May 15, 2020 16:30 UTC

El Imam Ali (P), abatido y decepcionado de la deslealtad de sus compañeros, trató de formar una tropa para hacer frente a Moawieh. Mientras, un grupo sin visión, llamado Khawarij, que había sido perjudicado por la justicia de Hazrat Ali, pensaba un complot para martirizar a su Imam. Según relatos, unos meses después del suceso de Nahravan, tres de los grandes de Khawarij habían dispuesto asesinar la misma noche al Imam Ali, Moawieh y Abdulá Ibn Amr ibn al-Aas.

El asesinato del Imam Ali  estaba a cargo de Abdul Rahman Ibn Molyam Moradi. Él entró en Kufa y se reunió con una mujer llamada Qotam, cuyo padre y hermano habían sido asesinados en el suceso de Nahravan a manos de Ali por lo que guardaba rencor a este Imam y lo consideraba su gran enemigo declarado y siempre estaba pensando en destruirlo. Ibn Muljam pidió la mano de aquella mujer y esta aceptó con la condición de que su dote fuera la muerte de Hazrat Ali. Ibn Molyam que había llegado a Kufa justamente para eso, aceptó. 

Estimados oyentes hoy es el día 21 del mes bondadoso de Ramadán y coincide con el martirio de Hazrat Ali y damos el pésame por este motivo a todos los oyentes y les invitamos a escuchar este programa preparado por este motivo.

El 21 de Ramadán del año 40 de la hégira lunar, a los 63 años de edad llega a su fin la vida del Hazrat Ali, una vida llena de esfuerzo, Yihad, adoración e inocencia, y su pérdida deja una tristeza inconsolable para la humanidad.

Dos días antes, Ibne Molyam Moradi, con una espada envenenada asesta un mortífero golpe en la cabeza del Imam cuando se encontraba prosternado en su oración, el médico al ver la profunda herida pierde las esperanzas de recuperación del califa musulmán. Obviamente, Hazrat Ali, en reiteradas ocasiones se encontró al borde de la muerte y estaba familiarizado con esto.

Poco antes de su martirio dijo: la muerte para mí no es un huésped desconocido, es como un hombre sediento que alcanza el agua después de un largo tiempo, y es como alguien que después de un tiempo encuentra un tesoro perdido.

La familiaridad de Hazrat Ali con la muerte, el querer su martirio, se origina en su profunda fe y creencia hacia su Señor. Principalmente los hombres piadosos que han vivido en el mundo, como Dios manda, y han tenido algo para el más allá, no solo no tiene miedo de la muerte sino que saben que pronto irán al encuentro de su Señor.

Hazrat Ali durante su vida bondadosa siempre mostró no temer a la muerte. En la noche de la inmigración del Profeta del Islam, de la Meca hacia la ciudad de Medina, se ofreció a ocupar el lugar de su primo el Profeta Mohamad (P) en su cama sabiendo incluso que se exponía a un gran riesgo. Pero para él era más importante la satisfacción de su Señor y mantener a salvo la vida del Profeta.

En la aleya 207 de la sura La Vaca que inspiro después la gran satisfacción del Hazrat, Dios dice: "hay entre los hombres quien se sacrifica por deseo de agradar a Alá. Dios es manso con sus siervos".


En la guerra de Ohud, después del descuido de algunos musulmanes, que desembocó en el ataque multilateral de los paganos de Quraish, muchos de los musulmanes y muyahidines incluido el tío del Profeta Hamze, fueron hechos mártires. 

Entre ellos un número de musulmanes especialmente Hazrat Ali, a pesar de los ataques incesantes del enemigo, trataron de defender al Profeta y le salvaron. En ese momento, el gran Dios, por medio del ángel Gabriel declaró: "no hay nadie tan generoso como Ali y ninguna espada tan poderosa como Zulfaghar (la espada de Hazrat Ali).

Pero después de la guerra de Ohud, cuando el Hazrat Ali observó que casi 70 musulmanes habían perdido la vida, él aunque tenía heridas fuertes no fue hecho mártir, entonces, se sintió preocupado y molesto. El Profeta al ver esto le dijo: te prometo que finalmente te convertirás en mártir. Más tarde, Ali, que siempre deseaba el martirio en el camino de Dios, recordó la promesa del Profeta.

