Dic 08, 2020 04:33 UTC

ParsToday-Este programa se ha elaborado con motivo del aniversario del día en que las Naciones Unidas confirmó que el régimen baasista en Irak fue el agresor en la guerra impuesta a la República Islámica de Irán.

El 18 del mes de Azar (correspondiente al 9 de diciembre) es uno de los días memorables del calendario iraní. Un día en que el pueblo persa pudo obligar a las Naciones Unidas y sus poderes influyentes a someterse a la voluntad de los iraníes. 11 años después del inicio de la guerra que impuso durante ocho años el régimen baasista de Irak a Irán y tres años después de la emisión de la Resolución 598 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que puso fin a esta guerra, se probó ante la comunidad internacional que Irán actuó en legítima defensa. Javier Pérez de Cuellar, el entonces secretario general de las Naciones Unidas, en un informe oficial dirigido al Consejo de Seguridad el 9 de diciembre de 1991, declaró que el régimen baasista de Irak había invadido el territorio de Irán el 22 de septiembre de 1980. Es una gran victoria política declarar que, en la guerra impuesta, el régimen baasista de Irak fue el iniciador y responsable de la guerra. Las dos superpotencias de entonces y sus aliados en todo el mundo, pese a saber quién había empezado la guerra, no negaron ninguna ayuda al agresor; sin embargo, recuperaron el sentido cuando las armas enviadas a Irak se usaron contra ellos, en el ataque del régimen baasista de Saddam a Kuwait, lo que significó otra guerra en la región del Golfo Pérsico. Entonces, que se confirmara que Irak invadió Irán, aunque se anunció muy tarde, es una de las victorias más importantes en la historia de la República Islámica de Irán.
 
Un día después de la invasión general de Irak a Irán, el Consejo de Seguridad de la ONU tomó su primera acción en la guerra, emitiendo una declaración el 23 de septiembre de 1980, y cinco días después, el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó su primera resolución. Este proceso continuó con la emisión de ocho resoluciones y más de quince declaraciones. La mayoría de estas resoluciones y declaraciones fueron meras recomendaciones, pero la Resolución 598 fue una excepción, porque, a la vez que puso fin a la guerra de 2870 días entre Irak e Irán, ofreció propuestas ejecutivas. Desde el comienzo de la invasión de Saddam Husein a la República Islámica de Irán, las Naciones Unidas y las potencias influyentes sobre esta organización se negaron a presentar al iniciador de la guerra. Este comportamiento de la ONU no fue por desconocimiento o ignorancia de quién era el agresor, sino por el contrario, fue en base a un total conocimiento y con intención. Las grandes e influyentes potencias de las Naciones Unidas, apoyando conscientemente al régimen de Saddam en su invasión de Irán, se negaron a calificar al régimen baasista de Saddam como un agresor.
 
La victoria de la Revolución Islámica de Irán, bajo el liderazgo del Imam Jomeini (que descanse en paz) provocó cambios profundos en la arena política de Asia Occidental y el mundo. Las preocupaciones de que la Revolución Islámica sea un modelo para las naciones oprimidas y contra la tiranía de dictadores respaldados por las dos superpotencias, de Occidente y Oriente, les obligó a estas utilizar todos sus recursos militares y civiles para equipar y alentar al régimen de Saddam a atacar Irán. Finalmente, el 22 de septiembre de 1980, Irak lanzó un ataque aéreo y terrestre masivo contra Irán con la falsa afirmación de "defensa preventiva". Durante los ocho años que la juventud iraní se enfrentó a la agresión militar, respaldada por Estados Unidos y sus aliados, el Gobierno de la República Islámica de Irán cooperó con la comunidad internacional para presentar al agresor al mundo; porque probar este hecho mostraba al mundo el verdadero rostro de la Revolución Islámica de Irán y las malas acciones de Estados Unidos y otros gobiernos occidentales, así como de Irak, de haber iniciado el ataque contra Irán, por tanto, la revelación del agresor fue una victoria política para Irán en la arena internacional.
 
