Segundo paso de la Revolución (1)
Parstoday- En vísperas de la entrada de la Revolución Islámica de Irán en su quinta década, el Líder de la Revolución Islámica de Irán, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, emitió un comunicado importante dirigido a los jóvenes (iraníes). En una serie de programas, nos dedicamos a presentar los puntos más importantes del “Comunicado del segundo paso de la Revolución”.
La Revolución Islámica de Irán fue un movimiento de libertad que se formó hace cuarenta años por la voluntad del pueblo, bajo el liderazgo del difunto Imam Jomeini (que Dios lo guarde). Ahora, en la madurez de esta gran revolución atestiguamos sus frutos valiosos. La Revolución Islámica de Irán derrotó la irreal supremacía de las superpotencias y se atrevió a oponerse a los tiranos del mundo.
El ayatolá Jamenei, en este comunicado, abordó los maravillosos logros de las últimas décadas y ofreció recomendaciones básicas con el objetivo de realizar la “gran Yihad para hacer un gran Irán islámico”.
El nuevo capítulo de la vida de la República Islámica es la misma época en la cual se desarrolla la segunda etapa del autodesarrollo, la socialización y la civilización”, además de acercarse a su gran ideal, que es la creación de una nueva civilización islámica y la preparación para el gobierno del Imam Mahdi, el Esperado Salvador Guiado (que Dios acelere su llegada).
El ayatolá Jamenei, en este comunicado integral, aconseja a los jóvenes a referirse a la historia para un mejor conocimiento sobre la Revolución Islámica. En este sentido afirma: “Para dar pasos firmes en el futuro, hay que conocer bien el pasado y aprender de las experiencias. Si se descuida este modo de obrar, la mentira ocupará el lugar de la verdad y se cernirán sobre el futuro amenazas desconocidas”.
La Revolución Islámica de Irán tuvo éxito en una época y su árbol joven dio frutos en un momento en que el mundo estaba dominando por dos polos, de Oriente y Occidente. En el bloque occidental dominaba el pensamiento del liberalismo y el capitalismo, mientras que en el bloque oriental imperaba el pensamiento del comunismo y el socialismo.
El ayatolá Jamenei, en su texto afirmó: “La Revolución Islámica de Irán entró en escena con poderío y majestuosidad en una época en que el mundo estaba dividido en los dos bloques materialistas del Este y el Oeste, y nadie podía sospechar que pudiera surgir un gran movimiento religioso. Rompió los esquemas, prestando atención tanto a este mundo como al más allá y anunció la llegada de una nueva era”.
Sí, la revolución de la nación de Irán convirtió el mundo bipolar de ese entonces en un mundo multipolar. Con el colapso y la eliminación de la Unión Soviética y el surgimiento de nuevos polos de poder, la nueva dicotomía de “Islam y arrogancia” se convirtió en un fenómeno notable del mundo contemporáneo y atrajo la atención del mundo.
Desde el punto de vista del ayatolá Jamenei, tras la victoria de la Revolución Islámica, se iniciaron las fuertes enemistades contra la Revolución Islámica. Sobre todo, la enemistad del hegemonismo mundial dirigido por EEUU. En el comunicado, el ayatolá afirma: “Los regímenes opresores y avasalladores del mundo mantienen una mirada malintencionada y llena de odio (respecto a la Revolución Islámica). Y así cambió la trayectoria del mundo, y el terremoto de la Revolución despertó a los faraones de su plácido sueño. Comenzaron las hostilidades con toda su intensidad y, si no fuera por el formidable poder de la fe, la motivación de nuestra nación y el confirmado liderazgo celestial del Imam Jomeini, habría sido imposible resistir ante tanta hostilidad y tantas conspiraciones”.
Durante el reinado del régimen Pahlavi con Mohammad Reza Shah, Irán fue la base segura de Estados Unidos en Asia occidental. El shah dependía tanto de Estados Unidos que se había convertido en un elemento obediente, dependiente y sin voluntad. Mohammad Reza Pahlavi había llegado al reinado con el apoyo de Estados Unidos y Gran Bretaña, asunto que lo convirtió en un elemento extremo, leal y agradecido por los favores de los estadounidenses. Mientras que la mayoría de las personas sufría un nivel muy bajo de vida, los asesores y decenas de miles de ciudadanos estadounidenses ocupaban los centros militares, de inteligencia, económicos y políticos más importantes de Irán y recibían altos ingresos. Incluso el sistema de inteligencia en la época del shah fue creado por estadounidenses e israelíes. Se había perdido el orgullo político nacional de Irán y, en el ámbito regional e internacional, incluso en las áreas económicas y en todo tipo de esferas importantes y sensibles, los estadounidenses hacían lo que querían.
