El presidente del Gobierno ofracerá al líder del PP «acuerdos en políticas de Estado» en su primera cita

El Gobierno está empleando una dialéctica muy dura con el nuevo presidente del PP, especialmente a cuenta de las palabras de Pablo Casado sobre la inmigración irregular. Pero eso no quita para que se le quiera dispensar el trato que le corresponde como líder del partido más votado y actual líder de la oposición. El Gobierno ha confirmado este martes que los equipos estaban cerrando agendas. Finalmente, Sánchez y Casado se reunirán el próximo jueves día 2 de agosto a las 17.00 horas.

De hecho el presidente del Gobierno no ha convocado a Albert Rivera a La Moncloa (sí se reunió en secreto con Pablo Iglesias) porque quería esperar a que hubiera líder en el PP, al que tiene especial afán en darle los galones, que por otra parte le corresponden, de jefe de la oposición frente al líder de Cs, que aspira a ocupar ese espacio político de alternativa al Gobierno.

El presidente del Gobierno estaba buscando un hueco y tiene espacio libre esta semana. Sus dos únicos actos en agenda son la reunión que ha mantenido este martes con el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, y la reunión del Consejo de ministros el próximo viernes, tras el que está previsto que comparezca en rueda de prensa.

Según la vicepresidenta Calvo, Sánchez le va a ofrecer al principal partido oposición poder establecer acuerdos en «las políticas de Estado», sin especificar más que una genérica apuesta por la "cultura de la colaboración". En el pasado los espacios de acuerdo más evidentes han tenido que ver con la política antiterrorista. El acuerdo alcanzado el pasado año para la aplicación del 155 en cataluña se encuentra ahora fuera del debate una vez que el nuevo presidente del Gobierno se encuentra inmerso en su política de distensión con la Generalitat de Cataluña.

"Cuarenta años después de convertirnos en una democracia todos nos merecemos, incluidos los responsables políticos, que haya cosas que formen parte de la protección y de la altura de miras", ha dicho Calvo, que considera que "la democracia necesita que no estén en danza constante de la discrepancia política".

Una estrategia que se somete a una prueba de fuego importante en la primera reunión de la comisión bilateral entre Estado y Generalitat de Cataluña que se celebra en Barcelona por primera vez desde 2011. Desde el Gobierno no se esperan grandes acuerdos en esta primera reunión, pero la vicepresidenta del Gobierno ya ha valorado como un paso adelante "que nos sentemos en un mismo sitio y hablemos". Calvo ha dicho que se vuelve "a una situación de la que nunca deberíamos haber salido", y que "se tiene que valorar" que se revise que "un hecho normal que se había convertido en anormal".

Mientras la Generalitat de Cataluña insiste en hablar de la situación de los presos y del referéndum, la gran aspiración del Gobierno es que Cataluña vuelva a los órganos de cooperación multilaterales. La vicepresidenta ha celebrado que Cataluña haya estado hoy representada en la reunión de la conferencia sectorial de igualdad. Ha estado representada por la secretaria general de presidencia, pero Calvo ha explicado que la consejera Elsa Artadi la llamó personalmente para excusar su presencia porque tenía reunión del Govern. Pero esa aspiración del Gobierno está muy lejos de cmplirse, ya que Cataluña insiste en mantener una relación bilateral. Hoy, sin ir más lejos, el ejecutivo catalán ha vuelto a ausentarse de la reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera.