América Latina bajo la nueva invasión de Washington
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Mar 12, 2019 07:48 UTC

ParsToday-Desde el siglo XIX y en el marco de la doctrina Monroe, EEUU considera a América Latina como su patio trasero. La doctrina Monroe fue declarada el 2 de diciembre de 1823 por el entonces presidente estadounidense James Monroe.

 

Esta doctrina estaba en contra del colonialismo o la interferencia de las potencias europeas en los nuevos Estados independientes del continente de América. Ese mandatario norteamericano, en determinación de su política exterior, conocida como la Doctrina de Monroe, estableció: “El Gobierno de los Estados Unidos se abstiene de interferir en las guerras europeas y sus colonias e intervenir en áreas distantes de Estados Unidos, pero considera hostil cualquier acción europea o actividad colonial en el continente de América”.

 

La principal manifestación de la implementación de esta doctrina fue la Guerra de Estados Unidos contra España en 1898. Sin embargo, el presidente estadounidense Woodrow Wilson violó esta doctrina tras llevar a Estados Unidos a la Primera Guerra Mundial en 1917.

 

Durante los siglos XIX, XX y XI, en el marco de la doctrina Moroe y el consecuente saqueo de la riqueza de los países latinoamericanos, EEUU estableció su dominio sobre la región  a través de su apoyo a los gobiernos de derecha, así como la realización de varios golpes de Estado.

 

En las últimas décadas, esta doctrina se ha convertido en un pretexto para que Estados Unidos justifique su intervención de los asuntos de sus vecinos con el objetivo de ayudar a la llegada al poder de gobiernos convergentes con sus políticas. Los altos funcionarios de Estados Unidos rara vez admiten seguir esta doctrina; sin embargo, Washington tras la llegada al poder de gobiernos de izquierda en el siglo XX, como el de Fidel Castro en Cuba en 1959, el sandinista en Nicaragua en 1979, el de Hugo Chávez en 1999 en Venezuela, así como el surgimiento de estadistas independientes en Bolivia y algunos otros países, se ha esforzado mucho por confrontar a los gobiernos y los líderes de izquierda.

 

Estados Unidos se ha centrado, actualmente, en el derrocamiento del gobierno de izquierda de Venezuela de Nicolás Maduro, el presidente legítimo del país bolivariano. Según Maduro, el gobierno de Donald Trump (actual presidente estadounidense)  quiere tomar el control de Venezuela a través del belicismo. La crisis política en Venezuela ha entrado en una nueva fase desde enero de 2019.

 

El líder de la oposición venezolana, Juan Guaidó, se autoproclamó el 23 de enero presidente del país rico en petróleo de América Latina, pidiendo lealtad al ejército venezolano, una medida considerada por el gobierno y la nación venezolanos un golpe de Estado contra el presidente electo de Venezuela, Nicolás Maduro.

 

De esta manera, Estados Unidos y sus aliados se esfuerzan por derrocar al gobierno antiimperialista mediante la imposición de sanciones y el apoyo a los opositores del gobierno venezolano. Juan Guaidó, cuyas posiciones y acciones están bien coordinadas con Estados Unidos, apoya esta solicitud de Washington y exige la movilización de sus partidarios para crear caos e inseguridad en el país y así hacer caer el gobierno venezolano. Guaidó ha pedido a sus partidarios que salgan a las calles y se dediquen a realizar manifestaciones de protesta.

 

En el marco de la Doctrina Monroe, EEUU como una fuerza intervencionista en América Latina, incluida Venezuela, ha apoyado los reclamos de Guaidó y ha pedido que los países del mundo que reconozcan al golpista como presidente de Venezuela. Washington se está centrando en el uso de instrumentos económicos contra el gobierno izquierdista de Venezuela y ha incautado propiedades del país suramericano en Estados Unidos. El gobierno de Estados Unidos también impuso nuevas sanciones contra el gobierno venezolano a fin de arrodillar a la Administración de Maduro. Estados Unidos también ha boicoteado la industria petrolera de Venezuela el mes pasado. Mientras tanto, Washington alienta a los comandantes militares venezolanos a dar un golpe de Estado contra el legítimo mandatario que gobierna el país.

 

Estados Unidos está buscando un golpe de Estado en Venezuela y, en esta vía, apoya al líder de la oposición del gobierno venezolano. El líder de la oposición venezolana, quien con el claro apoyo de EEUU y sus aliados se considera “el presidente”, ha solicitado la intervención de los Estados Unidos en Venezuela. Muchos países, incluidos Irán, Rusia y China, han condenado este comportamiento de Estados Unidos y han enfatizado la necesidad de respetar la soberanía y la integridad territorial de Venezuela. EEUU, junto con sus socios en América Latina y Europa, está tratando de imponer a Guaidó en Venezuela mediante la fuerza y ​​la presión política, económica e incluso militar para materializar sus deseos y metas. De acuerdo con Vasili Nebenzia, embajador permanente de Rusia ante las Naciones Unidas, Washington está tratando de intensificar las tensiones en Venezuela e implementar el escenario de cambio de régimen esta vez en este país.

