Jul 27, 2020 07:05 UTC

ParsTday - El 12 de julio de 2006, el régimen israelí comenzó una guerra contra el Movimiento de la Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá), que terminó 33 días después, el 14 de agosto, con la derrota de la entidad sionista.

Con motivo del 14ª aniversario de esta guerra, les ofrecemos un espacio en dos partes en el que abordaremos los objetivos que seguía Israel en esa contienda, así como las causas y las consecuencias de su derrota.
 
 
 
¿Por qué estalló la guerra de 33 días?
 
 
 
En varias oportunidades, Hezbolá pidió a Israel que liberara a los prisioneros libaneses en los territorios ocupados, pero el régimen sionista rechazó esas demandas.
 
 
 
Como reacción, Hezbolá atacó a un grupo de fuerzas terrestres del Ejército israelí matando a tres soldados y capturando a otros dos. El partido-milicia libanés puso el nombre de “Al Waed as Sadek” (Promesa cumplida”) a esa operación.
 
 
 
A su vez, el 12 de julio de 2006 y en respuesta, el régimen sionista entró en guerra contra Hezbolá denominándola la "Guerra de Julio" (en árabe, Harb Tamuz).
 
 
 
La operación de Hezbolá fue la excusa esgrimida por Israel para lanzar la "Guerra de Julio", pero las causas verdaderas eran otras, y tenían que ver con la situación en la región de Asia Occidental y los objetivos del régimen sionista.
 
 
 
El mártir mayor general Sardar Qasem Soleimani, jefe de la Fuerza Quds del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI), declaró en una entrevista en octubre de 2019 que tres factores condujeron al estallido de la guerra de 33 días:
 
 
 
Primero.- El gran pánico generado en la región debido a la presencia y el dominio de Estados Unidos en Irak tras su invasión de ese país y el derrocamiento del régimen de Sadam Husein.
 
 
 
Segundo.-  El interés de ciertos países árabes en apoyar a Israel en dicha guerra, y su deseo de erradicación de Hezbolá o la secta chiíta del sur del Líbano.
 
 
 
Y Tercero.- Oportunidad brindada al régimen sionista para deshacerse de Hezbolá para siempre.
 
 
 
El secretario general de Hezbolá, Seyed Hasan Nasralá, comentó el año pasado que Tel Aviv tenía el apoyo de Washington en esa guerra.
 
 
 
Según Nasralá, "la guerra de 33 días fue una continuación de la invasión estadounidense de Afganistán en 2001 y de Irak en 2003, y no estaba previsto que se limitara a la geografía libanesa".
 
 
 
De hecho, la guerra de 2006 tenía como objetivo principal dar forma al proyecto del "nuevo Oriente Medio", que impulsaban EE.UU. e Israel y en el que se preveían la destrucción de la Resistencia libanesa y la Resistencia palestina, el cambio del régimen en Siria, la estabilización de la ocupación estadounidense de Irak y el bloqueo a Irán, los cuales también forman parte de los objetivos de la guerra de 33 días.
 
 
 
A su vez, el difunto general Soleimani opinó: "En el año 2000, el régimen sionista sufrió una derrota por parte de Hezbolá que le obligó a retirarse, o mejor dicho, huir de El Líbano; por eso Israel quería regresar a ese país, no para ocuparlo sino para forzar el cambio demográfico en el sur libanés; quería que las fuerzas o la gente residente en esa zona y con vínculo religioso con Hezbolá, se vieran obligadas a marcharse de El Líbano".
 
 
 
¿Por qué Israel perdió la guerra de 33 días?
 
 
 
La Guerra de Julio terminó con la derrota de Israel el 14 de agosto de 2006, después de 33 días.
 
 
 
El régimen sionista, que atacó a Hezbolá bajo el pretexto de la muerte de tres de sus soldados y la captura de otros dos, perdió 121 efectivos, además de que también 44 ciudadanos israelíes murieron por el impacto de más de 4 000 misiles lanzados por Hezbolá, en los territorios ocupados.
 
 
 
Pero la pregunta importante y estratégica es por qué Israel, pese a contar con un poderoso ejército, armas y equipos militares modernos, fue derrotado por Hezbolá, que solo era una organización árabe y no un Estado árabe.
 
