Sep 11, 2019 08:52 UTC

ParsToday- Cuando se trata del progreso y la prosperidad económica, surge la pregunta que si las posibilidades y las ganancias de este desarrollo se distribuyen de manera justa y equitativa entre toda la población.

En el sistema capitalista occidental, el establecimiento de la justicia económica y social no es original, y solo se han tomado medidas limitadas. Por esta razón, hay grandes capitalistas en los países occidentales, especialmente en Estados Unidos, cuya riqueza no es comparable a la de la gente común en la sociedad, e incluso afectan las decisiones de los gobiernos.
 
Pero en el Islam, la justicia es un elemento esencial que debe ser priorizado en varios campos, incluso en la economía y la sociedad. El sagrado Corán condena la crueldad y la discriminación en numerosas aleyas, y ordena a la gente y a los gobernantes a cumplir con la justicia, e incluso ha considerado el establecimiento de la justicia como uno de los objetivos importantes de los profetas.
 
Respecto a los gobernadores justos, el Imam Ali (P) afirma: “el mejor gobernador es quien elimine la crueldad y avive la justicia”.
 
El imam Sadeq (P), el gran nieto del Profeta del Islam (P) afirma: “Si establece la justicia entre la gente, nadie será necesitado y por voluntad de Dios, el cielo proveerá las necesidades y la tierra dará sus bendiciones”.  Es por esta misma razón que durante la gobernanza del Hazrat Mahdi (Que Dios acelere su llegada) la justicia se establecerá en el mundo y la tierra  abundará de las bendiciones divinas.
 
Aunque la justicia conlleva bendiciones, es muy difícil su establecimiento en la sociedad. Se puede decir que, a lo largo de la historia, ningún gobierno ha conseguido establecer la justicia entre toda su gente, pues, eso ocurrirá solamente durante la gobernanza del Hazrat Mahdi, el salvador del mundo.
 
En el comunicado titulado “El segundo paso de la Revolución”, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, Líder de la Revolución Islámica de Irán, afirma: “La justicia se encuentra por encima de las metas primordiales de todos los gobiernos divinos y, en el caso de la República Islámica de Irán, ocupa esa misma posición y honorabilidad. En todos los tiempos y en todos los territorios, la justicia ha sido y es una palabra sagrada, aunque no será implementada de forma cabal, excepto durante el Gobierno del Imam Mahdi (que Dios acelere su llegada). Es un deber para todos, y en especial para las autoridades, que se implemente la justicia de forma parcial”.
 
La revolución del pueblo iraní, debido a su naturaleza islámica y su apoyo a los desfavorecidos y necesitados, considera que la justicia es su causa principal. Por esta razón, desde el comienzo de la revolución, se han hecho esfuerzos para reducir las distancias de clase y establecer la justicia económica y social. Brindar servicios a personas desfavorecidas, la elección de los funcionarios entre ellos, la creación de instituciones políticas y sociales populares como la Asamblea Consultiva Islámica y el Consejo de la Ciudad y la Aldea, y la ejecución de numerosos planes de desarrollo para mejorar su situación económica, figuran entre las medidas adoptadas por la República Islámica de Irán para eliminar la discriminación en la sociedad.
 
En el comunicado “El segundo paso de la Revolución” se lee: “La República Islámica ha sido uno de los Estados del mundo más exitosos en la reasignación de servicios y bienes del centro al conjunto del país, y de los barrios acomodados de las ciudades a los barrios de clase baja”. El ayatolá Jamenei agrega: “Pese a que la República Islámica de Irán ha dado importantes pasos para alcanzar esta meta (establecimiento de la justicia), pasos a los que ya he aludido brevemente más arriba, hay que hacer mayores esfuerzos para difundirlos a fin de hacer fracasar los complots que buscan tergiversar la imagen de la República Islámica o simplemente mantenerse callados y ocultar la verdad. Todo ello forma parte del celoso programa de los enemigos de la Revolución”.
 
 
 
Sin embargo, el ayatolá Ali Jamenei insiste en la necesidad de tomar medidas adicionales para establecer la justicia entre el pueblo de la República Islámica, ya que la eliminación de la desigualdad económica y social es uno de los objetivos principales de la revolución y aún no ha conseguido tanto como lo merece. Por esta razón, en algunos de sus discursos y reuniones con funcionarios, enfatiza la necesidad de acelerar las acciones que terminen en el establecimiento de la justicia.
 
Por supuesto, el Líder de la Revolución, para evitar cualquier abuso de sus palabras, en el comunicado “El segundo paso de la Revolución”, afirma: “Si este humilde servidor no está satisfecho con el nivel de justicia alcanzado, se debe a que ese valor sublime debería brillar como una joya inigualable sobre la cabeza de la República Islámica, lo que aún no sucede. Pero esta insatisfacción no debe interpretarse en el sentido de que no se ha trabajado para instaurar la justicia. Lo cierto es que los logros alcanzados en la lucha contra la injusticia en las últimas cuatro décadas no son comparables a ninguna otra era del pasado”.
 
