Se cumple un año del asesinato del periodista del Whashington Post, Jamal Khashoggi en el consulado saudí de Estambul.
Activistas se concentraron el miércoles frente a la embajada de Arabia Saudí en España para exigir justicia y que se esclarezca este caso.
Justicia para la ejecución extrajudicial del periodista Jamal Khashoggi. Es el mensaje unánime que han transmitido desde Amnistía Internacional (AI) y Reporteros sin Fronteras que promovió una concentración frente a la embajada de Arabia Saudí en Madrid.
El objetivo de la manifestación era reclamar justicia y pedir una investigación independiente que revele la verdad de los hechos, además de crear conciencia acerca de este tipo de persecuciones hacia la prensa y los periodistas en todo el mundo.
Según apunta Amnistía Internacional, “las autoridades saudíes y los gobiernos extranjeros siguen ocultando la verdad con excusas sobre seguridad, lucrativos lazos empresariales o negocios que incluyen la venta de armas”. Todo parece indicar que Mohamed Bin Salman, príncipe heredero de Arabia Saudí, está detrás de lo ocurrido. Nada se hace en el régimen sin su autorización.
“Este tipo de cosas demuestran el cinismo de las relaciones internacionales. Por una parte hay un discurso a favor de los derechos humanos, y por otra parte están los intereses económicos y militares. Esto hace que mucha gente se vuelva muy escéptica, por la diferencia existente entre lo que se dice y lo que se hace. Esto es un intento de que los regímenes sean consecuentes, y de que si piden democracia y derechos humanos, no comercien con quién utiliza estos negocios, para después reprimir a su población o permitir que un régimen como el saudí se perpetúe” ha declarado a La Razón, Alfonso Armada, presidente de Reporteros Sin Fronteras en España.
El miércoles se cumplió un año desde que el profesional de la información entró en el consulado saudita de Turquía para obtener unos documentos y nunca más se supo de él.
Además, los manifestantes denunciaron que existen al menos 30 presos de conciencia en Arabia Saudí por ejercer de forma pacífica su derecho a la libertad de expresión.
El régimen de Riad tiene un largo historial de violaciones de derechos humanos. Un país en el que el trabajo de activistas y periodistas se ha convertido en una labor de alto riesgo.
A la espera de justicia para Khashoggi, las autoridades saudíes y gobiernos extranjeros siguen ocultando la verdad con excusas.