El martirio de Shirin: La huida de una madre de Evin
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Pars Today - Shirin Esmaeili, madre y empleada penitenciara de Evin, murió en el ataque del régimen sionista a esta prisión. Su esposo, con voz entrecortada por la amargura, recuerda el espíritu alegre e incansable de Shirin, así como los dolorosos momentos del hallazgo del cuerpo de su esposa.
(last modified 2025-09-04T11:14:16+00:00 )
Sep 04, 2025 11:03 UTC
  • Shirin Esmaeili, una de las mártires del ataque del régimen sionista a la prisión de Evin, en Irán.
    Shirin Esmaeili, una de las mártires del ataque del régimen sionista a la prisión de Evin, en Irán.

Pars Today - Shirin Esmaeili, madre y empleada penitenciara de Evin, murió en el ataque del régimen sionista a esta prisión. Su esposo, con voz entrecortada por la amargura, recuerda el espíritu alegre e incansable de Shirin, así como los dolorosos momentos del hallazgo del cuerpo de su esposa.

Se llamaba Shirin (dulce, en persa) y me alegró la vida. Siempre estaba alegre, enérgica y jovial. Su madre trabajaba en la Organización de Prisiones y ella siguió sus pasos. Estuvo años trabajando en la prisión de Qarchak y luego la trasladaron a Evin debido a la distancia. Desde que llegó a Evin, su estado de ánimo cambió. Volvía a casa triste y lloraba. Dijo una vez: “Acabo de darme cuenta de quién es realmente nuestro líder, el ayatolá Jamenei. Cuando veo a algunos de sus oponentes encarcelados en el pabellón de presos políticos, comprendo la injusticia que ha sufrido”. Estas son algunas de las palabras de Masud Noruzi, esposo de la mártir Shirin Esmaeili, quien murió en el ataque del régimen sionista a la prisión de Evin, en Teherán, el pasado junio.

Según Pars Today, citando al diario local Hamshahri Online, Masud Noruzi declaró: “Mi esposa trabajaba en el departamento administrativo y los servicios de apoyo de la prisión de Evin”.

El día del incidente, me dirigía a la mezquita para la oración colectiva cuando escuché una explosión proveniente de Evin. En ese momento, pensé que algo le habría sucedido a mi esposa. Corrí rápidamente a la prisión de Evin. Era una escena intensa que parecía como el Día del Juicio Final. Mi hijo y mi suegra también llegaron. No nos permitieron acercarnos al lugar del incidente. La madre de mi esposa, que trabajaba en la prisión, pudo ir al lugar de los escombros. Ella, junto con mi hijo, sacó el cuerpo de Shirin de debajo de los escombros. No pude soportar ver esa escena.

Ataque del régimen sionista a la prisión de Evin

Un espíritu alegre y bondadoso

Shirin tenía una personalidad extraordinariamente alegre y enérgica. Siempre sonriente y juguetona, no era para nada cerrada. Incluso cuando discutíamos, nos reconciliábamos rápidamente. Su forma de enojarse era hermosa, su forma de hacer las paces era hermoso, su forma de hablar era hermoso. Para mí, todo en ella era adorable. Vivimos juntos durante 27 años, y el fruto de esta vida es Erfan, un hijo de 25 años en quien teníamos muchas esperanzas para el futuro. ¡Cuánto lo apoyó Shirin! Las madres apoyan a sus hijos de una manera diferente; con todo su ser y sinceridad. Desafortunadamente, estos días mi hijo está en estado de shock, afectado por ver con sus propios ojos cómo rescataban el cuerpo de su madre de entre los escombros.

Una pintura inconclusa de la mártir Esmaeili

Años de servicio en prisión

Tres meses después de nuestro matrimonio, como su madre trabajaba en prisión, Shirin también empezó a trabajar allí. Trabajar en prisión es muy duro y requiere un carácter fuerte. Shirin sufrió mucho durante esos años. Tenía 45 años y había trabajado desde los 18. Mientras trabajaba, también obtuvo su licenciatura. A menudo decía: ‘Los presos políticos a veces nos insultan, y eso me rompe el corazón’. Mi esposa sirvió durante 27 años, y se suponía que se jubilaría en unos pocos años.

Pintura de la Mártir Esmaeili

Era dulce como su nombre, Shirin

Era el sostén de la familia, era una trabajadora incansable. Sin embargo, a pesar de todos sus compromisos, era ordenada y tenía buen gusto. Siempre les digo a mis padres: ‘Ojalá yo hubiera estado en su lugar...’. Envidio su martirio. Era dulce como su nombre, Shirin. Era una excelente cocinera, hospitalaria y atenta. La ayudaba, pero su comida era única. Le encantaban las flores y las plantas, y era pintora. Siempre contaba los días para jubilarse y poder pintar profesionalmente. Sus cuadros siguen en nuestra casa. También tiene un óleo inacabado que nunca se terminará.