La difusión de la justicia es la aspiración de cualquier persona justa y libre, pero su establecimiento enfrenta grandes obstáculos y, sin duda, el mayor obstáculo es la corrupción entre los dueños del poder y la riqueza. De hecho, la discriminación entre las personas en la distribución de ingresos e instalaciones conduce a la corrupción y al alojamiento de la justicia. Por lo tanto, una de las tareas más importantes de un gobierno que busca lograr justicia en la sociedad es luchar contra la corrupción. En el comunicado El segundo paso de la Revolución”, el ayatolá Jamenei afirma: “Justicia y lucha anticorrupción: Las dos se complementan. La corrupción económica, moral y política supone un absceso, que, si se manifiesta en la estructura de un Gobierno, se convierte en un terremoto devastador que acaba dañando su legitimidad. Semejante efecto resultará siendo más serio y vital para la República Islámica de Irán, que requiere de una legitimidad política y una aprobación social mucho mayor que otros sistemas políticos del mundo”.
 
De esta manera, el Líder persa advierte a los funcionarios de la República Islámica de ser atrapados en la trampa de la corrupción. Por supuesto, aunque el establecimiento y la promoción de la justicia son difíciles y son difíciles también la erradicación de la discriminación y la corrupción, lo cual requiere una determinación seria, ya que la corrupción es el principal obstáculo para la justicia. El Líder de la Revolución tampoco niega la existencia de corrupción entre algunos funcionarios, porque el demonio siempre está esperando para desviar al hombre del camino de la justicia y el derecho.
 
En torno a la corrupción, el Líder de Irán en su comunicado afirma: “Las aspiraciones de riqueza y poder socavaron la voluntad de algunos dentro del Gobierno del Imam Ali (P), que es considerado el Gobierno más chií en la historia de la Humanidad. De ahí que no se pueda descartar por completo que se dé este fenómeno en el seno del sistema de la República Islámica”.
 
Por supuesto, los medios de comunicación opositores a la República Islámica de Irán siempre pretenden que existe una corrupción generalizada en el sistema de gobierno iraní y difunden muchos rumores y noticias falsas. El ayatolá Ali Jamenei es consciente de tal  propaganda parcial y agrega en su comunicado: “Desde luego, el nivel de corrupción entre las autoridades de la República Islámica es mucho menor en comparación con el registrado en otros países y durante el régimen de la tiranía, en el que todos eran unos corruptos. Gracias a Dios, las autoridades de este sistema político se han alejado, en la mayoría de los casos, de la corrupción, pero lo que existe, aun siendo poco, resulta del todo inaceptable. Todos deben saber que una economía intachable es la condición que da legitimidad a todas las autoridades de la República Islámica. Todos deben alejarse del diablo y de las tentaciones con la ayuda de Dios Todopoderoso”.
 
Por lo tanto, en la República Islámica de Irán, que aboga por la justicia, la más mínima corrupción y discriminación es inaceptable, aunque el cumplimiento de un objetivo es tan difícil y costoso. Para hacer esto, el Líder de la Revolución llama, sobre todo, a las autoridades del país a mantener piedad, y abstenerse del secularismo y la venganza para eliminar el terreno interno para la corrupción y la injusticia.
 
Sin embargo, otro camino para la lucha contra la corrupción, que enfatiza el Líder persa, es la supervisión concreta sobre los centros de poder y riqueza. En el comunicado “El segundo paso de la Revolución” se lee: “Los sectores gubernamentales y de supervisión deben impedir, con gran susceptibilidad y firmeza, la formación de cualquier tipo de corrupción y luchar contra su desarrollo. Esta labor, que requiere gente fiel, bondadosa y luchadora, con un corazón iluminado, forma parte de la campaña multilateral de la República Islámica de Irán para hacer valer la justicia”. A continuación, el ayatolá Jamenei anima a las personas que se dedican a las actividades económicas legales para obtener la riqueza y al mismo tiempo resalta: “En la República Islámica ser rico no es un delito, pero la discriminación en la distribución de los recursos nacionales, el abrir paso a los corruptos en lo que a la economía se refiere y el tolerar engaños económicos, pasos que todos desembocan en una situación de injusticia, son cuestiones que están sumamente prohibidas. Además, olvidar a las capas más vulnerables de la sociedad es algo completamente inaceptable”.
 
Por lo tanto, en el cuadragésimo aniversario de la Revolución Islámica de Irán, el ayatolá Ali Jamenei consideró el avance rápido hacia la justicia como una de las prioridades más importantes del futuro del sistema, y considera necesaria una lucha integral y persistente contra la corrupción para lograr este objetivo sagrado.
 
P/NA/NL