Abr 02, 2019 01:18 UTC

ParsToday – La legitimidad y el poderío del sistema de la República Islámica radican en el voto del pueblo de Irán. Este proceso en la República Islámica se manifestó desde el principio del triunfo de la misma, mediante la participación integral en un referéndum histórico.

Tras el triunfo de la Revolución en 1979, a propuesta del Imam Jomeini (que Dios lo bendiga), el referéndum sobre el gobierno de la República Islámica tuvo lugar los días 30 y 31 de marzo del mismo año en todo el país. En esa consulta popular, el 98.2% de las personas aptas para votar, dijeron “Sí” a la instauración del sistema de la República Islámica.

El primero de abril se anunció el resultado del referéndum, y ese día histórico fue denominado como el día de la República Islámica.

 

Se trata de una de las manifestaciones de la democracia que se materializó apenas pocos meses después la victoria de la revolución.

 

El honor del sistema de la República Islámica es que, desde el primer día, ha respetado el voto y la voluntad del pueblo. En la República Islámica, la opinión de la gente es de especial importancia, y el sistema político avanza siguiendo el reclamo del pueblo. Lo que desde el triunfo de la revolución ha acercado al concepto de república y al islam han sido las elecciones libres y el contar con el derecho a votar.

Antes del referéndum de marzo de 1979, el Imam Jomeini, fundador de la República Islámica, envió un mensaje donde hizo hincapié en la necesidad de la participación masiva del pueblo en la consulta popular y en que la gente es libre en escoger el sistema político que quiere.

 

El Imam Jomeini precisó: “Este referéndum va a determinar el destino de nuestra nación; llevará a ustedes a la libertad y la independencia y no como antes, a la represión y la dependencia de Irán de países extranjeros. En este referéndum, ustedes pueden elegir cualquier sistema que quieran. Pueden poner en la papeleta “república democrática”, “régimen monárquico” o cualquier otra cosa que les guste”.

 

Un experto iraní señala: “En el decreto que designaba a Mehdi Bazargan como primer ministro interino, el Imam Jomeini encargó al gobierno de transición cumplir con cuatro deberes importantes, de los cuales uno era la consulta popular para cambiar el sistema político del país. Si bien en decenas de espléndidas manifestaciones durante la revolución, los iraníes habían reclamado la instauración de una república islámica, el Imam Jomeini para eliminar cualquier duda y pretexto ordenó someter el futuro sistema político a votación popular”.

 

Al plantear la necesidad de celebrar ese referéndum, el Imam Jomeini otorgó una credibilidad inquebrantable a la República Islámica, un movimiento histórico que trajo dignidad, grandeza y verdadera independencia para la población persa.

 

El 12 de Farvardin o primero de abril, respaldándose en el principio de elección y el dominio del pueblo sobre su destino político, institucionalizó el voto popular desde el mismísimo principio. Por eso, ese referéndum llamó la atención de muchos analistas y teóricos políticos desde distintos aspectos políticos, sociales y económicos.

 

El analista árabe, Naser Qandil dice: “En cada una de sus elecciones, Irán envía un mensaje con calma y detenimiento y lo prepara todo para que el mismo se transmita y se refuerce. En la época postrevolucionaria, la nación de los persas ha sido modelo único de un sistema capaz de mantener su estabilidad, sus valores y sus fuentes del poder, al mismo tiempo que puede emplear un método suave para transmitir el poder basándose en el protagonismo de la opinión pública y sus prioridades repartiendo el poder entre distintos sectores”.

 

El referéndum sobre la República Islámica puso de manifiesto que la Revolución Islámica está fundamentada en el respeto en la autodeterminación del pueblo, lo que constituye un punto de inflexión en la historia política de esta revolución, el cual contribuyó a recuperar el espíritu de participación popular en los asuntos del gobierno, además de desarrollar el derecho a votar durante todos los años post-revolucionarios.

 

El sistema de la democracia religiosa de la República Islámica ofreció un modelo que en los últimos 40 años nunca estuvo en contradicción con la religión y sus valores y principios. Incluso en condiciones en que han surgido problemas desde fuera o en el interior, se ha mantenido el principio de la democracia en el sistema político. Pese a la propaganda venenosa y al alegato de los extranjeros de que no hay libertad en Irán, los iraníes han acudido libremente a las urnas en referendos y elecciones presidenciales, legislativas y locales incluso, bajo criticas condiciones políticas y económicas. Este proceso ha quedado institucionalizado en Irán en un momento en el que, en países, tales como, Bélgica, Australia y Austria la participación en los comicios es obligatoria. Si un ciudadano no participa, quedará privado de sus derechos ciudadanos y tendrá que pagar altos costos políticos y económicos.

 

En la Constitución de Irán se estipula que el sistema debe avanzar apoyándose en la voluntad popular.  Las elecciones a la presidencia, a la Asamblea de Expertos, al Parlamento etc., apuntan a que se está respetando la voluntad popular.

 

Al destacar la importancia de este protagonismo, el Líder Supremo de Irán el ayatolá Seyyed Ali Jamenei dice: “La popularidad del gobierno significa involucrar al pueblo en la Administración; es decir la gente juega papel en el manejo del gobierno y su establecimiento y quizás en la determinación del régimen; otro indicio de la popularidad del gobierno islámico es que el mismo está al servicio del pueblo; lo que le importa al gobernante son los intereses de todo el pueblo y no de personas o clases  sociales determinadas”.

 

Con su masiva participación en cualesquiera de las elecciones, el pueblo ha demostrado que concede importancia a su derecho de alcanzar el juicio colectivo.

 

El experto iraní de asuntos políticos Abbas Nikouyeh, indica que el referéndum del primero de abril fue la primera elección después de la revolución islámica, añadiendo que la alta participación popular en él, es indicio del enorme juicio electoral de la nación persa, lo que hizo que los contrarrevolucionarios no pudieran crear la mínima duda al respecto.

 

Indudablemente y desde el triunfo de la revolución islámica, la República Islámica ha concedido suma importancia al voto popular, al tiempo que también la Constitución considera al pueblo como los principales dueños del poder recalcando que nadie puede despojárselo.

 

Por tal razón, se debe decir que la República Islámica desde el principio y respaldándose en los parámetros de la construcción de sistema democrático, se instauró con la celebración de referéndum. También más tarde, celebrando numerosas elecciones en los pasados 40 años y la subida al poder de gobiernos con distintas tendencias y gustos, demostró que el criterio de gobierno en la República Islámica es el voto popular. A juicio de teóricos políticos, el verdadero poder de un pueblo estriba en la solidaridad nacional, lo que pone de manifiesto, cómo un pueblo de manera unida siente responsabilidad ante el destino de su país, respetando la elección de la mayoría del pueblo.

 

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