Sep 18, 2017 08:06 UTC

Como recordarán en la edición anterior les hablamos sobre los desiertos en Irán, entre otras características, destacamos que ocupan un lugar de privilegio entre las atracciones turísticas en contraste con otros desiertos del mundo. También, en programa anterior les presentamos el Parque Nacional de Kavir. Ahora, en esta edición, continuaremos este tema.

Si bien son impresionantes los bosques verdes y agradables, los picos llenos de nieve y también las costas de mares azules, los desiertos con cientos de colores diferentes y con maravillosos paisajes forman parte de la naturaleza extraordinaria de Irán, la cual no se encuentra en ningún otro lugar. Los desiertos salados, las colinas de arenas doradas y las tierras de color verde, amarrillo y rojo están entre las decenas de paisajes que se pueden observan en las zonas desérticas. Hoy en día, el hombre no presta verdadera atención a los desiertos y los considera un lugar de peligro, sin embargo, en épocas no tan lejanas, muchos pasajeros estaban familiarizados con los amplios territorios desérticos donde se habían construido numerosos caravasares, almacenes y pozos de agua. En la edición anterior, dijimos que una gran superficie de Irán está conformada por desiertos. En general, el país persa tiene dos grandes desiertos: el Desierto de Lut y el Desierto de Namak (Desierto de Sal, en español). El Desierto de Namak o también conocido como Desierto Central forma la parte de la región  desértica norteña de Irán, y el Desierto de Lut corresponde a la parte sureste desértica del país. En el programa de hoy les presentaremos, de forma breve, los rasgos ecológicos de ambos desiertos citados.
 
El Desierto de Namak es un agujero geológico de forma triangular e irregular. En la base de este triángulo se encuentran los montes de Tabas y de Sabzevar en el este de Irán. Las montañas sureñas de Alborz, las de Semnán y las de Sabzevar en el norte y, los montes de Tafresh, los de Kashan y los de Anarak junto con el de Yondaq se encuentran en el sur, de tal manera que forman los otros dos lados de este triángulo. El Desierto de Namak es la región desértica más amplia de Irán donde la longitud del este al oeste mide unos 600 Km y su anchura de norte a sur se extiende entre 100 a 300 Km; y su superficie es entre 50 a 60 mil Km2 sobre el nivel del mar, donde se encuentra el lugar más bajo de la meseta central de Irán. En las tierras bajas del Desierto de Namak se observan montañas individuales de granito que probablemente han tomado la altura debido a las interacciones geologías, además destacan por ser muy resistentes a la erosión debido a su dura composición.
 
Desde el punto de vista de la estructura, son muy diferentes los desiertos de Namak y de Lut. De hecho, el Desierto de Lut es un agujero creado por la ruptura de los estratos de la tierra, mientras que el de Namak es un gran agujero geológico. La mayor parte del Desierto de Namak está cubierto por arena que, junto con la sal, se mueve como olas del mar por los vientos y las fuertes tormentas. Las tormentas crean a veces colinas a una altura de 40 metros, las cuales cambian de lugar por los vientos y, son conocidas como "arenas fluyentes", las cuales son un peligro para las caravanas y las aldeas que se encuentran en los desiertos. El Desierto de Namak es la región más seca en Irán. La cantidad de precipitación es aproximadamente 100 mm y la diferencia de temperatura entre el día y la noche se sitúa entre cero y setenta grados. En el borde del desierto y sus regiones interiores apenas se encuentran, debido a la temperatura, zonas relevantes como poblaciones o cultivos. Sin embargo, se observan en esta región, pequeñas aldeas tales como la de Yondaq y la de Biabanak.
 
Los científicos creen que, antiguamente, en las regiones desérticas había un mar. Sin embargo, debido a la escasez de precipitaciones y las altas temperaturas, el agua del mar se evaporó y, poco a poco, desapareció y se convirtió en amplias y secas tierras salinas. De modo que, del mar que existió en un tiempo sólo han quedado dos lagos: el de Namak en el noroeste de la ciudad de Kashan y, el pequeño lago de Hoz-e Soltan en las cercanías de la antigua carretera de Teherán-Qom. El agua de estos dos lagos se debe a las inundaciones primaverales que caen de las estribaciones del monte Alborz hacia el desierto. Es evidente que sin agua sería imposible o costaría mucho vivir. Pero, los iraníes vinieron aprendiendo a través del tiempo cómo sobrevivir en el desierto y también cómo vivir al borde de estas regiones secas. La cultura de convivencia con las condiciones propias del desierto es muy antigua y diferente con la cultura consumista de hoy en día. El fuerte calor del día, la frescura de las noches, la sequedad de la tierra, la falta de agua, el soplo de fuertes vientos continuos y las tormentas de arena están entre otros factores que enfrentan los pasajeros del Sahara y los habitantes de las aldeas desérticas. Teniendo en cuenta que la mayor parte de la Ruta de la Seda pasaba por los infinitos desiertos, podemos darnos entender el profundo intento de supervivencia y de la resistencia de nuestros antepasados. Y, de esta manera, establecieron en los caminos, depósitos de agua para guardar las gotas de las lluvias. Con el tiempo fueron construidas cúpulas encima de los depósitos de agua para permitir una ruta segura a los viajeros que llegaban de lejos. Las caravanas utilizaban camellos, un cuadrúpedo paciente para atravesar el desierto, donde también fueron establecidos lugares de descanso en el camino. Mientras que los habitantes de las regiones centrales de Irán cavaron pozos para conseguir el agua, construyeron casas cuya arquitectura es propia de las regiones desérticas, esto es el empleo de materiales básicos tales como el barro para construir los altos techos de forma de cúpula y los captadores de viento, una innovación que permite un lugar fresco en medio del calor insoportable del desierto. Estas tradiciones se han mantenido hasta el día de hoy.
 
Queridos oyentes esperamos que le haya gustado el programa de hoy. Continuaremos tratando este tema sobre los desiertos de Irán en la próxima edición. En el año 1284, el turista sueco, Sven Hedin visitó los desiertos de Irán. Concluimos el programa de hoy con sus descripciones al respecto: “¡Verdaderamente fue sorprendente! El desierto es un lugar donde incluso en los inviernos se puede ver el cielo azul, el caliente y luminoso sol y también las lejanas montañas… Ahora el cielo está muy oscuro y llueve fuertemente… a las tres de la tarde poco a poco dejó de llover, pero, por la noche comenzó a llegar una violenta tormenta del norte. Realmente, nunca había visto algo similar… llovió casi 18 horas sin parar y, al día siguiente, después de una o dos horas que ya no llovía… volvieron las precipitaciones desde las 7 de la mañana. Sin embargo, tras una hora se despejó un poco el cielo”.