Ayer apoyaba a Saddam, hoy a Netanyahu: ¿Se está convirtiendo Alemania en el país más odiado de Europa?
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Pars Today - Las actitudes políticas del gobierno alemán hacia Irán han demostrado una vez más que este país no solo se posiciona junto a los enemigos del pueblo iraní, sino que se ha convertido en uno de los altavoces oficiales del régimen sionista en Europa.
(last modified 2025-07-30T01:47:17+00:00 )
Jul 30, 2025 01:38 UTC
  • Ayer apoyaba a Saddam, hoy a Netanyahu: ¿Se está convirtiendo Alemania en el país más odiado de Europa?

Pars Today - Las actitudes políticas del gobierno alemán hacia Irán han demostrado una vez más que este país no solo se posiciona junto a los enemigos del pueblo iraní, sino que se ha convertido en uno de los altavoces oficiales del régimen sionista en Europa.

En días en que Medio Oriente arde nuevamente por las agresiones israelíes contra Irán, Alemania, con una insolencia sin límites, no solo defiende estas acciones, sino que se ha convertido en cómplice directo de la perpetuación de tensiones, terror y violencia en la región.

Según reporta Pars Today, las declaraciones de Alexander Dobrindt, ministro del Interior alemán, son un claro ejemplo de esta complicidad criminal. Durante su visita oficial a los territorios ocupados, al inspeccionar los escombros del distrito de Bait Yam en Tel Aviv, calificó los ataques con misiles de Irán contra blancos militares israelíes como "un acto terrorista", afirmando que Irán "ha declarado la guerra contra Israel". 

El funcionario germano enfatizó que: "Israel cuenta con el pleno apoyo de Estados Unidos y Alemania en su camino de autodefensa".  

Estas posiciones no sólo indican la decadencia moral del gobierno alemán, sino que también revelan la completa dependencia de Berlín de la voluntad de Tel Aviv. 

Posturas que incluso numerosos analistas políticos en Europa han calificado como "peligrosas, generadoras de tensión y perjudiciales para las relaciones de Alemania con el mundo islámico". 

El ministro del Interior alemán habló de la "convergencia de las democracias occidentales" contra Irán, Rusia y China; una expresión que evoca precisamente las alianzas belicistas del siglo XX, con la misma esencia colonial pero ahora bajo el pretexto de la seguridad israelí. 

El canciller alemán Friedrich Merz también defendió oficialmente los ataques del régimen sionista contra Irán, calificándolos de "innecesarios para la crítica". 

De manera falsa, se refirió a Irán como un "régimen terrorista" y, con un tono amenazante, habló sobre "el trabajo sucio de Israel para todos nosotros ". Esto constituye una confesión explícita de complicidad en crímenes, donde los intereses políticos occidentales prevalecen sobre la sangre del pueblo iraní. 

Por otro lado, el papel histórico de Alemania en el equipamiento de regímenes agresores especialmente en la década de 1980 resulta inolvidable. 

Berlín se alineó con Saddam Hussein y, a través de empresas alemanas, suministró armas químicas letales a Irak; armamento que en Sardasht, Halabja y Faw, provocó la muerte de miles de civiles. Con este oscuro precedente, Alemania repite ahora el mismo rol en la guerra contra el pueblo palestino: desde el suministro de sistemas de radar y submarinos militares a Israel, hasta el apoyo político y jurídico en la Corte Internacional de Justicia. 

¿Este país que alberga armas nucleares estadounidenses y depende completamente de Washington para su seguridad ¿qué autoridad tiene para juzgar el programa nuclear pacífico de Irán? 

Una nación incapaz de escapar de la sombra de su pasado colonial y su complicidad en genocidios, hoy vuelve a transitar el mismo camino oscuro al respaldar los bombardeos israelíes. 

En 2015, tras la catastrófica violación del acuerdo nuclear JCPOA donde Estados Unidos, después de años de negociaciones, abandonó el pacto y reestableció las sanciones. 

Por su parte, Europa, con Alemania a la cabeza, incumplió sus propios compromisos al exigir a Irán que permaneciera adherido al acuerdo de manera unilateral.  

En paralelo, Alemania intentó dar la impresión de estar compensando la salida de Estados Unidos a través de un mecanismo llamado "INSTEX".  

Sin embargo, este sistema resultó ser completamente ineficaz en la práctica, diseñado únicamente para engañar a Irán y ganar tiempo en beneficio de Occidente. 

Hoy, el gobierno alemán, con una actitud descarada y exigente, insta a Irán a "cooperar con el OIEA y evitar intensificar las tensiones". Este llamado resulta particularmente irónico, dado el historial de traiciones de Berlín hacia la nación iraní, que la historia no ha dejado de evidenciar. 

Más alarmante aún es el envío urgente de armamento alemán a Israel, realizado en menos de 48 horas tras el cese de fuego con Irán. Este acto es una prueba evidente de la implicación activa de Alemania en la promoción de un conflicto contra Irán.  

Desde el suministro de armas químicas a Saddam, pasando por su apoyo a las masacres en Gaza, hasta el respaldo logístico en los ataques contra Irán, Alemania ha demostrado repetidamente estar alineada con los enemigos de las naciones de esta región. Con semejante historial y posturas tan descaradas, resulta evidente que carece de toda legitimidad para opinar o intervenir en asuntos relacionados con Irán.