Sep 18, 2019 07:48 UTC

ParsToday-El papel de la gente, en la consolidación o el declive de los fundamentos de un gobierno, es innegable. La presencia activa de las personas en los diferentes ámbitos del país hace que un sistema sea duradero y con autoridad, y esta es una bendición que la República Islámica de Irán ha disfrutado desde el inicio de su existencia.

Básicamente, uno de los factores más importantes en la victoria de la Revolución Islámica de Irán fue la participación masiva y cohesionada de las personas. Por esta razón, en los últimos cuarenta años, a pesar de las dificultades y los obstáculos, el pueblo iraní ha protegido su revolución. El ayatolá Ali Jamenei, en el comunicado titulado “El segundo paso de la Revolución”, mencionó la posición y el papel del pueblo en la República Islámica de Irán. En una parte de ese mensaje se lee: “(La Revolución) transformó  el ignominioso régimen despótico de la monarquía en un Gobierno popular y democrático, y situar en el corazón de la gobernanza del país la voluntad nacional, que es la piedra angular del progreso genuino en todos los ámbitos. Luego convirtió a los jóvenes en los actores clave de la gestión del país”.
 
En otras palabras, mientras que, durante la tiranía de Pahlavi, el pueblo no gozaba de libertad y no tenía ningún papel en la gestión de los asuntos del país, con el estallido de la Revolución Islámica, el pueblo iraní tomó libremente la gestión de su país. En la República Islámica de Irán se garantiza la libertad de expresión y comportamiento del pueblo dentro de la ley. El Líder de la Revolución Islámica considera la libertad junto con la independencia como dos derechos indiscutibles del pueblo, de modo que en su comunicado escribe: “La independencia nacional simboliza la liberad de la nación y del Gobierno ante las intimidaciones de los poderes arrogantes del mundo, mientras que la libertad social significa el derecho a decidir, practicar y pensar por todos los miembros de una sociedad. Las dos forman parte de los valores islámicos y son regalos divinos que Dios les ha hecho a los seres humanos y no a los gobiernos. Los gobiernos tienen el deber de proporcionárselas a la gente”.
 
El punto interesante en esta parte del comunicado radica en que el Líder persa considera que la libertad, la independencia son una bendición otorgada por Dios para todos, y los gobiernos no solo no tienen derecho de endeudar a las personas bajo la excusa de suministrarla, sino, que si lo hacen, no cumplen con su deber y deben responder por no suministrar la libertad de las personas o no protegerlas. Durante las últimas cuatro décadas, la República Islámica de Irán ha defendido las libertades de la nación iraní, y las personas que habían experimentado la amarga tiranía, la represión y la opresión de la era Pahlavi, ahora disfrutan de su libertad para gobernar y hacer prosperar su país. En este sentido, el comunicado “El segundo paso de la Revolución” dice: “Quienes han luchado por la independencia y la libertad, las valoran más que el resto. La nación iraní, con sus 40 años de lucha, es un ejemplo de quienes no las subestiman. La actual independencia y libertad del Irán islámico son, de hecho, logros que se han alcanzado gracias a la sangre derramada por cientos de miles de personas dignas, valientes y desinteresadas —en su mayoría jóvenes—, pero todas se ubican a un alto nivel humano”.
 
 La libertad y la democracia en la República Islámica de Irán se definen en el marco de la democracia religiosa. Este sistema se basa en auténticas enseñanzas islámicas en las que la opinión del pueblo es la base del gobierno y le permite ejercer el poder de administrar los asuntos del país. El ayatolá Ali Jamenei dice: “En el sistema islámico, las opiniones, los deseos y las emociones de las personas tienen un gran impacto, y el sistema islámico no se materializa sin los votos y deseos de las personas”. También describe el concepto de democracia religiosa de esta manera: “La democracia religiosa... es una realidad única en la esencia del sistema islámico porque si un sistema quiere actuar sobre la base de la religión, será imposible sin la gente, mientras que la democracia real no será posible sin la religión...”.
 
 En la democracia religiosa, las libertades de las personas se ejercen en el marco de las enseñanzas divinas, y al contario de la democracia occidental, los gobiernos, influenciados por los centros de poder y riqueza, no definen los límites de la libertad. Ahora, en la República Islámica de Irán, la gente expresa libremente sus comentarios sobre los problemas del país y critica a los funcionarios y sus acciones. Los diferentes partidos y corrientes presentan sus puntos de vista al público, y los medios escritos, visuales y de audio informan a las personas sobre el estado del país. Las manifestaciones y agrupaciones son otra forma de expresar, respaldar o protestar algunas de las acciones y políticas de los funcionarios estatales o incidentes extranjeros. Pero la forma más importante y efectiva forma de la participación del pueblo en la administración del país son los numerosos referendos y elecciones libres y abiertas que se han llevado a cabo en el marco de la democracia religiosa desde la victoria de la Revolución Islámica. El artículo 6 de la Constitución establece: “En la República Islámica, los asuntos del país se regirán por la opinión pública a través de elecciones, como la elección del Presidente, los miembros del Parlamento, los miembros de los Consejos y casos similares”.
 
