Irán, guardián del Golfo Pérsico
Jul 21, 2020 10:06 UTC
ParsToday-Las bases del gran Próximo Oriente se establecieron en el Pacto del Quincey (1.945) siguiendo la doctrina de los acuerdos franco- británicos Sykes-Picot de 1.916 que favorecían la división regional del poder en zonas de influencia y sustentada en el trípode EEUU-Egipto-Arabia Saudí.
Dicha doctrina consistía en la pervivencia endémica en Egipto de gobiernos militares autocráticos pro-occidentales, lo que aseguraba la supervivencia del Estado de Israel (1.948) y proporcionaba a la Marina de EEUU de un acceso privilegiado al Canal de Suez, atajo crucial para el acceso directo a los Emiratos Árabes, Irak y Afganistán, quedando como firme bastión de los intereses geopolíticos de EEUU en la zona, máxime tras la caída del Sha de Persia en 1980.
El otro pilar del acuerdo consistía en el acceso privilegiado de EEUU al petróleo de Arabia Saudí a cambio de preservar su régimen autocrático y favorecer la difusión del wahabismo , con lo que la teocracia saudí se convirtió en una potencia regional que proporcionaba a EEUU la llave del dominio energético al tiempo que servía de muro de contención de las corrientes socialistas y panarabistas. Finalmente, tras la Guerra de los Seis Días (1.967), el puzzle geoestratégico de Oriente Medio-Próximo se completó con la instauración de regímenes autocráticos y pro-occidentales en los países circundantes a Israel ( Libia, Siria, Jordania, Arabia Saudí, Irak e Irán), quedando los palestinos confinados en los guetos de Cisjordania y Gaza.
Irak y el Plan Biden
El Plan Biden-Gelb, aprobado por el Senado de EEUU en el 2007 y rechazado por Condolezza Rice, Secretaria de Estado con George W. Bush, preveía la instauración en Irak de un sistema federal con el fin de evitar el colapso en el país tras la retirada de las tropas estadounidenses y proponía separar Irak en entidades kurdas, chiíes y sunitas, bajo un gobierno federal en Bagdad encargado del cuidado de las fronteras y de la administración de los ingresos por el petróleo. Así, asistiremos a la aparición del Kurdistán Libre presidido por Masoud Barzani con capital en Kirkust y que incluiría zonas anexionadas aprovechando el vacío de poder dejado por el Ejército iraquí como Sinkar o Rabia en la provincia de Ninive, Kirkuk y Diyala así como todas las ciudades de etnia kurda de Siria (excepto Hasaka y Qamishli) ocupadas por la insurgencia kurda del BDP. El nuevo Kurdistán contará con las bendiciones de EEUU y dispondrá de autonomía financiera al poseer el 20% de las explotaciones del total del crudo iraquí con la “conditio sine qua non” de abastecer a Turquía, Israel y Europa Oriental del petróleo kurdo a través del oleoducto de Kirkust que desemboca en el puerto turco de Ceyhan . De otra parte, el Sunistán con capital en Mosul y que abarcaría las ciudades suníes de Ramadi, Faluya, Mosul, Tal Afar y Baquba ( triángulo suní), con fuertes conexiones con Arabia Saudí y Emiratos Árabes y que derivará posteriormente hacia un radical movimiento panislamista que utilizará el arma del petróleo para estrangular las economías occidentales en el horizonte del próximo quinquenio. Finalmente, como tercera pata del trípode, tendríamos al Irak chíi con capital en Bagdad que ejercerá de contrapeso al wahabismo saudí y que gravitará en la órbita de influencia de Irán, lo que convertirá a Irán en gran potencia regional en clara pugna con Arabia Saudí e Israel.
Irán, guardián del Golfo Pérsico
Irán adquirió una dimensión de potencia regional gracias a la política errática de Estados Unidos en Iraq, (fruto de la miopía política de la Administración Bush obsesionada con el Eje del Mal ) al eliminar a sus rivales ideológicos, los radicales talibanes suníes y a Sadam Husein con el subsiguiente vacío de poder en la zona. Asimismo, propuso una negociación global con el grupo de contacto para tratar todos los aspectos que le enfrentan a los países occidentales desde hace treinta años, tanto el asfixiante embargo que ha azotado a la República Islámica como los activos iraníes bloqueados en Estados Unidos, el papel regional de Irán y la cooperación a la seguridad en Iraq y Afganistán. El presidente Mahmoud Ajmadinejad estiró la cuerda hasta el límite en la seguridad que Estados Unidos no atacaría y limitaría cualquier acción individual de Israel , pues un bloqueo del estrecho de Ormuz por el que pasa un tercio del tráfico energético mundial podría agravar la recesión económica mundial y debilitar profundamente todo el sistema político internacional.
Así, en una entrevista a Brzezinski realizada por Gerald Posner en The Daily Beast (18 de septiembre de 2009) afirmó que “una colisión estadounidense-iraní tendría efectos desastrosos para Estados Unidos y China, mientras Rusia emergería como el gran triunfador, pues el previsible cierre del Estrecho de Ormuz en el Golfo Pérsico donde atraviesa el transporte de petróleo destinado al noreste asiático (China, Japón y Sur-Corea), Europa y Estados Unidos, elevaría el precio del oro negro a niveles estratosféricos y tendría severas repercusiones en la economía global, pasando a ser la UE totalmente crudodependentiente de Rusia”, lo que obligará al nuevo Presidente de EEUU a reconsiderar el papel de Irán como potencia regional y posible árbitro en la contienda siria.
Por: GERMÁN GORRAIZ LÓPEZ -Analista
Las opiniones y conclusiones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de ParsToday en español.
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