Jul 08, 2019 19:30 UTC

Pars Today- Los científicos estudian las revoluciones desde el aspecto de las causas y los motivos, pero también plantean diferentes puntos de vista sobre los acontecimientos y las etapas después de sus victorias.

En este sentido, el historiador estadounidense Crane Brinton ha ofrecido una de las más importantes teorías, basada en que las revoluciones, tras su entusiasmo y dinamismo primario, caen gradualmente en el estancamiento y retornan a una situación casi similar a la que existía antes de la revolución.

Para refrendar esta teoría, Brinton ha estudiado las revoluciones en Francia, Rusia, el Reino Unido y EEUU. Pero ¿la teoría de Brinton concuerda también con los acontecimientos en Irán después de la Revolución Islámica?

El Líder de la Revolución Islámica de Irán, el ayatolá seyed Ali Jamenei, en su comunicado titulado “El segundo paso de la Revolución”, enfatiza que el dinamismo revolucionario sigue hasta ahora vigente en Irán y el pueblo aún está comprometido a los ideales de la Revolución Islámica. 

En uno de sus discursos, el Líder persa amén de analizar la teoría de la vuelta de las revoluciones y su concordancia con la Revolución Islámica de Irán, afirmó: “Las grandes Revoluciones del mundo que conocemos en la historia de los últimos 200 años, según este mismo análisis, todas concuerdan esta teoría. Pero esta teoría excluye completamente a la Revolución Islámica de Irán. En la Revolución Islámica, el antídoto de la vuelta de la revolución se ha puesto en esta misma revolución. Hemos repetido en reiteradas ocasiones que la encarnación de la revolución es en la República Islámica y en la Constitución de la República Islámica. Los redactores de la Constitución, quienes fueron enseñados por el Imam (Jomeini) —que descanse en paz— y de su escuela, han colocado el factor de la continuación de la revolución en esta misma constitución: comprometer a las normas islámicas y dar legitimidad a la ley, en caso de que concuerda al Islam, y el caso del liderazgo”. En otras palabras, desde el punto de vista del ayatolá Jamenei, la base islámica de la revolución y el sistema de Irán y el compromiso del pueblo con este, han hecho que la Revolución Islámica siga dinámica y pionera.

De acuerdo con otra teoría sobre el destino de las revoluciones, tras el fin de las luchas y la consecuente victoria, al establecimiento de las entidades gubernamentales acaba con la revolución, de modo que el realismo del sistema político sustituye al idealismo de la revolución. No obstante, en el comunicado “El segundo paso de la Revolución”, el ayatolá Jamenei hace hincapié en que “tras establecer un sistema, la Revolución Islámica no ha caído ni caerá en el estancamiento y la parálisis, y no ve contradicción entre el dinamismo revolucionario y el orden político y social, sino que defenderá hasta el fin de los tiempos la teoría del orden revolucionario”.

Además de insistir en la necesidad de crear un sistema y entidades gubernamentales, el ayatolá Jamenei no considera esto el fin de la revolución. De hecho, actualmente el sistema de la República Islámica de Irán forma la estructura del gobierno iraní, pero el pensamiento y los ideales que dominan este sistema, son los mismos valores islámicos y revolucionarios del inicio. Esto es el mismo sistema que el Líder de Irán llama “Sistema revolucionario”.

Por esta misma razón, el pueblo iraní conserva sus ideales revolucionarios en la República Islámica y la apoya. Como ejemplo, el ayatolá Jamenei se refiere a las marchas de conmemoración de la Revolución Islámica de Irán y dice: “En ningún parte del mundo, las ceremonias de conmemoración y el aniversario de la revolución no son tal populares. Es solo nuestra revolución que el pueblo celebra todos los 11 de febreros. En todo el país millones de personas salen a las calles y gritan lemas, eso no existe en ninguna revolución”.

Uno de los grandes desafíos de las revoluciones es que, durante las luchas, se plantean los ideales y los altos y grandes objetivos, pero después de la victoria de la revolución, las realidades y los marcos de la situación existente, limitan y a veces destruyen estos ideales. En tal situación, los líderes de la revolución deben elegir entre la continuación del difícil pero honorable camino de la revolución y el cumplimiento de sus objetivos o rendirse ante las realidades, aceptar el orden existente y olvidar sus ideales.