 

Mientras que EE. UU. y sus aliados occidentales luchan por derrocar el gobierno venezolano de Maduro, el asesor de Seguridad Nacional de EE. UU. John Bolton, refiriéndose a la Doctrina Monroe, considera explícitamente a América Latina como la zona privada de Washington. Según Bolton, Estados Unidos tiene el derecho de interferir en los asuntos internos de América Latina para lograr la Doctrina Monroe. Después de que Estados Unidos persiguiera secretamente un golpe de Estado en Venezuela e intentara derrocar al presidente del país, Washington, al parecer, tiene un plan similar para Nicaragua y luego para Cuba. Como siempre va en contra de las normas y regulaciones internacionales, Estados Unidos se ha dedicado a intervenir en los asuntos internos de Nicaragua y apoya abiertamente a la oposición. Washington ha exacerbado la presión política sobre el gobierno izquierdista nicaragüense del presidente Daniel Ortega, mediante la presentación de reclamos de derechos humanos contra gobiernos latinoamericanos de izquierda.

 

Bolton, que tiene un gran odio hacia Ortega, ha llamado civiles a los  agitadores en Nicaragua. Contrariamente a las alegaciones de Bolton, la verdad es que los opositores del gobierno de Ortega mataron a cuatro policías y un maestro durante las manifestaciones en julio de 2018, y algunos de ellos fueron sentenciados a largos años de prisión. Nicaragua ha sido testigo de disturbios y protestas de la oposición desde abril de 2018 para pedir a Ortega que renuncie a la presidencia.

 

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en declaraciones intervencionistas, también pidió el derrocamiento del gobierno izquierdista de Nicaragua de Ortega. El republicano mandatario dijo el 18 de febrero que se ha iniciado la cuenta atrás de Ortega y que pronto el pueblo de Nicaragua está pronto libre. Sin embargo, el enfoque general del gobierno de Trump es una hostilidad flagrante contra los gobiernos y los líderes de izquierda en América Latina, y ahora las tres naciones —venezolanas, cubanas y nicaragüenses— son blancos de las conspiraciones aparentes y secretas de Washington. Según Maduro, el presidente Trump se esfuerza arduamente por crear crisis en la región suramericana, pero cualquier acción que ha hecho hasta ahora ha terminado en fracaso. Respecto a Venezuela, el gobierno de Trump ha apoyado claramente a Guaidó y, además de imponer masivas sanciones económicas, está tratando de alentar al ejército venezolano a perpetrar un golpe de Estado contra Maduro, el presidente del país. Además, a diferencia del expresidente de Estados Unidos Barack Obama, que después de décadas reestableció las relaciones políticas y diplomáticas entre Washington y La Habana y buscaba reducir las crueles sanciones estadounidenses contra Cuba, no solo ha hecho hincapié en la necesidad de una mayor presión contra Cuba, sino que también exige una reducción en los vínculos políticos entre los dos países. El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, a referirse a las presiones de Washington ha afirmado que: La Habana no aceptará ninguna condición por parte de países extranjeros, especialmente de Estados Unidos.

 

La dura postura de los funcionarios del gobierno de Trump, como John Bolton que habla explícitamente del derecho de Washington a intervenir en América Latina, se ha enfrentado la reacción seria de Rusia.

 

Moscú cree que Estados Unidos no tiene derecho a interferir en los asuntos internos de otros países. En este sentido, el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov, además de condenar la postura intervencionista de EEUU contra Venezuela y sus amenazas,  calificó de "arrogante" e ilegal  la postura de John Bolton basada en el derecho de Washington a interferir en Venezuela. Lavrov afirmó: Esta declaración que dice poder utilizar la doctrina de Monroe para Venezuela es un insulto a todos los países latinoamericanos. Escuchamos las amenazas oficiales de Washington, que se dice que después de Venezuela, siguen Cuba y Nicaragua”, el objetivo de las amenazas es la intervención de Estados Unidos, advirtió el canciller ruso.

 

Desde el punto de vista de Moscú, el gobierno de Trump planea acabar con el gobierno de Venezuela lo antes posible para derrocar a otros gobiernos latinoamericanos, especialmente Nicaragua y Cuba, en los próximos pasos. Mientras tanto, muchos países, entre ellos Irán, Rusia y China, han condenado el comportamiento agresivo de Estados Unidos y han enfatizado la necesidad de respetar la soberanía y la integridad territorial de Venezuela. Al mismo tiempo, a pesar de la presión y la conspiración de Estados Unidos, existen pruebas que los gobiernos latinoamericanos izquierdistas, gracias a los respaldos populares, siguen resistiéndose ante los intentos de Washington de derrocarlos.