Ago 28, 2019 08:03 UTC

ParsToday-La economía juega un papel importante en cualquier país, y su desarrollo causa el bienestar de las personas y el poderío de ese país.

Es por eso que el Líder de la Revolución Islámica de Irán, el ayatolá Ali Jamenei,  siempre ha enfatizado en la necesidad de prosperidad económica en Irán y ha prestado una especial atención  a este tema en su comunicado titulado “El segundo paso de la Revolución”. En este sentido, en una parte de este mensaje se lee: “La economía constituye un punto clave y determinante. La economía es un factor fuerte e importante para un país que planta cara a la dominación y a la colonización. Una economía débil allana el camino para la injerencia, el dominio y la injerencia de los enemigos. La riqueza y la pobreza inciden en la vida material y espiritual del ser humano. Sin embargo, la economía no es la meta de una sociedad islámica, sino que más bien es un medio sin el cual no se pueden alcanzar las metas previstas”.
 
Por esta misma razón, uno de los mayores objetivos de la Revolución Islámica de Irán ha sido el justo  avance y el desarrollo económico. En el comunicado “El segundo paso de la Revolución” leemos: “La Revolución ha impulsado el desarrollo científico y tecnológico del país y llevado a crear infraestructuras vitales que continúan creciendo día a día”.
 
Sin embargo, la materialización de este objetivo enfrentó problemas importantes, como las sanciones económicas y la imposición de la guerra de ocho años por el dictador iraquí Sadam Husein contra Irán. Sin embargo, los funcionarios se esforzaron por cumplir con la prosperidad y el progreso económico hasta el punto posible. En el “El segundo paso de la Revolución”, el Líder dice: “A pesar de todos estos extenuantes problemas, la República Islámica fue dando día a día pasos hacia delante, cada vez con más firmeza. En los últimos 40 años, hemos sido testigos en el Irán islámico de grandes Yihad del esfuerzo, brillantes logros y maravillosos avances. La magnitud de los logros de la nación iraní en estas cuatro décadas se ve con claridad al compararlos con el progreso alcanzado en un plazo similar tras otras revoluciones importantes, como la Revolución francesa, la Revolución rusa de octubre y la Revolución india”.
 
Aunque todas las personas participaron en el proceso de la Revolución Islámica de Irán, el papel de las clases media y baja de la sociedad, que no gozaban de suficientes recursos materiales, era más prominente. Después de la revolución, debido a la pobreza generalizada y la privación de grandes sectores de la población de diversos servicios y comodidades, se inició el ofrecimiento de servicios a esta clase efectiva de la sociedad. El ayatolá Ali Jamenei en su comunicado escribe: “Durante el régimen del Taqut (la tiranía de los Pahlavi), la mayoría de los servicios e ingresos del país estaban solo al acceso de un pequeño grupo de residentes de la capital y de sus similares en otras partes del país. La gente de la mayoría de las ciudades, especialmente en áreas remotas y en el campo, estaban al final de la lista y con frecuencia eran privadas de las necesidades básicas en infraestructuras y servicios. La República Islámica ha sido uno de los Estados del mundo más exitosos en la reasignación de servicios y bienes del centro al conjunto del país, y de los barrios acomodados de las ciudades a los barrios de clase baja”.
 
Estos logros se deben en gran parte a la diligencia y responsabilidad de los jóvenes que, sin ninguna expectativa y con las menores facilidades, brindaron grandes esfuerzos para el desarrollo de las zonas remotas.
 
El éxito de la República Islámica de Irán en el desarrollo de la gente y las zonas desfavorecidas se observa en varias estadísticas. El índice de desarrollo humano de Irán ha tenido el más rápido crecimiento entre otros países, llegando al puesto 60 desde el 143 que ocupaba antes de la revolución. La distancia de clases en Irán ahora ha disminuido y la esperanza de vida de las personas ha aumentado de 54 años a más de 76 años.
 
Cuarenta años después de la vida bendecida de la República Islámica de Irán, con el esfuerzo de las personas y las autoridades, todas las ciudades y pueblos de Irán ahora gozan de una red eléctrica, y todas las ciudades y más del 80 % de las aldeas tienen agua potable purificada. Además, dado que Irán tiene las mayores reservas de gas del mundo, hasta ahora el 97 % de las ciudades y el 81 % de las aldeas tienen acceso al gas. Por otro lado, también se atiende a la salud de los aldeanos y el 95 % de ellos disfrutan de los servicios primarios de salud. La construcción de carreteras también ha progresado notablemente en los cuarenta años posteriores a la revolución, y hoy hay 210.000 kilómetros de carreteras en el país, 20.000 kilómetros de los cuales son autopistas. El número de represas, que juegan un papel importante en el suministro de la electricidad y el agua, ha aumentado de 19 durante el régimen Pahlavi a 172 al tiempo después de la victoria de la revolución.
 
