Sep 19, 2017 07:50 UTC

El programa está dedicado a la nueva ronda de matanzas de musulmanes en Myanmar (Birmania) por parte del ejército de este país bajo la cubierta de combatir a extremistas y terroristas musulmanes.

El alcance de la islamofobia no se limita a los países occidentales. Gobiernos y medios de comunicación occidentales han procurado en los últimos años promover la islamofobia y la corriente antiislámica en un alcance global. Uno de los acontecimientos amargos de hoy en día es el asesinato de musulmanes en Myanmar, una denuncia silenciosa de las organizaciones pro derechos humanos y de los gobiernos occidentales que  se autoproclaman defensores de los derechos humanos en todo el mundo. La minoría musulmana en Myanmar de la etnia Rohingya, durante décadas, es blanco de discriminación y racismo. Los budistas birmanos ni siquiera reconocen a los musulmanes rohingyas como ciudadanos de este país y aplican todas las formas de discriminación y racismo contra esta minoría musulmana.
 
De tiempo en tiempo, se escucha que los budistas extremistas y racistas emprenden una ola de violencia mortal contra los musulmanes en Myanmar. Recientemente, estos budistas han asesinado a cientos de rohingyas y han quemado sus casas, lo que ha llevado a decenas de miles a un desplazamiento forzoso. Asimismo, los que han tratado de escapar no han podido hacerlo por la negativa del Gobierno de  Bangladés. Los que han podido refugiarse en campamentos no tienen acceso a alimentos ni a agua potable y las imágenes de estos desplazados indican su situación catastrófica.
 
El ejército de Myanmar, bajo el disfraz de combatir a los terroristas y extremistas, esta vez ha puso en su agenda directamente el asesinato de musulmanes rohingyas.  Myanmar carece  de recursos naturales o de posición estratégica que puedan llamar la atención de  los gobiernos occidentales que afirman ser humanitarios.
Una figura política en Myanmar, Aung San Suu Kyi, que recibió el Premio Nobel de la Paz por sus años de lucha contra el gobierno militar occidentalista de este país asiático, desafortunadamente, no utiliza su reputación y popularidad para coadyuvar a acabar con el  comportamiento racista contra los musulmanes rohingyas.  
 
 
Lo que está ocurriendo en Myanmar y cerca de las  fronteras con Bangladés no es diferente en términos de lo que ha sucedido con el pueblo de Irak y Siria en los últimos años. Con la diferencia que los musulmanes de Myanmar están atrapados en un terrorismo que nadie en el mundo lo considera terrorismo. Cabe comparar la atención de los gobiernos y medios occidentales ante los miles de refugiados y desalojados en las fronteras de Bangladés y las de Europa. Las imágenes y noticias que se ven estos días de los refugiados de Myanmar no tienen la importancia para los europeos en comparación con las de la ola de refugiados que están llegando a Europa en los últimos dos años. Por supuesto, la vida de los refugiados sirios e iraquíes tampoco tiene valor para los europeos. Lo que llevó a los gobiernos europeos a responder a la ola de refugiados de países en crisis de Oriente Medio fue el cuestionamiento a su definición de ser defensores de los derechos humanos. Por un lado, tratan de cerrar sus fronteras a los refugiados y. por el otro, esta política va en contra de las reivindicaciones de los derechos humanos de los europeos. Sin embargo, a miles de kilómetros de Europa, ni los budistas extremos son una amenaza para Europa, ni los musulmanes indefensos de la opresión de las autoridades de Myanmar desafían las reivindicaciones del humanitarismo por parte de los gobiernos occidentales.  
 
El crimen que cometen los budistas extremistas en Myanmar contra los musulmanes no es comparable al sufrimiento de Aung San Suu Kyi en términos de la privación de su libertad por su lucha contra el gobierno de los militares. El sufrimiento de  Suu Kyi que la hizo  elegible para el Premio Nobel de la Paz y ahora llevar una vida honorable, no es nada comparado con el que soportan miles de mujeres musulmanas en Myanmar, pero nadie en Occidente ni en otras regiones del mundo está dispuesto a mirar las fotos de hombres, mujeres y niños musulmanes sufriendo en Myanmar y protestar contra estos desastres humanos. De hecho, ni los medios de comunicación occidentales dan la cobertura necesaria a estos abominables crímenes. Parece que no vale la pena prestar atención a los musulmanes de Myanmar.
 
 
Los comportamientos dualistas de los gobiernos occidentales en defensa de la libertad y el humanitarismo no es un asunto secreto para los verdaderos defensores de las libertades en el mundo.  El silencio ante la sistemática opresión que sufre la minoría religiosa y étnica más oprimida del mundo en Myanmar es otro ejemplo del dualismo de los gobiernos occidentales en la defensa de la libertad y la democracia. Si hay un encuentro entre Aung San Suu Kyi y uno de los estadistas europeos o estadounidenses, los medios recuerdan de inmediato la lucha por la libertad y su Nobel de la Paz esta ciudadana birmana, pero no se hace ninguna referencia a la tiranía de los musulmanes en Myanmar. Parece que no existiera una minoría  musulmana rohingya en Myanmar. 
 
Los musulmanes rohingyas están solos en el mundo islámico, un mundo lleno de caos, guerra y desacuerdos, pero se espera que su situación sea una preocupación del mundo musulmán y, en este sentido, la Organización de Cooperación Islámica (OCI) y otras instituciones internacionales de derechos humanos pueden coadyuvar a solucionar la crítica situación de los refugiados musulmanes en Myanmar. La República Islámica de Irán siempre ha sido sensible ante la crueldad en cualquier parte del mundo y esta postura la mantiene con los musulmanes rohingyas. En una reacción a la nueva ronda de masacres de musulmanes rohingyas, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Islámica de  Irán, Bahram Gasemi, denunció la persistencia de los actos inhumanos y degradantes contra los musulmanes en Myanmar. "En el marco del respeto a los derechos humanos fundamentales y a la dignidad humana como norma reconocida internacionalmente, el Gobierno de la República Islámica del Irán expresa su profunda preocupación por la continua violación de los derechos de los musulmanes en Myanmar", dio a conocer el portavoz iraní, además de transmitir "el grave malestar de Teherán ante tal situación que acontece en Myanmar, donde los extremistas han asediado a los musulmanes, asesinado a un gran número de ellos y provocado el desplazamiento forzoso de muchos más". El portavoz persa concluyó su declaración "urgiendo al Gobierno de Myanmar a seguir y aplicar una política realista y de paz para evitar que siga la violación de los derechos de esos musulmanes y se institucionalicen estas condiciones inhumanas y represivas en el país asiático".
 
 

La agencia de noticas árabe Rai al Youm ha informado recientemente que la protesta de Irán contra la violación de los derechos de la minoría musulmana en Myanmar y su masivo asesinato es la única voz que se la levantado en medio del silencio absoluto de otros países musulmanes sobre la situación difícil de la minoría musulmana Rohingya. Se espera que otros países islámicos actúen con la misma sensibilidad para prevenir la violación de los derechos de otros musulmanes