Menos de dos meses después de la victoria de la Revolución Islámica en febrero de 1979, el pueblo de Irán acudió a las urnas por primera vez para elegir su sistema de gobierno preferido. En el referéndum, más del 98 por ciento de los votantes votaron por la República Islámica. Los iraníes también participaron en otros dos referéndums, uno para votar a favor de la constitución y el otro a favor de revisarla. La nación iraní también ha participado en 33 elecciones en los últimos 40 años para elegir al presidente, parlamentarios y consejos municipales. Además, debido a que el reconocimiento de la condición de un líder requiere de eruditos  con una amplia información religiosa, las personas eligen a dichos individuos para convertirse en miembros de la Asamblea de Expertos de Irán, y luego esta asamblea, eligen al líder conforme a los requisitos constitucionales y supervisa su actitud. Por otro lado, a diferencia del gobierno real de Pahlavi, donde los funcionarios fueron designados por un cierto número de personas, en la República Islámica de Irán, es posible para aquellos que tengan la capacidad necesaria acceder a varios puestos del gobierno por voto popular.
 
Una de las cuestiones importantes con respecto al nivel y la calidad del aprovechamiento de la libertad, es el nivel de conocimiento y la conciencia de las personas sobre diversos temas, especialmente cuestiones políticas. La gente puede votar correctamente y a favor de los intereses de su país cuando tenga la conciencia necesarias sobre los asuntos políticos. Con el surgimiento de la Revolución Islámica, aumentó la conciencia de la gente sobre los problemas políticos, tanto nacionales como extranjeros, y consiguió una mejor comprensión respecto a la situación de su país y su revolución, así como la naturaleza de sus enemigos. En este sentido, en el comunicado “El segundo paso de la Revolución” leemos: “La Revolución agudizó de manera admirable la capacidad de comprensión política de toda la población, en particular de los problemas internacionales. El análisis político ya no se limita a la clase ilustrada y la mayoría de la gente está al tanto de asuntos como los crímenes de Occidente, en particular de Estados Unidos, como la causa palestina y la opresión histórica sufrida por esa nación, como el belicismo ruin de las potencias arrogantes y como sus injerencias en los asuntos internos de los distintos pueblos. La visión de los llamados intelectuales, antes autoexcluidos de la vida pública, se transmitió a todo el país en todos los planos de la vida, y este tipo de asuntos son ahora comprensibles con claridad hasta para adolescentes y niños”.
 
Debido a la alta visión política del pueblo iraní, han fallado hasta ahora las conspiraciones de los enemigos de la Revolución Islámica, especialmente los Estados Unidos. Uno de los grandes regalos de la Revolución Islámica para la nación musulmana de Irán es la libertad en practicar y propagar la religión del Islam. El régimen del shah, al promover la cultura y la vulgaridad occidentales, además de confrontar a los académicos y activistas religiosos, buscaba alejaba a la sociedad de la cultura divina islámica. Pero dado que las enseñanzas islámicas trascendentes están profundamente arraigadas en la vida del pueblo iraní, estas políticas antirreligiosas se convirtieron en una de las principales causas de la oposición popular al régimen y el comienzo de la Revolución Islámica. La elección de un sistema islámico por parte del pueblo iraní indica que quieren el imperio de la ley y los valores islámicos en su país. Hasta el momento, la República Islámica ha brindado importantes servicios en esta área y ha proporcionado el terreno para el desarrollo de la ética y la espiritualidad en la sociedad. En este sentido, el ayatolá Jamenei en su comunicado “El segundo paso de la Revolución” escribe: “El planteamiento de devoción y moral de la República Islámica atrajo a los corazones bien dispuestos y luminosos, especialmente de la juventud, y transformó el espacio haciéndolo favorable para la religión y la moral”.
 
En torno al fruto de los servicios del sistema de la República islámica al pueblo iraní, el Líder persa agrega: “Ahora podemos ver ante nuestros ojos el producto de los esfuerzos de estos cuarenta años: un país, una nación independiente, libre, poderosa, digna, devota, avanzada en las ciencias, dotada de valiosas experiencias, segura y confiada, con una influencia fundamental en la región y con un discurso sólido sobre las cuestiones que afectan al mundo”.
 
 P/NA/NL