May 15, 2020 06:09 UTC

ParsToday - Queridos oyentes, estamos a su servicio con otro programa más del espacio "buenas noticias coránicas “.

El mes del Ramadán es bonito y memorable. Cuando los momentos de este mes bendito se conectan a otros con bondad y benevolencia, aumenta su gloria espiritual, y sus impactos y bendiciones se manifiestan cada vez más.
 
La bondad o cariño hacia los demás es uno de los atributos elogiados y objeto de satisfacción de Dios, ya que el hombre, dando prioridad a los otros y no a sí mismo, esforzándose por resolver sus problemas y abnegándose, gana la satisfacción de Dios y de los demás. Y en general, considera bueno o malo para los otros lo que considera bueno o malo para sí mismo.
 
Entre las palabras más usadas en las aleyas del sagrado Corán, destacan las palabras "Ehsan (bondad)" y "muhsenin (quienes hacen el bien)". Uno de estas aleyas es el de la sura Al-Ahqaf (” Las Dunas”) donde Dios anuncia buenas nuevas a los que hacen el bien:
 
“Antes de él, la Escritura de Moisés servía de guía y de misericordia. Y ésta es una Escritura que confirma, en lengua árabe, para advertir a los impíos y anunciar la buena nueva a quienes hacen el bien”.
 
Según esta aleya, enviar libros celestiales es una de las tradiciones divinas, y éstos son una manifestación de la misericordia divina. Y dado que los imames sirven de guía para los seres humanos, éstos últimos deberían seguirlos en todos los aspectos. En general, el “dar buenas nuevas junto con advertencias” son los dos ejes principales de los mensajes de guía del Corán, con el objetivo principal de mantener a los seres humanos lejos de la opresión y perdición, y animarlos a hacer el bien.
 
Pero, ¿quiénes son los benefactores? Según el Corán, los benefactores y los que hacen el bien, son aquellos que desde el punto de vista ideológico, están en la línea del monoteísmo y, en lo que a la acción se refiere, están la línea de la resistencia y perseverancia. Tales personas resisten en tiempos de calamidades, dificultades y adversidades, y se contentan con lo que Dios está satisfecho. Al respecto, en la aleya 100 de la sura Al-Tawba (El Arrepentimiento), la recompensa de los benefactores se expresa bellamente, así:
 
“Alá está satisfecho de los más distinguidos -los primeros de los emigrados y de los auxiliares-, y de quienes les siguieron en sus buenas obras. Ellos también estarán satisfechos de Él, Que les ha preparado jardines por cuyos bajos fluyen arroyos en los que estarán eternamente, para siempre. ¡Ése es el éxito grandioso!”
 
Para el sagrado Corán, una de las destacadas virtudes de los benefactores es dar limosna a los necesitados. Al respecto, la aleya 134 de la sura Al-Imran (La familia de Imran), señala:
 
“…que dan limosna tanto en la prosperidad como en la adversidad, reprimen la ira, perdonan a los hombres -Alá ama a quienes hacen el bien-,”
 
También de acuerdo con los relatos islámicos, y los que se atribuyen a la Familia del Profeta (la paz sea con ellos), la bondad es un tipo de ignorar el derecho personal y abnegación. Por tal razón, el Imam Ali (saludos sean para él) dice: “La parte más importante de la fe es hacer el bien a la gente”. Según las narraciones islámicas, los benefactores llegan a disfrutar del cariño divino. Dios les guía y les otorga ciencia y sabiduría. Dios bendecirá también a los benefactores, por lo que éstos serán los que prosperarán.
 
Una bonita sociedad es la que en ella las relaciones entre las personas se mezclan con afectos y dignos atributos morales. En tal sociedad, los individuos mantienen lazos cercanos y cooperan entre sí para resolver los problemas.
 
El crecimiento y el desarrollo de atributos como el altruismo, la bondad, el perdón y el dar limosna, florecen en la sociedad y la transforman.
 
Dios, el Altísimo, anima a la gente a hacer buenas obras, alaba a los que hacen el bien, y, al exponer sus características, los llama a dar pasos en el camino de guía y salvación:
 
“Esos tales están dirigidos por su Señor, ésos son los que prosperarán”, dice una aleya de la sura de Luqmán.
 
En otra aleya, esta vez en la sura Al-Baqarah (¨La vaca”) se lee:
 
Gastad por la causa de Alá y no os entreguéis a la perdición. Haced el bien. Alá ama a quienes hacen el bien.
 
Muchas aleyas del Corán consideran la fe y la servidumbre del hombre como la principal causa de la caridad y bondad en los seres humanos, por un lado, y como parte de los deberes de un musulmán ante la humanidad, por el otro.
 
De acuerdo con las enseñanzas islámicas, la benevolencia contribuye a ajustar la riqueza en la sociedad; elimina el sistema de clases; crea amistad e sinceridad entre los individuos de la sociedad; hace que se perdonen los pecados humanos y, como consecuencia, garantiza la prosperidad de los seres humanos tanto en este mundo como en el Más Allá haciendo que sean amados por Dios.
 
Según los estudios realizados, la bondad, la caridad y el buen sentimiento de hacer una buena obra, producen una sustancia llamada serotonina, un portador químico que juega un papel importante en el mantenimiento del equilibrio de los sentimientos. Entonces, el cariño y hacer buenas obras dejan un impacto positivo en el cuerpo y el alma del benefactor.
 
El Dr. Wayne Walter Dyer, psicólogo y autor del libro “El Poder de la Intención”, dice al respecto: “La buena obra, tan sencilla que sea, instiga y produce serotonina, no solo en el benefactor sino también en el beneficiado”.
 
Lo más interesante es que el mismo fenómeno ocurre también en los que rodean al benefactor y en los que son testigos de su buena obra. O sea que, la bondad y la caridad dejan un efecto positivo en el temperamento del benefactor, del beneficiado e incluso en la persona que solo ha sido testigo de este acto.
 
Un día, un hombre fue a ver al profeta del Islam (la paz sea con él) diciéndole que era pobre y tenía hambre. El profeta Mahamad le pidió que fuera a su casa. Así hizo el hombre, pero las esposas del profeta le dijeron que no hubo nada para comer en la casa.
 
El hombre regresó y reportó lo ocurrido al profeta, quien, sentado en una reunión, preguntó a los presentes ¿quién invitaría esta noche a este hombre a su casa?" Inmediatamente, el Imam Ali (la paz sea con él) se levantó y dijo: "¡Yo!". Luego se lo llevó al hombre a su casa, donde preguntó a su esposa, Hazrat Fátima (saludos sea para ella)"¿hay algo para comer?, a lo que contestó que “sí, un poquito para nuestros hijos, pero preferimos al invitado a ellos”.
 
Luego, el Imam Ali pidió a Fátima acostar a los niños y apagar las luces. Así hizo la Hazrat y extendió un mantel en la oscuridad poniendo la poca comida que tenían. Ali movía su boca en la oscuridad fingiendo estar comiendo para que su invitado no se sintiera avergonzado y pudiera comer despreocupado. Una vez que el invitado terminó de comer, el Imam Ali encendió las luces y vio que por orden de Dios, los platos estaban llenos de comida. Al amanecer, él y Fátima fueron a la mezquita a rezar, donde al verlos, el profeta se puso a llorar muy fuerte y recitó este versículo: “…y les prefieren a sí mismos, aun si están en la penuria”.
 
También hay que tomar en cuenta que la bondad requiere que debemos dar como limosna, por la causa de Dios, lo que amamos, para que seamos de los que han sido objeto de las buenas nuevas divinas.
 
P/FE/NL

 

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