¿El boicot a los productos israelíes es un paso efectivo para apoyar a Palestina?
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El primer ministro de Irlanda exige la prohibición de la entrada de productos israelíes en su país
Pars Today – En respuesta a los continuos ataques y acciones "antihumanitarias" del "régimen sionista" en Gaza, el gobierno de Irlanda ha decidido prohibir la importación de bienes producidos en "asentamientos ilegales judíos" en los "territorios palestinos ocupados".
El Parlamento de Irlanda aprobó el martes la prohibición definitiva de productos fabricados en los asentamientos judíos ubicados en territorios ocupados. De esta manera, la importación de bienes producidos en estos asentamientos quedará prohibida y su compra será considerada un delito penal.
Esta medida de Irlanda tiene lugar en un momento en que «Micheál Martin», primer ministro de este país, había pedido durante la reciente reunión del Consejo Europeo (el 26 de junio) sancionar a los colonos y a dos ministros extremistas del régimen sionista, «Itamar Ben Gvir» y «Bezalel Smotrich». Asimismo, el primer ministro irlandés expresó su preocupación por la grave situación humanitaria en la Franja de Gaza, indicando que: «La Unión Europea debe adoptar medidas más firmes, incluida la suspensión del acuerdo de cooperación con el régimen sionista, con el fin de cumplir con los estándares internacionales de derechos humanos».
La reciente decisión del gobierno de Irlanda de prohibir la importación de productos fabricados en los asentamientos judíos de Cisjordania es un indicio de un cambio significativo en la actitud de algunos países europeos frente a las acciones y políticas del régimen sionista en los territorios palestinos ocupados. En realidad, la continuación de la guerra en Gaza, la intensificación de los ataques del régimen sionista, así como, la aplicación de políticas tales como, la prevención de la entrada de alimentos y medicinas a Gaza, el blanco de mujeres y niños palestinos residentes en Gaza, y la quema deliberada de tiendas de campaña de los desplazados, ha hecho que incluso algunos países que anteriormente apoyaban a Israel cambien su posición al comprender la gravedad de los crímenes cometidos por los sionistas, uniéndose ahora a la fila de los críticos de este régimen.
Aunque previamente el movimiento BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones) había logrado obtener un amplio apoyo en Europa, Estados Unidos y otras partes del mundo, y había conseguido que muchas empresas e instituciones dejaran de colaborar con los asentamientos ilegales, tras la reciente guerra en Gaza y la evidencia de los crímenes cometidos por el régimen sionista, en la actualidad el alcance de la adhesión al movimiento ha aumentado considerablemente.
El movimiento BDS surgió a mediados de la década de 2000 con el objetivo de ejercer presión sobre Israel para que pusiera fin a la ocupación, detuviera la construcción de asentamientos, respetara los derechos de los palestinos y permitiera el retorno de los refugiados. Este movimiento se desarrolló en muchos países del mundo, incluidos varios países europeos, donde sus miembros intentaron obligar a Israel a cambiar sus políticas a través de boicots económicos, políticos y culturales. En este marco, diversos países europeos emitieron directrices en las que declararon que los productos israelíes deberían llevar un etiquetado aparte, para que los consumidores puedan distinguir entre los productos fabricados en Israel y aquellos producidos en las zonas ocupadas.
Este movimiento logró obtener un apoyo significativo entre ciertos sectores de la opinión pública en Europa, Estados Unidos y otras regiones del mundo, llevando a diversas empresas e instituciones a abstenerse de invertir o colaborar con los asentamientos ilegales. Así mismo, durante el último año, a raíz de la guerra en Gaza y la difusión de los crímenes cometidos por Israel, el círculo de adhesión al movimiento se ha ampliado considerablemente, atrayendo a muchas personas de distintas partes del mundo que se han unido a él.
Pero ahora, la indiferencia de Israel por las demandas de la opinión pública mundial para que ponga fin a sus crímenes en Gaza ha hecho que el embargo económico a Israel adopte un tono más serio entre algunos países europeos.
En este sentido, en los últimos meses, varios países miembros de la Unión Europea, entre ellos Irlanda, España, Bélgica y Eslovenia, han exigido la suspensión inmediata o una revisión urgente del acuerdo de cooperación entre la Unión Europea e Israel, algo que ha generado gran preocupación entre las autoridades israelíes.
Ahora también, en respuesta al paso unilateral de Irlanda al sancionar los productos fabricados en los asentamientos sionistas, «Yossi Dagan», jefe del Consejo Regional de los asentamientos sionistas en Cisjordania, ha enviado una carta a varios altos funcionarios del gobierno y al Congreso de Estados Unidos, en la que acusa a Irlanda de «antisemitismo» y escribe que: «Esta decisión es la primera ley antisemita contra Israel desde el Holocausto». Ha solicitado a las autoridades estadounidenses que, en caso de que esta ley sea aprobada por el parlamento irlandés, impongan aranceles elevados contra Irlanda.
A lo largo de los años, el régimen sionista ha intentado constantemente utilizar la etiqueta de "antisemitismo" para obligar a diferentes países a que respalden sus políticas. Sin embargo, dada la magnitud de los crímenes que este régimen comete contra el pueblo palestino, tales acusaciones ya no son aceptables para la opinión pública mundial y han perdido su efectividad.
La aplicación de políticas de boicot a los productos israelíes dificultará considerablemente las condiciones económicas para los habitantes de los territorios ocupados y causará un daño significativo a los productores y empresas que operan en estas áreas. Al mismo tiempo, las consecuencias sociales y políticas de esta prohibición son también muy importantes. Desde la perspectiva de los palestinos y los defensores de los derechos humanos, este tipo de acciones representan un símbolo del apoyo internacional a los derechos del pueblo palestino y su rechazo a la ocupación, contribuyendo así al aumento de la conciencia global sobre la crisis palestina.
En este sentido, parece que la decisión de Irlanda y otros países similares forma parte de un cambio más amplio en la política mundial respecto al problema palestino, un movimiento que podría ejercer una presión mayor sobre Israel para que se comprometa con soluciones más justas y basadas en el derecho internacional. Sin embargo, este camino requiere de una voluntad y determinación globales amplias, especialmente frente a la influencia política y económica del régimen sionista.