Palestina en los BRICS: un desafío al orden colonial internacional
Pars Today – Si el ingreso de Palestina al grupo BRICS, se materializa, no sería meramente un acontecimiento diplomático; sino, un punto de inflexión en el camino hacia la descolonización global.
"Middle East Monitor" recientemente en un artículo escribió que los BRICS, que inicialmente se conocían como una alianza económica entre países emergentes, se han convertido hoy en un bloque que no solo desafía las estructuras financieras globales, sino que también redefine las narrativas políticas, morales e históricas.
Según informa Pars Today, en el corazón de las transformaciones globales, Palestina es un símbolo de una lucha que aún no ha concluido. A diferencia de muchos países africanos y asiáticos que lograron liberarse del dominio colonial, Palestina sigue inmersa en la ocupación militar, el asedio económico y la eliminación epistémica.
La adhesión de esta nación a los BRICS no solo compensa una injusticia histórica, sino que anuncia la entrada a una nueva etapa de descolonización, una etapa en la que la mera resistencia da paso a la participación activa en la construcción de un nuevo orden mundial.
La Conferencia de Bandung en 1955 fue el primer esfuerzo de los países recién independizados para construir un mundo independiente de los dos polos de poder. Anunciaron que ya no querían ser peones en la Guerra Fría, sino que querían desempeñar un papel en el diseño del futuro global. Hoy, los BRICS son el heredero espiritual de esos mismos ideales, pero con herramientas mucho más efectivas:
Un banco de desarrollo independiente de las instituciones occidentales.
Mecanismos para reducir la dependencia del dólar.
Cooperación tecnológica y de infraestructura entre los países del Sur. Y, lo más importante, un bloque político que representa a más del 40 % de la población mundial.
En este contexto, Palestina ya no es un problema que debe gestionarse, sino un socio que desempeña un papel en el diseño del futuro. Este cambio es transformador no solo a nivel político, sino también a nivel narrativo. La Palestina que en los medios occidentales a menudo se presenta como una fuente de inestabilidad, en los BRICS es vista como un símbolo de dignidad, agencia y resistencia.
Más allá de los gestos simbólicos; la diferencia entre la empatía y la alianza
En los últimos años, algunos países europeos han reconocido a Palestina con gestos simbólicos. Pero este reconocimiento a menudo no ha tenido consecuencias prácticas. Los países que al mismo tiempo comercian armas con Israel, compran software de vigilancia y lo apoyan diplomáticamente en foros internacionales, no pueden pretender una solidaridad real con Palestina.
En contraste, los BRICS ofrecen algo más: apoyo estructural. Desde inversiones hasta un banco de desarrollo y solidaridad política. Esta es la diferencia entre las palabras bonitas y la acción real. La membresía de Palestina en los BRICS muestra una divergencia estratégica de la hipocresía europea; Palestina ya no busca un reconocimiento simbólico, sino que exige una participación real en la configuración de la economía política mundial.
La presencia de Palestina en los BRICS otorga una nueva legitimidad moral a esta tierra. Durante años, Occidente ha visto a los BRICS simplemente como un club económico. Pero con la adhesión de Palestina, los BRICS también serán reconocidos como un movimiento centrado en la justicia y anti-colonial. Esto significa que la multipolaridad no es solo la distribución del poder, sino también la redistribución de la dignidad humana.
En el corazón de esta transformación, se revelan las consecuencias de una multipolaridad auténtica: un mundo donde el desarrollo no es rehén de préstamos condicionados, el comercio no significa dependencia y la soberanía no es destrozada por las sanciones.
Palestina, que durante años estuvo sola y silenciada en las negociaciones globales, ahora se encuentra junto a países como China, India, Brasil, Irán y Sudáfrica. Esto significa que ya no puede ser ignorada. Israel y sus aliados se verán obligados a enfrentarse a una Palestina que tiene un respaldo global. Este cambio transformará los cálculos diplomáticos.