 
 
En respuesta a esta pregunta, se pueden mencionar varias razones, incluyendo la debilidad de inteligencia de Israel y la superioridad de inteligencia de Hezbolá, así como el factor de espiritualidad en las fuerzas militares del partido-milicia libanés.
 
 
 
Sin embargo, el jeque Naim Qassem, subsecretario general de Hezbolá, menciona dos factores clave al respecto: el liderazgo de Seyed Hasan Nasralá y el papel de comandantes como Imad Mughniyeh y el general Qasem Soleimani.
 
 
 
Nasralá desempeñó un papel clave en la guerra de 33 días. Él, quien dirigió la guerra, se valió de los dos factores del uso del principio de "sorprender en la guerra" y de la "honestidad" para vencer la guerra psicológica y operacional del enemigo sionista.
 
 
 
Para dar un ejemplo, en el tercer día de la invasión israelí de El Líbano, Hezbolá dio a conocer su primer movimiento sorpresa durante la guerra.
 
 
 
En muchos discursos, el secretario general de Hezbolá dirigió una verdadera guerra psicológica contra el régimen sionista imponiéndole una ecuación disuasiva al lanzar de manera creciente amenazas. En el tercer día de la guerra, Nasralá dijo: "Las acciones sorpresa que les había prometido, van a comenzar ya. Ahora, los buques de guerra israelíes, que han atacado nuestras infraestructuras, las casas de la gente y los civiles, serán blanco de nuestros ataques en las costas del mar y frente a Beirut. Miren cómo estos barcos se quemarán y se hundirán, y con ellos se hundirán también decenas de militares sionistas".
 
 
 
Simultáneamente con estas palabras de Nasralá, un buque de guerra israelí fue atacado y una ola de miedo abarcó todos los territorios ocupados y el gabinete de Israel.
 
 
 
Este tipo de comportamiento se vio repetidas veces de parte de Seyed Hasan Nasralá .
 
 
 
Esas conductas llevaron también a los habitantes de los territorios ocupados a confiar en lo que decía el jefe de Hezbolá, y a desconfiar de la amplia propaganda del gabinete israelí.
 
 
 
Un profesor de psicología política en la Universidad Ben-Gurión, realizó un profundo estudio sobre este tema y escribió: “Los elementos del régimen israelí, confiaban más en el líder de Hezbolá que en su propia referencia interna y no seguían los desarrollos de la guerra a través de fuentes israelíes”.
 
 
 
"Los ciudadanos israelíes creían que Hasan Nasralá, con un turbante negro, era más honesto y digno que sus líderes", escribió el estudioso israelí en una parte de su investigación.
 
 
 
Además del papel de liderazgo de Seyed Hasan Nasralá, también los comandantes mártires Imad Mughniyeh y Qasem Soleimani desempeñaron un papel muy importante en la victoria de Hezbolá en la guerra de 33 días.
 
 
 
El jeque Naim Qassem, el número dos de Hezbolá, dice: "Junto con Nasralá, hubo también otros comandantes presentes en el campo de batalla, como Imad Mughniyeh y otros, así como la ayuda diaria de Qasem Soleimani, quien no quiso abandonar El Líbano durante una de las guerras más intensas contra ese país. En la Guerra de Julio, el general persa era una de las personas presentes en la sala de operaciones para asesorar sobre algunos planes militares destinados a enfrentarse con el enemigo y responder a las necesidades urgentes, a fin de frustrar el plan del enemigo y traer la victoria”.
 
 
 
Sobre el papel del mártir Imad Mughniyeh en la guerra de 2006, el general Soleimani dijo en octubre de 2019: "El mártir Mughniyeh fue un comandante en el verdadero sentido de la palabra. Además de manejar muchas escenas difíciles, también dirigía y supervisaba de cerca operaciones especiales”.
 
 
 
El resultado del liderazgo de Seyed Hasan Nasralá, el papel de comandantes tales como los mártires Imad Mughniyeh y Qasem Soleimani, así como la superioridad de inteligencia de Hezbolá, fue el triunfo en la guerra de 33 días del 2006, que ha tenido consecuencias estratégicas para la región de Asia Occidental en los últimos 14 años, este tema lo trataremos en el próximo programa.
 
 
 
P/FE/JP

 

Tags