En la primera semana de la guerra, el presidente de Paquistán, Zia-ul-Haq, junto con Habib Shatti, secretario general de la Organización de la Conferencia Islámica (OCI), llegaron a Teherán para intentar un alto el fuego y se reunieron con el Imam Jomeini. Irán quería que anunciaran en los medios de comunicación que Irak había iniciado una guerra para allanar el camino hacia un alto el fuego, pero se negaron. En aquel tiempo, Paquistán estaba bajo la influencia de las grandes potencias. Ni los principales gobiernos estaban dispuestos a declarar oficialmente que Saddam había impuesto la guerra a Irán, ni el Consejo de Seguridad de la ONU estaba dispuesto a adoptar una posición neutral y correcta sobre la guerra. Esto provocó que la guerra continuara durante ocho años y provocara muchas bajas y daños a ambos países. Con la invasión de Irak a Irán y la ocupación de las zonas fronterizas de Irán por las fuerzas del régimen baasista, se violaron gravemente los derechos humanos y el derecho internacional. Las fuerzas baazistas iraquíes no se abstuvieron de cometer crímenes de guerra. La matanza y el cautiverio de civiles en ciudades y pueblos ocupados, el bombardeo constante de ciudades y aldeas y el uso generalizado de armas químicas podrían ser un motivo para condenar al régimen de Saddam por invadir Irán y declarar crímenes de guerra contra el dictador de Irak. Pero los proclamadores de la defensa de derechos humanos hicieron de la vista gorda a todos los crímenes de Saddam y permitieron que el régimen de Saddam continuara invadiendo el territorio iraní.
 
La Resolución 598 tenía una diferencia con las anteriores e incluyó la identificación de un agresor en uno de sus párrafos. La República Islámica de Irán aceptó el alto el fuego en 1988 con la adopción de la Resolución 598, pero Saddam se opuso a la aceptación del alto el fuego, creyendo que Irán la había aceptado debido a la debilidad y la falta de condiciones económicas y militares, por eso, hizo unos amplios ataques al suelo persa. Pero la resistencia de la juventud iraní contra la extensión de la agresión iraquí y el hecho de que el ejército baasista se retirara de las posiciones recién ocupadas, finalmente, obligó a Saddam a adoptar la Resolución 598 y un alto el fuego un mes después. Un año y medio después del final de la guerra, el equipo negociador del régimen baasista iraquí con Irán, con la mediación de las Naciones Unidas, se negó a aceptar la invasión del territorio iraní y avanzar en el proceso de negociación. Pero la invasión de Kuwait por Saddam cambió por completo la ecuación política. Saddam se echó atrás en su postura contra Irán y, al aceptar el acuerdo 1975 de Argelia, cumplió con todas las demandas de Irán. Por otro lado, la fecha de vencimiento de Saddam para los países árabes y sus seguidores occidentales se acabó. Por lo tanto, las negociaciones de Irán con Irak, mediadas por las Naciones Unidas, procedieron rápidamente. A diferencia del pasado, las Naciones Unidas puso la implementación de las disposiciones de la Resolución 598 más seriamente en la agenda. Dos años después de que Irak invadió Kuwait, el secretario general de la ONU escribió una carta a Irán e Irak el 14 de agosto de 1991 para la implementación de los artículos 6 y 7 de la Resolución 598, instándolos a exponer sus razones para identificar al país que inició la guerra. La solicitud fue ridiculizada por el gobierno iraquí, que presentó una respuesta formal y no sustantiva al secretario general de la ONU el 26 de agosto de 1991, junto con algunos documentos. Sin embargo, el 15 de septiembre de 1991, la República Islámica de Irán presentó pruebas documentadas en forma de libro al secretario general de las Naciones Unidas, finalmente, el 9 de diciembre de 1991, el secretario general de la ONU, Javier Pérez de Cuellar, expresó su opinión de que Irak fue el iniciador de la guerra en un informe oficial de nueve párrafos al Consejo de Seguridad de la ONU.
 
Irán pudo ganar más legitimidad regional e internacional confiando en lo que se llamó la invasión de Irak contra este país y aumentó la vergüenza del apoyo a Saddam en la comunidad internacional. Por tanto, los países regionales y extrarregionales entraron en el campo de la acción política para compensar esta vergüenza con Teherán. Por otro lado, Irán demostró que, apoyándose en la participación popular, movilizando fuerzas internas y con las mínimas facilidades, pudo poner fin a la guerra de ocho años impuesta por Saddam que contaba con el apoyo de potencias internacionales a su favor, y esto aumentó el poder y la gloria de Irán en el orden regional y el sistema internacional. El pueblo de Irán, no solo durante los ocho años de defensa sagrada, sino también a lo largo de la historia, siempre ha demostrado que es muy resistente ante la agresión extranjera y tiene la capacidad de demostrar su seguridad y unidad nacional en cualquier momento.
 
 
 
P/MK/NL138

 

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