Jul 31, 2019 07:59 UTC

ParsToday-La confrontación y la enemistad de los poderes hegemónicos hacia la Revolución Islámica de Irán, a las que se refiere el Líder de Irán, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, tiene una larga antecedencia tanto como la vida misma de esta gran revolución popular.

La hegemonía, teniendo en cuenta su arrogancia y carácter dominante, no puede soportar una revolución basada en los criterios islámicos que se opone a la opresión y es considerada por muchas naciones un modelo de pundonor y orgullo. Es por esta misma razón que, desde la victoria del glorioso levantamiento del pueblo iraní en 1979, EEUU, como símbolo de la arrogancia en la era contemporánea, se ha esforzado por derrocar al sistema de la República Islámica por diversas vías. Como afirma el ayatolá Jamenei: “El gobierno estadounidense y el sistema de EEUU, desde el inicio del surgimiento de la República islámica, ha mantenido enemistad y se ha esforzado por derrocar el nuevo sistema escogido por los iraníes”.
 
Uno de los primeros intentos de Estados Unidos para golpear la Revolución Islámica fue provocar a grupos contrarrevolucionarios y separatistas internos a crear disturbios, a fin de desencadenar una guerra civil. Washington creía que, como la Revolución recién surgía, el apoyo a estos grupos podría acabar con la República Islámica o dividir a Irán.
 
El Líder de la Revolución Islámica se refiere a este complot así: “La primera medida tomada por los estadounidenses fue provocar a los dispersos opositores de la República Islámica y ayudar a los movimientos separatistas y terroristas en el país”.
 
Sin embargo, los estadounidenses fueron incapaces de entender que ¿si los revolucionarios en Irán pudieron derrocar un gobierno dictatorial y opresivo, acaso no serían capaces de enfrentar a los diversos grupos contrarrevolucionarios que no gozaban del apoyo popular? Pronto, los iraníes de forma voluntaria lucharon contra esos grupos partidistas y los derrotaron. Por supuesto, EEUU continuó brindando apoyo político, propagandístico y financiero a individuos y grupos que se oponen a la República Islámica. A pesar de sus falsas proclamas de que lucha contra el terrorismo, el gobierno estadounidense apoya a grupos terroristas, como el Muyahidín Jalq (MKO) autor de miles de asesinatos de iraníes. 
 
Otra dimensión de los complots de EEUU fue planificar y preparar un golpe de Estado contra la Revolución Islámica de Irán. El general estadounidense Robert Heizer llegó a Irán en vísperas de la victoria de la revolución para organizar un golpe de Estado y reprimir el levantamiento del pueblo con la ayuda de líderes militares iraníes. Sin embargo, debido a la adhesión del cuerpo militar a las fuerzas revolucionarias y rápido avance hacia la victoria del proceso de la Revolución Islámica, el general norteamericano tuvo que regresar a su país para reportar su fracaso. Al inicio del establecimiento de la República Islámica de Irán, Washington intentó derrocarla mediante un golpe contra el recién instalado gobierno, pero fracasó debido a la lealtad de los militares a la revolución.
 
En este contexto, una de las más importantes medidas antiraníes de EEUU fue preparar el terreno para la ofensiva militar del ejército del dictador iraquí Sadam Husein contra Irán. El ambicioso dictador de Irak creía que, dados algunos problemas y desordenes después de la revolución, podría descomponer algunas partes iraníes y derrocar el nuevo sistema de la República Islámica a través de un ataque rápido. Washington, además de alentar a Sadam, formó un amplio frente de países occidentales y árabes, que brindó apoyo político, propagandístico y militar a los agresores del país persa. Pero el pueblo iraní, con un espíritu revolucionario e inspirado en las supremas enseñanzas islámicas, realizó una defensa sagrada de su país y su revolución. Con las guías del Imam Jomeini (que descanse en paz), los jóvenes voluntarios se adhirieron a las fuerzas militares y crearon eternas epopeyas de sacrificio, valor y martirio. La gente en diferentes ciudades no dudó en ayudar a sus hijos en los campos de batalla y como resultado se emplazó una fuerte barrera ante Saddam y sus partidarios y, después de ocho años, los iraquíes y sus aliados se vieron obligados a aceptar el fracaso, sin lograr ocupar ni una pequeña parte del suelo de Irán. El ayatolá Jamenei, en su comunicado titulado “El segundo paso de la Revolución, consideró esta victoria una garantía para la estabilidad y seguridad e integridad territorial del país persa. En concreto el texto, dice: “Y así tuvieron lugar tras ocho años de guerra la milagrosa victoria de Irán y la derrota del régimen baasista de Irak y de sus aliados estadounidenses, europeos y orientales”.
 
