Tras bambalinas de los ataques israelíes a Siria: El siniestro proyecto del "Corredor de David" para dominar los recursos energéticos de Medio Oriente

Pars Today - El "Corredor de David" representa el más reciente escenario geopolítico que el régimen sionista, con apoyo estadounidense, está implementando en Asia Occidental. Este proyecto va más allá de una simple ruta geográfica: se trata de un ambicioso plan para alterar fronteras regionales, controlar los recursos estratégicos (hídricos y petroleros) y dividir a Siria e Irak.

Según Pars Today citando un informe especial de la agencia Fars, mientras Asia Occidental enfrenta una nueva ola de transformaciones geopolíticas incluidos los recientes ataques del régimen sionista a Siria, hay cada vez más pruebas de que el régimen sionista está implementando un plan llamado "Corredor de David", en coordinación con Estados Unidos.  Este plan se considera parte de un plan más amplio para redefinir las fronteras de la región, influir en los recursos energéticos e hídricos y debilitar el eje de resistencia.

El líder separatista de los drusos de Siria pide la creación de un corredor para conectar Suwayda con las fuerzas democráticas sirias lideradas por Mazloum Abdi en el noreste del país árabe.

El "Corredor de David" es un proyecto bajo la sombra del régimen de Tel Aviv, diseñado para conectar puntos centrales que están alineados con este régimen sionista para otorgarle acceso no solo a uno, sino a dos de sus principales enemigos, es decir Irán y Turquía.

Tras la caída del gobierno de Bashar al-Asad en Siria, Israel ha ocupado dos puntos restantes (Quneitra y Suwayda). Este corredor comenzaría en Quneitra, atravesaría Suwayda y llegaría a la región de Al-Jazira en Deir ez-Zor.

Desde Hasaka podría llegar a la frontera con Turquía en Ain al-Arab, o cruzar por Irak bajo control kurdo, y a través de Erbil-Sulaymaniyah también tendría acceso a la frontera con Irán.

Según  los informes y análisis publicados, el "Corredor de David" es una ruta que comienza en el sur de Siria, atraviesa las provincias de Suwayda y Quneitra, y al pasar por las áreas bajo control de las fuerzas kurdas aliadas de Estados Unidos en el noreste de Siria, llega a la región del Kurdistán iraquí y a las fronteras con Irán y Turquía.

Este corredor no solo brinda a Israel la posibilidad de acceder directamente al río Éufrates y a los ricos recursos hídricos y petroleros de la región, sino que también facilita una conexión estratégica con los grupos kurdos y drusos separatistas.

Los analistas opinan que la implementación de este plan no solo tiene un  aspecto geopolítico, sino que también lleva un mensaje ideológico consigo. Algunas fuentes en hebreo han afirmado que, desde una perspectiva talmúdica, est ruta  representa la realización de una promesa histórica: el acceso desde las fronteras de Palestina ocupada hasta el río Éufrates.

Por otro lado, Estados Unidos también desempeña un papel complementario en este rompecabezas geopolítico al mantener sus fuerzas en la zona de Al-Tanf y brindar un apoyo completo a las llamadas Fuerzas Democráticas de Siria (FDS) en el norte. Esta presencia militar en el triángulo fronterizo de Irak-Siria-Jordania constituye, de hecho, el eslabón vital de conexión de este corredor.

Periodistas árabes, entre ellos Mohamed Khoub en el diario jordano Al-Rai, revelaron hace algunos días que el objetivo de este plan es dividir Siria en tres partes: un estado druso en el sur, un estado kurdo en el norte, y un gobierno central débil que permanecería en Damasco.

De acuerdo con Khoub, Washington y Tel Aviv están decididos a trazar desde estas transformaciones un nuevo camino político y económico para dominar la región.

Turquía también sigue con preocupación los movimientos de Israel cerca de sus fronteras, ya que este escenario pone en peligro la influencia de Ankara en el norte de Siria, y el apoyo del régimen de Tel Aviv a los kurdos es considerado una amenaza directa para la integridad territorial de Turquía.

Con todo, el "Corredor de David" no es solo un plan de infiltración geográfica, sino parte de un proyecto más amplio para rediseñar el poder y la soberanía en la región. Estados Unidos y el régimen sionista sueñan con un nuevo Medio Oriente, pero el despertar de la región podría convertir ese sueño en una pesadilla para sus diseñadores.