Para describir estos servicios, el ayatolá Jamenei afirma: “Las impresionantes estadísticas de construcción de carreteras y viviendas, de creación de centros industriales, de mejoras para los agricultores, de expansión del suministro de electricidad y agua, de apertura de centros médicos y universitarios, de represas y centrales eléctricas y cosas similares en las regiones más alejadas del país son una auténtica fuente de orgullo. Hay que constatar que todo esto ni se refleja en la comunicación deficiente de los responsables ni lo reconocen las malas lenguas extranjeras o nacionales. Pero es cierto y son acciones virtuosas de los directivos abnegados que actúan conforme al Yihad del esfuerzo, tanto ante Dios como ante el pueblo”.
 
Debido a las políticas erróneas del régimen de Pahlavi, la agricultura de Irán estaba en declive y el 30 % de los agricultores estaban desempleados. Pero en los últimos cuarenta años, los rendimientos de los cultivos han crecido dramáticamente y han aumentado cinco veces. Algunos de estos productos se exportan y alrededor del 90 por ciento de los alimentos consumidos por la gente, como el trigo, la cebada y el arroz, provienen de los campos iraníes. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) anunció en 2017 a Irán como el segundo mayor productor de granos en Asia occidental con 20 millones de toneladas de producción. Junto con la agricultura, la jardinería ha crecido también, y varias frutas iraníes, además de satisfacer las necesidades entrenas, se exportan al extranjero. Ha habido un salto significativo en la pesca, y con un aumento de 35 veces en comparación con el período anterior a la revolución, se pescan más de un millón y cien mil toneladas de especies acuáticas anualmente.
 
El régimen del sha, con mucha propaganda, alegaba haber construido un Irán industrial. Sin embargo, la participación de Irán en  la industria, a pesar de mucha ayuda externa, era solo del 16 % del PIB. Pero cuatro décadas después de la época de la dependencia  y el estancamiento, con aproximadamente 100,000 unidades industriales pequeñas y grandes, la industria de Irán con 70 mil millones de dólares de ingreso, representa el 40% del PIB.
 
Dadas las vastas reservas de petróleo de Irán, las industrias que dependen de este material estratégico se han expandido para producir productos más diversificados y de valor agregado. Las refinerías y las industrias petroquímicas en Irán son responsables de esto. Los productos petroquímicos ahora alcanzan los 60 millones de toneladas al año, la mitad de las cuales se exportan. Irán también ha invertido mucho en la industria del gas, extrayendo diariamente más de 800 millones de metros cúbicos de gas. Parte de este gas suministra el combustible de 30 centrales eléctricas en Irán.
 
Desde el aspecto de los recursos minerales, Irán es tan rico que es llamado como el paraíso mundial para las minas y es el tercer país con mayores recursos minerales. El ayatolá Jamenei, en su comunicado titulado “El segundo paso de la Revolución” se refiere a esta realidad y escribe: “Irán representa el 1 % de la población mundial, no obstante, posee el 7 % de los recursos naturales globales”.
 
Estas reservas están valuadas en 770 mil millones de dólares e incluyen materiales como hierro, cobre, oro, plata, plomo y otros productos minerales importantes. En otra parte de su comunicado, el Líder de Irán afirma: “Fruto de ese espíritu, de esa participación social y de ese sentimiento colectivo que aportó al país la Revolución Islámica son miles de empresas basadas en el conocimiento, miles de proyectos de infraestructura imprescindibles para el país en las áreas de la ingeniería, el transporte, la industria, la energía, la minería, la salud, la agricultura y el agua; millones de graduados y estudiantes universitarios; miles de centros universitarios en todo el país; decenas de grandes proyectos en los que nos hemos situado en los primeros puestos a nivel mundial, como el ciclo del combustible nuclear, las células madre, la nanotecnología, la biotecnología y similares; la multiplicación por sesenta de las exportaciones no petroleras y casi por diez de las unidades industriales activas; la inmensa mejora de la calidad del sector industrial; la transformación de la industria de montaje en tecnología propia; el auge considerable de distintas ramas de la ingeniería, incluida la industria de la defensa; el florecimiento de ramas importantes y delicadas de la medicina, llegando a erigirnos en referencia, junto a decenas de ejemplos de progreso más”.
 
P/NA/NL