Una de las más antiguas palancas de presión estadounidense contra Irán en los últimos cuarenta años, desde el triunfo de la Revolución Islámica en 1979, ha sido el uso de sanciones económicas con el objetivo de crear insatisfacción entre el pueblo, para debilitar la República Islámica de Irán y, por último, derrocarla. Estas sanciones continuaron durante la guerra impuesta por Sadam Husein contra Irán y se han intensificado con el paso de tiempo y bajo varias excusas. Tras el avance del pacífico programa nuclear de Irán, Washington y sus aliados han recurrido a falsas propagandas para mostrar peligroso a este logro científico, e imponer diversas sanciones pese a que el dominio de esta tecnología por parte de Irán se ha conseguido en el marco de los reglamentos de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) y del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Aunque las sanciones fueron levantadas después de la firma del acuerdo nuclear entre Irán y los cinco Estados miembros del Consejo de Seguridad más Alemania, en la práctica han continuado y, tras la salida unilateral de Estados Unidos de ese tratado, se han intensificado las sanciones económicas. Sin embargo, la República Islámica de Irán no se ha rendido ante estas crueles sanciones y no ha abandonado sus principios y aspiraciones.
 
 Las sanciones económicas, sin bien han tenido efectos negativos sobre la economía de Irán, gracias a las guías del ayatolá Jamenei, las autoridades del país persa se esfuerzan por reducir sus efectos a través del fortalecimiento de la economía interna. En el comunicado “El segundo paso de la Revolución”, el Líder de Irán afirma: “El hecho de considerar las sanciones como las únicas responsables de los problemas económicos y concluir que, como las sanciones son la consecuencia directa de la resistencia ante la arrogancia, la única solución será arrodillarse ante el enemigo y besar las garras del lobo, es un error imperdonable”.
 
La guerra propagandística y psicológica puede considerarse una herramienta importante y peligrosa del Occidente, especialmente de Estados Unidos, contra la República Islámica de Irán. Esta guerra ha avanzado y complicado más con el avance de la tecnología de los medios de comunicación. Las propagandas de los medios de comunicación occidentales no se limitan a mentir o tergiversar sobre los acontecimientos y las realidades de Irán, sino que se dirigen a la identidad cultural, social y religiosa de la gente. En este sentido, en el comunicado del Líder leemos: “En los últimos 40 años y hoy, al igual que siempre, la política propagandística y mediática del enemigo, así como sus programas con mayor actividad, han girado en torno a hacer que las personas e incluso nuestros funcionarios y directores pierdan las esperanzas puestas en el futuro. Las noticias falsas, los análisis sesgados, el cambiar los hechos, la ocultación de los aspectos esperanzadores, la amplificación de los pequeños problemas y la minimización o el rechazo de las grandes ventajas, han sido temas recurrentes de las agendas de miles de medios audiovisuales y de Internet de los enemigos de la nación iraní”.
 
 A pesar de todas las conspiraciones y las propagandas engañosas de la arrogancia mundial, liderada por Estados Unidos, la República Islámica de Irán no solo no ha abandonado sus posiciones fundamentales, sino que ha aumentado su autoridad e influencia día a día. Por esta razón, EEUU ha cambiado e intensificado la forma de confrontación contra Irán. El Líder de Irán en su comunicado afirma: “El poderoso Irán se enfrenta hoy, al igual que en los primeros días de la Revolución, a los desafíos de las potencias arrogantes, pero con una diferencia significativa”.
 
Considerando algunos desafíos entre Irán y EEUU al inicio de la revolución, el Líder afirma que la confrontación actual es más profunda debido al aumento del poderío de la República islámica. El ayatolá Jamenei indica que algunos de los desafíos que enfrenta el pueblo iraní es acabar con la influencia ilegítima de EEUU en el oeste de Asia, apoyar política y armamentísticamente a las fuerzas de la resistencia islámica en la lucha contra el ilegitimo régimen sionista y continuar la defensa activa de los oprimidos en toda la región. En su comunicado, precisa: “Hoy (EEUU) se ve necesitado de una gran coalición de decenas de Gobiernos hostiles o intimidados para oponerse a Irán en los campos de la política y la seguridad. Que, por otra parte, en esta confrontación también fracasará. Gracias a la Revolución, hoy Irán ocupa a ojos del mundo la elevada posición que corresponde a su pueblo, habiendo dejado tras de sí gran número de dificultades fundamentales”.
 
En su análisis final, el Líder persa declara: “Estamos seguros de que, en esta campaña entre la verdad y la falsedad, la campaña entre el Islam, sus enseñanzas y el despertar islámico, por un lado, y las avaricias arrogantes de las políticas de los diablos del mundo, con el gran diablo es decir, el gobierno estadounidense a la cabeza, por el otro lado, nosotros alcanzaremos la victoria. La verdad saldrá triunfante. No hay ninguna duda en eso, Todas las evidencias lo demuestran y confirman”, aseguró el ayatolá Jamenei.
 
 
 
P/NA/NL