Dic 29, 2020 19:21 UTC
  • Abusos de DDHH en Arabia Saudí y el enfoque contradictorio de EEUU

ParsToday - Numerosos casos de abusos de los derechos humanos en Arabia Saudí, el último de los cuales es la condena de la activista de los derechos de la mujer, Ljain al-Hathloul, a seis años de prisión, han provocado reacciones negativas en EE.UU.

El senador estadounidense Chris Murphy, criticando el silencio de los legisladores republicanos sobre la violación de los derechos humanos en el país árabe, tuiteó el martes que Arabia Saudí hubiera podido haber puesto fin a la persecución política y tortura de Ljain al-Hathloul para mostrar su buena voluntad al Gobierno de Joe Biden, que pronto iniciará su labor, pero en cambio la condenó a 6 años de cárcel por reclamar que las mujeres tengan derecho a conducir.

A su vez, el senador republicano Jim Risch, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, dijo que "se sintió decepcionado de que un tribunal de terrorismo de Arabia Saudí condenara a la activista de DDHH a cinco años y ocho meses de prisión".

El régimen saudí tiene un historial muy negativo de arrestar, encarcelar y eliminar a sus críticos y disidentes y activistas sociales.

Su historial de derechos humanos incluye tortura, detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas, juicios injustos y persecución de activistas de derechos humanos en Arabia Saudí.

Asimismo, la coalición saudí, que mantiene una guerra contra Yemen desde marzo de 2015, ha cometido muchos crímenes al matar a civiles yemeníes y al bombardear los establecimientos e instalaciones civiles de ese país.

Pese a la frecuente condena del régimen saudí por los abusos de los derechos humanos, Washington ha jugado un papel importante en el equipamiento de Riad y en el impulso de la guerra cruel saudí en Yemen.

Estados Unidos, como aliado principal de Arabia Saudí, ignorando la vulneración flagrante de los DDHH en ese país, sobre todo bajo mandato de Donald Trump, siempre ha buscado vender más y más cantidades de armas a los saudíes en línea de sus intereses económicos.

De hecho, Washington, como en otros casos, sigue la doble vara de medir. Estados Unidos acusa a sus opositores o rivales de abusos a los derechos humanos mientras opta por una política de silencio, indiferencia y, cuando mucho, condenas teatrales, ante sus aliados, incluida Arabia Saudí.

El régimen saudí tiene un largo historial de amplios abusos contra los DDHH, incluido el brutal asesinato del famoso periodista Jamal Khashoggi en octubre de 2018 en el consulado saudí en Estambul.

También en este caso, la Administración Trump hizo todo lo posible por encubrir los hechos y no adoptó ninguna acción seria contra el príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman, quien ordenó ese acto bárbaro.

Ahora también, un tribunal penal de la capital saudí, Riad, ha condenado a la destacada activista saudí Ljain al-Hathloul a casi seis años de prisión por cargos falsos de participar y financiar una serie de "actividades delictivas" en virtud de la Ley sobre Delitos de Terrorismo.

Pese a las afirmaciones de Mohammed bin Salman en defensa de los derechos de la mujer y algunas reformas sociales, el enfoque del régimen saudí es el de restringir, detener, torturar e incluso ejecutar a las activistas de los derechos de la mujer en la nación.

También Estados Unidos, que afirma defender la libertad y los DDHH, ha emprendido la política de silencio. Desde luego, el presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, y algunos de sus allegados han adoptado una postura diferente a la de la Administración Trump ante Riad.

Pero los antecedentes de numerosos gobiernos de EE.UU. ponen en evidencia que para Washington, los intereses estratégicos, incluido el disfrute de petrodólares saudíes, son más importantes que los derechos humanos y la democracia.

C/FE/RH

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