Respuesta a una pregunta | ¿Por qué las bombas antibúnker de EE.UU. no afectan a la resistencia de Yemen?
(last modified Wed, 07 May 2025 03:03:51 GMT )
May 07, 2025 03:03 UTC
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Pars Today – Desde el 15 de marzo de 2025, Estados Unidos ha iniciado intensos bombardeos aéreos contra Yemen, lo que representa la operación militar más importante de Washington en Asia Occidental desde el regreso al poder de Donald Trump.

Trump emitió la orden final el 15 de marzo, autorizando el inicio de estos ataques planeados con anterioridad semanas antes. Hasta ahora, cientos de ataques aéreos han impactado diversas zonas de Yemen.

En estas operaciones, los estadounidenses han utilizado aviones de combate desplegados en los portaaviones Harry S. Truman y Carl Vinson, así como, bombarderos estratégicos B-2.

El Departamento de Defensa de Estados Unidos ha desplegado recientemente varios de sus bombarderos estratégicos, incluido el bombardero B-2, en la base de la isla Diego García en el océano Índico, para ser utilizados en los ataques contra Yemen.

Anteriormente, durante la presidencia de Joe Biden, Estados Unidos ya había empleado bombarderos B-2 contra Yemen.

El fracaso de EE.UU.

Sin embargo, los ataques aéreos estadounidenses no impidieron que la Resistencia yemení continuara sus operaciones contra el régimen sionista.

Según fuentes estadounidenses, a finales de abril de 2025 se habrán realizado más de 700 ataques aéreos contra Yemen. Sin embargo, estos ataques no sólo no lograron interrumpir las operaciones de misiles contra Israel, sino que incluso causaron pérdidas al Grupo de Ataque del Portaaviones Harry Truman. Este último perdió dos cazas F/A-18 Super Hornet tras ataques llevados a cabo por el ejército yemení. Debido a los temores sobre la capacidad antibuque del ejército yemení, el portaaviones y su grupo fueron trasladados a más de 1.000 kilómetros de la costa yemení.

Un punto destacable de estos ataques es que Estados Unidos desplegó su principal fuerza aérea contra Yemen, utilizando bombarderos B-2 y bombas GBU-57 MOP (las bombas antibúnkeres más potentes del ejército estadounidense). Sin embargo, este enfoque no dio frutos. De la misma manera, en el mar, no lograron impedir que las fuerzas yemeníes interceptaran sus barcos. Actualmente, este portaaviones se mantiene desplegado a 1.000 kilómetros de las costas yemeníes, por temor al arsenal antibuque de las fuerzas armadas de Yemen.

La ineficiencia del GBU-57

La bomba GBU-57 MOP es un artefacto de 40,000 libras (14 toneladas), de las cuales solo 5,000 libras (aproximadamente 2.5 toneladas) corresponden al explosivo de alto poder, es decir, a su ojiva.

Los bombarderos B-2 Spirit y B-52H, solo pueden transportar dos bombas GBU-57 cada uno.

Esta bomba puede penetrar hasta 61 metros de hormigón armado (5,000 PSI) u 8 metros de hormigón de ultra alta resistencia (10,000 PSI), lo cual es extraordinariamente notable.

Además, puede penetrar 40 metros de roca con dureza media. El método de lanzamiento consiste en liberar la bomba desde gran altitud mientras el avión realiza un picado, lo que le proporciona la aceleración necesaria para lograr una penetración profunda en estructuras de hormigón armado.

Según afirma el Pentágono, esta bomba ha sido diseñada específicamente para destruir objetivos altamente fortificados y enterrados a gran profundidad, siendo capaz de destruir refugios de hormigón e instalaciones militares ubicadas en túneles profundos.

La bomba cuenta con un sistema de espoleta retardada, lo que permite que su ojiva detone después de haber penetrado completamente en el objetivo.

La bomba MOP es el arma convencional más peligrosa utilizada contra instalaciones subterráneas y protegidas. Esta bomba tiene grandes dimensiones y una gran sección transversal de radar (la bomba tiene 6,2 metros de largo y 70 centímetros de diámetro).

Sin embargo, el uso de esta bomba contra los objetivos subterráneos yemeníes no tuvo éxito, ya que rápidamente lograron reconstruir las entradas y salidas de los túneles alcanzados.

La razón probable de este fracaso radica en las características especiales de los túneles excavados por Yemen en los últimos años, diseñados específicamente para albergar y proteger su equipo militar.

El Wall Street Journal informó que los bombarderos furtivos B-2 estadounidenses no lograron destruir una ciudad de misiles subterránea de Ansaralá en Yemen, a pesar de utilizar bombas antibúnkeres.

El periódico estadounidense, citando imágenes satelitales, agregó que la construcción de nuevas entradas al sitio afectado, demostró el fracaso del ataque para neutralizar la instalación subterránea.

Una fuente militar yemení de alto rango, refiriéndose a los ataques estadounidenses con bombarderos B-2, dijo a Al Mayadeen: "El uso de bombarderos B-2 en el ataque a Yemen refleja el temor de Estados Unidos a que sus aviones de combate sean derribados sobre Yemen y el temor a una defensa aérea sorpresiva de ese país", subrayó que: "El reciente ataque no tuvo como objetivo un almacén de armas y no ha afectado en absoluto a la capacidad armamentística de Yemen, ni en cantidad ni en calidad."

Estos bombardeos se producen después de los devastadores golpes que las fuerzas yemeníes infligieron al enemigo estadounidense en el Mar Rojo, donde buques comerciales fueron alcanzados por misiles y drones yemeníes.

Recapitulación

La resistencia yemení, especialmente el movimiento Ansarolá, ha podido resistir las agresiones y los ataques militares de Estados Unidos y sus aliados, apoyándose en la fuerte voluntad y la firme fe del pueblo yemení.

El uso de bombas antibúnkeres y otras armas avanzadas por parte de Estados Unidos, no ha logrado debilitar el espíritu de resistencia y perseverancia del pueblo yemení. Esta cuestión indica el fracaso de las estrategias militares estadounidenses en la región y la superioridad de las estrategias de defensa y seguridad basadas en la resistencia.

De hecho, los estadounidenses utilizaron la última táctica que tenían contra los yemeníes, utilizando bombarderos B-2 y bombas antibúnkeres BU-57, sobre los que habían lanzado mucha propaganda, pero no lograron el resultado deseado.

Los estadounidenses han ignorado un factor clave en el escenario militar de Yemen: la profesionalidad de los militares y combatientes del movimiento Ansarolá, así como su experiencia adquirida durante la larga guerra contra la coalición saudí. Bajo la distorsionada narrativa de los medios occidentales, han mantenido la errónea percepción de enfrentarse a un pueblo "primitivo", carente de habilidades y estructuras militares profesionales.

Los resultados de las operaciones militares estadounidenses en Yemen -incluyendo el derribo de 27 drones MQ-9 Reaper por parte de la resistencia yemení, que ha impuesto a Washington pérdidas superiores a 800 millones de dólares, demuestran que, los combatientes yemeníes poseen no solo valor y audacia excepcionales, sino también conocimientos tácticos, habilidades militares y equipamiento especializado. Esto les ha permitido infligir golpes contundentes tanto al enemigo estadounidense como a sus aliados sionistas.