Dos días después del golpe recibido en la cabeza mientras rezaba dijo: "Juro por el Dios de la Kaaba que fui bendecido". Sí, Hazrat Ali consideraba que ser mártir en el camino de Dios era una bendición y motivo de felicidad, por eso no tenía miedo. La única preocupación de Hazrat Ali en aquel momento sobre la muerte era que ésta sea en la religión del Islam que es el camino recto.

Un día el Profeta dio un sermón sobre la virtud del mes de Ramadán, Hazrat Ali, se levantó y preguntó, "Oh Enviado de Dios ¿cuáles son los mejores hechos en este mes?". El Profeta dijo "Ser justo y evitar lo ilegal", pero al ver a Ali visualizó un objeto duro y empezó a llorar. El Imam preguntó el motivo de su llanto, el Profeta dijo: "Oh Ali! Lloro por indignación de la injusticia del que serás víctima en este mes. Veo a un hombre cruel que te golpea cuando estas rezando y su barba es del color de la sangre". Imam sin preocupación preguntó, ¿"en aquel momento mi religión es sana"? el Profeta del Islam dijo: "si en aquel momento tu religión es sana". Luego el Profeta del Islam con frases bellas y profundas comparó a Ali consigo mismo y lo declaró su sucesor.

Debido a las promesas del Profeta del Islam, sobre el martirio de Hazrat Ali, él siempre ha estado cerca de la muerte por Dios e incluso en los últimos días de su vida, de tal manera que él sabía que había terminado esta larga espera.

Pero a pesar del deseo de aquel Hazrat respecto al martirio para llegar a su Señor, y estar al lado del Profeta no dejó de realizar buenas acciones en este mundo, con el objetivo de que estas acciones sean tomadas en cuenta para la satisfacción de su Señor.

Se enojaba de alguien que era perezoso para el trabajo, en la búsqueda del sustento de su vida material; porque quien es descuidado respecto a su vida en este mundo también lo será en el otro. Por lo tanto, Imam Ali era un hombre trabajador, exitoso que obtenía grandes ingresos.

El sabio suní, Ibne Abi Al-Hadid sobre el Hazrat Ali dice: "él trabajaba con sus manos siempre y cultivaba plantas y cosechaba dátiles, y sin embargo, después de la recuperación de los campos se dedicaba a los pobres". Así aquel Hazrat aunque podía obtener mucho dinero se los daba a los pobres para que su acción sea considerada en el más allá.

La sumisión y la obediencia de Hazrat Ali respecto a las normas divinas se puso de manifiesto en los cinco años que duró su califato. Aquel Hazrat después de aceptar el califato, se esforzó mucho, como un deber religioso, en revindicar los derechos de los oprimidos y establecer la justicia. Lograr estos objetivos sagrados causó que los que veían sus intereses en peligro, se rebelaran contra Hazrat Ali y obstaculizaran la realización de la justicia y el establecimiento de los valores islámicos en la comunidad.

Pero Hazrat Ali siempre antepuso la práctica de las normas divinas y la satisfacción de su Señor a todo, sin tener miedo al martirio, trato de hacer frente a los extremistas y fanáticos ignorantes. Finalmente uno de estos mismos fanáticos ignorantes que no pudo entender la verdad de la religión y que tampoco entendió el lugar elevado de Hazrat Ali, causó el martirio de aquel Hazrat en el altar de la mezquita de Kufa.

Sobre las virtudes y prestigios de Hazrat Ali los sabios musulmanes y no musulmanes han dicho interminables e interesantes discursos. Pero los dichos de su hijo mayor el Hazrat Imam Hasan (la paz sea con él) es el más importante.

Después del entierro de Hazrat Ali, el Imam Hasan de entre la gente se acercó al pulpito, y mientras lloraba dijo: la pasada noche un hombre murió, que nadie excepto el Profeta lo superará. Él, hizo Yihad, junto con el Profeta llevando la bandera del Profeta mientras lo apoyaban Gabriel y Miguel.

La noche en la que la misericordia de Dios hizo descender el Corán al Profeta Muhammad, fue la misma noche en que Jesús, hijo de María (la paz sea con él) ascendió al cielo y Juan (hijo de Noon) fue hecho mártir.

Ali era tal persona, que cuando la espada coronaba su cabeza, el ángel Gabriel entre la tierra y el cielo gritó: ¡Juro por Dios! que las columnas de orientación y guía se han roto, se han eliminado los signos de piedad y se ha separado una causa firme entre el Creador y su creyente. Ha sido hecho mártir el primo de Mustafá (saludos sean para él y sus descendiente), Ali Morteza”. 

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