¿Era Palestina una tierra vacía antes de la ocupación sionista?
(last modified Wed, 04 Jun 2025 18:07:50 GMT )
Jun 04, 2025 18:07 UTC
  • Una imagen histórica del territorio palestino
    Una imagen histórica del territorio palestino

Pars Today – Los relatos históricos siempre han desempeñado un papel crucial en la formación de la opinión pública y en la legitimación de acciones políticas. Uno de los más controvertidos es la narrativa promovida por el régimen israelí y sus partidarios, que presenta a Palestina antes de la creación de este régimen como un territorio "vacío, despoblado y subutilizado", carente de historia, cultura o población autóctona previa al sionismo. ¿Pero fue realmente así?

El mito de la «tierra vacía» es uno de los pilares propagandísticos del sionismo para justificar la ocupación de Palestina. La afirmación del Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel de que Palestina era un desierto vacío y abandonado en el año 1800 es completamente falsa y carece de fundamento.

Las investigaciones demuestran que, en esa época, Palestina era una sociedad mediterránea dinámica, activa y verde. Tierras de cultivo, una red de puertos comerciales, rutas terrestres entre las regiones del interior y ciudades históricas como Jerusalén y Belén son prueba del desarrollo y la vitalidad social y económica de esta región.

En realidad, el mito de la "tierra vacía" entra en clara contradicción con la evidencia histórica, arqueológica, cultural y demográfica. Un examen detallado de la historia de Palestina antes del establecimiento de Israel, revela que este territorio no era un desierto abandonado, sino, una sociedad vibrante, poblada y con una identidad histórica y política definida; una verdad que las narrativas oficiales de Israel ignoran deliberadamente.

La narrativa promovida por Israel y sus partidarios afirma que Palestina era un territorio vacío, desértico y despoblado antes de la llegada del sionismo. Este mito, que aún hoy se enseña en los libros de texto y se repite en los medios oficiales israelíes, sirve como base ideológica para justificar la ocupación de estas tierras y el establecimiento del Estado de Israel. Sin embargo, los datos históricos, las evidencias arqueológicas y los documentos locales e internacionales contradicen completamente esta imagen falsa.

El nombre "Palestina" entró en las fuentes históricas durante la época del antiguo Imperio Romano. Este nombre se utilizó más tarde para esta región durante la era bizantina (romana oriental).

La población nativa palestina formaba parte integral de la vasta sociedad imperial.

Con la aparición del Islam en el siglo VII, Palestina adquirió especial relevancia como territorio sagrado para los musulmanes  donde alberga la primera qibla (dirección de oración) y el tercer lugar más sagrado del Islam: la Mezquita de Al-Aqsa.

Durante los siglos posteriores, Palestina permaneció como parte indivisible del mundo árabe-islámico, incluso durante períodos como las Cruzadas, cuando el control cayó en manos cristianas por un tiempo, la tierra siguió siendo el foco de imperios religiosos y políticos.

Desde el siglo XVI hasta el final de la Primera Guerra Mundial, Palestina estuvo bajo el dominio del Imperio Otomano, un período crucial en la formación de la sociedad palestina moderna. Cuando los otomanos llegaron al territorio, encontraron una población mayoritariamente rural, musulmana y de habla árabe.

Los judíos representaban solo el 5 % de la población y existía una pequeña minoría cristiana.

A diferencia de lo que afirma la propaganda oficial de Israel, los judíos de esa época eran una minoría demográfica y muchos se oponían activamente a las ideas migratorias sionistas.

Culturalmente, el pueblo palestino poseía una identidad bien definida: contaba con su propio dialecto árabe, mantenía tradiciones y costumbres locales arraigadas y era reconocido en mapas mundiales y documentos oficiales como habitantes del territorio llamado "Palestina".

Antes de la llegada del movimiento sionista, ya se extendían entre la élite palestina un fuerte sentido de pertenencia a la tierra, expresiones de nacionalismo y esfuerzos concretos hacia la independencia.

El nacionalismo árabe, que se desarrollaba simultáneamente en otras partes de Oriente Medio, también influyó en Palestina. Estas ideas, transmitidas en parte por misioneros estadounidenses que habían llegado a la región para promover el cristianismo, pronto fueron adoptadas y reforzadas por intelectuales árabes como una corriente de pensamiento independiente.

Los grupos nacionalistas musulmanes y cristianos surgieron rápidamente en Palestina, exigiendo primero autonomía y luego independencia del Imperio Otomano. Incluso algunos judíos nativos participaron en estos movimientos.

En vísperas del colapso otomano , Palestina avanzaba hacia su configuración como un Estado moderno. Periódicos como “Palestina”  reflejaban esta nueva identidad nacional.

Pero con el fin de la Primera Guerra Mundial, el inicio del Mandato Británico sobre Palestina y la migración forzada de judíos desde Europa y otras regiones, el equilibrio histórico de este territorio sufrió una profunda transformación.

Gran Bretaña en sus acuerdos políticos, nunca definió claramente a quién pertenecía Palestina: ¿A los habitantes árabes nativos? ¿O a los inmigrantes judíos?

Esta ambigüedad permitió la ocupación gradual de tierras palestinas por parte de los sionistas. Además, la nueva estructura de fronteras ayudó a los sionistas a presentar "Eretz Israel" (la Tierra de Israel) como un territorio legítimo para el pueblo judío.

Mientras el mito de "Palestina era una tierra vacía" sigue siendo uno de los pilares fundamentales para legitimar a Israel, los documentos históricos, las evidencias culturales y los datos demográficos demuestran que Palestina nunca estuvo deshabitada. Por el contrario, este territorio fue siempre una parte activa del mundo árabe, en pleno proceso de modernización y camino hacia su independencia nacional.

Ilan Pappé, autor del libro  "Diez conceptos erróneos populares sobre Israel" demuestra en una investigación rigurosa e imparcial cómo el sionismo, a través de una narrativa falsificada, ha intentado borrar la identidad histórica de Palestina y su pueblo.

En realidad, Palestina antes del sionismo no solo no estaba vacía, sino que era un territorio vivo, fértil, poblado y con una identidad histórica consolidada. Su proceso natural hacia la independencia y el desarrollo fue bruscamente interrumpido por el proyecto sionista, lo que se convirtió en una catástrofe histórica para el pueblo que había habitado esa tierra durante siglos.