Desafortunadamente, casi en todas las revoluciones, los líderes y el pueblo, después de obtener los éxitos primarios, no han conseguido complementar este éxito y ni se han esforzado por cumplir los otros ideales de la revolución. Sin embargo, la Revolución Islámica de Irán, después de cuarenta años, ha demostrado que, a pesar de los abundantes obstáculos, aún está comprometida con sus ideales principales y humanos y se esfuerza por cumplirlos, pues estos objetivos e ideales, son las enseñanzas del Islam que nunca serán olvidados.

El ayatolá Jamenei siempre presta atención a la protección de los ideales de la Revolución Islámica y dirige y guía al pueblo y al gobierno en este camino. En este sentido, en el comunicado “El segundo paso de la Revolución” dice: “No cabe duda de que la distancia entre los deberes y la realidad siempre ha atormentado y atormentará las conciencias idealistas, pero esa distancia se puede recorrer, en las cuatro últimas décadas se ha recorrido una y otra vez en algunas cuestiones, y ciertamente en el futuro, gracias a la presencia de una juventud leal, sabia y animada, se recorrerá con más ímpetu aún”.

Una de las trampas de las revoluciones y los levantamientos es el extremismo y el derramamiento de sangre después de la revolución. La amplia matanza de los opositores, por un lado, y la competencia entre los líderes revolucionarios por la toma del poder, que conduce en venganzas sangrientas, por el otro, han dejado una imagen violenta de estos movimientos.

No obstante, en la Revolución Islámica, bajo el liderazgo del imam Jomeini, no tuvieron lugar tales violencias ilógicas, pues el espíritu que dominaba este movimiento se deriva de las enseñanzas supremas del Islam que siempre aconseja al hombre a destacar la amabilidad y la misericordia, incluso en momento que toma el poder. En este mismo sentido, en un parte del comunicado “El segundo paso de la Revolución”, leemos: “La Revolución Islámica de la nación iraní ha sido poderosa, pero también amable e indulgente, y hasta ha sido victimizada. No ha caído en los extremismos y desviaciones que avergüenzan a muchos otros alzamientos y movimientos. En ningún conflicto ha disparado la primera bala, ni siquiera frente a Estados Unidos ni a (el antiguo dictador iraquí) Sadam Husein, sino que en todos los casos se ha defendido después de ser agredida, pero contraatacando siempre de manera muy poderosa. Desde su inicio hasta hoy, esta Revolución no ha sido nunca despiadada ni sangrienta, como tampoco pasiva ni vacilante”.

Uno de los puntos recomendados en el Islam es la crítica comprensiva y benevolente entre sí, la misma que es la base del principio “ordenar el bien y prohibir el mal”. Pero la recomendación no se limita a las personas, sino que, desde el punto de los preceptos islámicos, el pueblo puede criticar también al gobierno.

Los gobiernos autocráticos no consideran la crítica un derecho del pueblo, los partidos y los grupos opositores, pero los sistemas políticos libres reconocen este derecho para el pueblo, de modo que, en la República Islámica de Irán, como un sistema democrático religioso, se revisa y critica la actitud de los responsables y las diversas entidades.

El Líder persa, en su comunicado “El segundo paso de la Revolución”, reconoce que la Revolución islámica de Irán también ha cometido algunos errores. En este sentido, dice: “La Revolución Islámica, un fenómeno vivo y dotado de voluntad, se mantiene siempre flexible y lista para corregir sus errores, pero ni admite revisionismo ni cae en la pasividad. Es sensible de manera positiva a las críticas, que considera una bendición divina y una advertencia a quienes hablan sin actuar, pero bajo ningún pretexto se aleja de sus valores, entreverados con la fe religiosa del pueblo”.

Esta parte del texto del ayatolá Jamenei muestra que la Revolución Islámica de Irán no se ha quedado en la época de su victoria, es decir hace cuatro décadas, sino que ha avanzado con poderío, en medio de los acontecimientos internos e internacionales. No obstante, algunas de las autoridades, responsables de guardar y avanzar los objetivos de la Revolución, a veces han cometido errores o desviaciones. Por lo tanto, la Revolución Islámica, como un movimiento popular y flexible, acoge las críticas constructivas y las considera una bendición divina. 

 

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