos en el oeste de Asia.
Según informó Pars Today citando a la agencia de noticias Fars, los cambios globales y los acontecimientos geopolíticos han impulsado una mayor aproximación y una mejor comprensión de la cooperación entre Irán y China. Estos dos países, poseedores de una rica historia y civilización, han sido testigos del ejemplo más destacado de su colaboración a través de la Ruta de la Seda, con una antigüedad de más de 2000 años, y ahora necesitan redefinirlo para el próximo siglo.
Irán y China han fortalecido en los últimos años sus relaciones económicas en diversos ámbitos, entre ellos energía, infraestructura, comercio, tecnología e inversión conjunta.
Los cambios en las políticas internacionales y los acontecimientos geopolíticos, especialmente tras el choque arancelario de Trump, el unilateralismo occidental y la guerra de doce días entre Irán y el régimen sionista, han creado el ambiente propicio para la expansión de estas relaciones.
Dada la necesidad de establecer cooperaciones beneficiosas y mutuas basadas en intereses y valores compartidos, existen grandes potencialidades para redefinir las relaciones entre Irán y China.
La conexión de China con el oeste de Asia desde el este de Irán (a través de Paquistán y Afganistán), y sus impactos en las relaciones económicas y de tránsito entre Irán y China, puede funcionar como uno de los ejes más importantes de cooperación entre ambos países, orientado a fortalecer sus vínculos y facilitar los intercambios comerciales.
China, como la segunda economía más grande del mundo, busca expandir su influencia económica y política en Oriente Medio y fortalecer sus relaciones económicas con los países de la región. En este contexto, se han identificado dos rutas principales para conectar China con Oriente Medio a través de Irán: la primera, la conexión con el corredor económico China-Pakistán (CPEC); y la segunda, el uso del corredor de Wakhan en Afganistán.
El Corredor Económico China-Pakistán (CPEC), que se encuentra en desarrollo con una inversión de aproximadamente 60 mil millones de dólares, es reconocido como un proyecto clave dentro de la estrategia china "Cinturón y Ruta" (BRI). Este corredor, que comienza en los puertos de Gwadar y Karachi en Paquistán, se conecta con el oeste de China, y puede funcionar como un puente de comunicación vital para que China acceda al oeste de Asia.
Según los expertos en transporte y tránsito, el puerto de Chabahar en Irán no es un competidor natural del puerto de Gwadar en Paquistán, sino que podría actuar como un complemento efectivo al mismo, representando una opción favorable para Pekín. La conexión de las carreteras y vías férreas de Chabahar con la red CPEC no solo reduciría el tiempo y costo del transporte de mercancías, sino que también incrementaría la seguridad de la cadena de suministro de China frente a crisis geopolíticas.
Por otro lado, el corredor de Wakhan en Afganistán también ha surgido como otra ruta estratégica para conectar China con Oriente Medio. Esta ruta, gracias a su ubicación geográfica única, ofrece a China la posibilidad de acceder a los mercados de Asia Central y Oriente Medio, y recientemente ha recibido una atención creciente.
La decisión de los gobiernos de Irán y China de cooperar a través de su vecino Afganistán demuestra un enfoque estratégico y un compromiso serio por parte de ambos países.
Estas dos rutas, además de reducir la dependencia del estrecho de Malaca ,bajo influencia estadounidense, brindan a China la posibilidad de acceder, a través de Irán, Afganistán y Paquistán, a los países de Oriente Medio e incluso Europa.
Dado que alrededor del 90 % del comercio marítimo chino se realiza por el estrecho de Malaca, estas conexiones terrestres podrían funcionar como una estrategia clave para reducir los riesgos derivados de las tensiones internacionales y aumentar la seguridad económica de China.
Además, proyectos relacionados o subordinados a este corredor como el ferrocarril Khaf-Herat, el oleoducto Irán-Pakistán-India, el suministro de energía a las plantas eléctricas chinas en los puertos de Gwadar y Karachi, la construcción de una central nuclear en Chabahar, la explotación de las ricas minas de Afganistán, entre otros, pueden contribuir a mejorar las relaciones políticas, económicas y de seguridad entre China e Irán, a través de Pakistán y Afganistán.
En el competitivo mundo actual, ambos países, con una perspectiva estratégica, pueden beneficiarse mutuamente de esta oportunidad histórica y recrear el orden regional con una asociación de beneficio mutuo, como la Ruta de la Seda de 2000 años de antigüedad.