Según el Líder persa, el sistema monárquico, en esos días, no respetaba el voto, la petición popular, las opiniones religiosas y culturales del pueblo, ni mantenía ninguna relación fraternal con la gente. La monarquía mantenía una la relación señor-servidor con el pueblo y de esta manera, la familia Pahlavi, vivió 50 años en este país.
La victoria de la Revolución Islámica en Irán puso fin a una larga decadencia histórica en el país. Irán, especialmente durante el reinado de Pahlavi y Cayar, fue severamente humillado y atrasado, pero tras la Revolución Islámica, se colocó en el camino hacia el rápido progreso y la perfección. Se acabó el reinado de un régimen tirano y se formó un gobierno popular y demócrata.
El país persa fue dirigido, a través de la voluntad nacional, lo que es esencial para el progreso multilateral y real. Irán pasó de ser un país dependiente e indeciso en un país independiente y seguro. Después de la victoria de la revolución, los estadounidenses usaron todo tipo de trucos y conspiraciones para derrocarla y poner en el poder a sus marionetas, de modo que Irán fuera su lugar de paseo como en el pasado. Con el triunfo de la Revolución, los estadounidenses estimularon a diferentes grupos étnicos iraníes a separarse. Especialmente en el oeste, el sudoeste, el noroeste y el noreste de Irán, lugares de residencia de kurdos, árabes, turcos y turcomanos. Los estadounidenses incitaron y traicionaron a algunos para enfrentar al sistema islámico, pero su conspiración no resultó, sino que hizo aumentar la unidad entre la gente.
Sin embargo, Estados Unidos y sus aliados no se calmaron y, más tarde, provocaron al dictador iraquí Saddam Hussein y equiparon su ejército con armas avanzadas, para que declare una guerra contra el Irán islámico. En los ocho años de la guerra, a pesar de la falta de equipo militar, un gran número de jóvenes valientes y fieles de todo Irán acudió campo de batalla y defendió valientemente a su patria.
Las fuerzas baasistas de Saddam Hussein no lograron ocupar ni un pedazo de la tierra de Irán en los ocho años de defensa, lo que significó también un horrible fracaso para los estadounidenses y sus aliados, pero estos no dejaron de esforzarse para derrocar la gloriosa revolución y empezaron a aumentar las presiones económicas en el marco de sanciones, además, impulsaron una guerra blanda, dirigida a destruir la identidad religiosa y revolucionaria de los jóvenes de Irán. Hace años, se dedican a actos y sanciones inhumanas y al asesinato de figuras científicas iraníes, como los expertos nucleares, y de políticos para evitar el progreso de la Revolución Islámica. No obstante, estos intentos no han logrado perjudicar a esta revolución. Ahora, después de cuarenta años y en vísperas de entrar a la quinta década de la revolución, el líder y el pueblo revolucionario continúan el camino del Imam Jomeini y las auténticas consignas de la revolución, mientras el mundo espera los nuevos desarrollos estratégicos que esta revolución conseguirá.
El ayatolá Jamenei, en el comunicado del segundo paso de la revolución, hizo referencia a las conspiraciones de los arrogantes después de la victoria de la Revolución Islámica y afirmó: “Era natural que los dirigentes extraviados y opresores se opusieran (ante la victoria de la Revolución islámica), pero esa oposición fue vana. La izquierda y la derecha del mundo moderno lo hicieron todo, desde fingir que no oían aquella nueva y distinta voz hasta esforzarse por variadas y numerosas vías por sofocarla; pero todo ello no hizo más que acercarlas a su muerte prevista. Hoy en día, transcurridas cuarenta fiestas anuales por el triunfo de la Revolución, cuarenta Décadas del Alba, uno de aquellos focos de enemistad (la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS) ya ha desaparecido, y el otro trata de lidiar con problemas que vaticinan su cercana agonía. Mientras tanto, la Revolución Islámica avanza manteniéndose leal a sus principios.
P/NA/NL