Ago 31, 2020 07:25 UTC

Amigos estamos con ustedes con otra parte de la serie Misticismo Rojo. En este episodio abordamos la relación entre la cultura de "buscar el martirio voluntariamente" y la religión y, estudiamos las aleyas del sagrado Corán y la tradición profética al respecto.

El martirio es el pico de la excelencia humana. En la cultura del Islam y especialmente el chiísmo, el acto más valioso y precioso, la salvación más alta, la posición más alta, la victoria más grande y el mejor acto es alcanzar la gracia del martirio. Para el mártir, el tiempo más glorioso es la hora en que triunfantemente logra una muerte honorable a manos de enemigos indignos.
 
Mártir es la manifestación de la escuela chií y modelo y ejemplar para toda la humanidad. Un mártir es alguien que sacrifica su vida para irrigar el árbol del Islam y erradicar la corrupción. El mártir garantiza la resistencia y el dinamismo de la sociedad y le da capacidad espiritual a la sociedad para eliminar toda debilidad. De hecho, la cultura de "buscar el martirio voluntariamente" es una cultura de valor derivada de la creencia religiosa, cuyo resultado es la perfección humana, de modo que el "mártir" es un ser humano que acepta con entusiasmo la muerte con el objetivo de reformar y mejorar su sociedad y solo para la satisfacción de su Señor.
 
En muchas aleyas, el sagrado Corán insta a los creyentes a sacrificar sus vidas y propiedades en el camino de Dios, como la aleya 41 de El arrepentimiento (At taueba) dice: “¡Id a la guerra, tanto si os es fácil como si os es difícil! ¡Luchad por Alá con vuestra hacienda y vuestras personas! Es mejor para vosotros. Si supierais...”. Obviamente la Yihad es la defensa de las santidades religiosas y los mensajeros divinos, y el sacrificio de la vida en aras de promover la religión Dios, que le ha proporcionado vida, propiedades, esposos, hijos y familia al hombre y ha permitido que domine el universo entero, sabe lo que es mejor para su siervo. Por lo tanto, esa aleya señala que gastar la hacienda y vida es mejor para los seres humanos.
 
En muchas otras aleyas, Dios, Todopoderoso, llama a los creyentes a sacrificar sus vidas y bienes para ayudar y apoyar a Dios y en el cumplimiento del pacto divino. Como dice en la aleya 23 de la sura La coalición (Al ahzáb): “Hubo creyentes que se mantuvieron fieles a la alianza concertada con Alá. Algunos de ellos dieron ya su vida. Otros esperan aún, sin mudar su actitud”.
 
Dar la vida en el camino de Dios es para un creyente como realizar un Nazar (una promesa entre el hombre y Dios en la que el hombre se compromete a sí mismo a realizar algunas buenas acciones para la complacencia de Dios). La promesa y la alianza mencionadas en esta aleya es una alusión al martirio en el camino de Dios: por lo tanto, dar la vida en el camino de Dios es la prueba de la mayor sinceridad en la alianza que los creyentes hacen con Dios y Su Mensajero en defensa de la religión y su Profeta, además, muestra que los creyentes no dan la espalda al enemigo. De esta noble aleya entendemos que el martirio en el camino de Dios preserva la religión, compromete a la alianza divina de la mejor manera posible y conduce a la alabanza y glorificación de Dios, Todopoderoso.
 
La historia del Islam es en sí misma un espejo completo de este tipo de luchas y sacrificios y el caso de "Lailat al-Mabit " es uno de estos eventos. Según las fuentes históricas, fortaleciendo la invitación del Profeta Mohamad (P) al Islam, los paganos líderes de Quraish, después de la muerte de Abu Talib, empezaron a acosar a los musulmanes y los obligaban a renunciar al Islam. El Profeta, que vio en peligro la vida de los musulmanes, ordenó a los musulmanes que emigrasen a Yasrib (Medina) tras pactar un acuerdo con la gente de dicho territorio. La mayoría de los compañeros del Profeta (P) emigró a Yasrib. Los líderes de Quraish se dieron cuenta de que Yasrib se había convertido en una base para el Profeta (P) y llevaron a cabo una reunión para debatir ese tema y al final decidieron matar al profeta del Islam. El Profeta se dio cuenta del malvado plan de los enemigos a través de una revelación y decidió abandonar La Meca hacia Yasrib y lo consultó con el Imam Ali (P) y le propuso dormir en su cama en vez de él para que los asesinos no se dieran cuenta de la emigración del Profeta (P). El Emir de los Creyentes, Imam Ali (P), que fue educado en la escuela del Profeta, lo recibió con beneplácito.
 
Los politeístas comenzaron su ataque después de planearlo, pero encontraron a Ali (P) en la cama del Profeta y se dieron cuenta de que el Mensajero de Dios (P) había salido no solo de su hogar sino también de la ciudad de La Meca por la noche. La aleya 207 de la sura La Vaca(Al-Baqara) fue revelada en relación al mismo acontecimiento. Dios alabó la abnegación de Imam Alí (P) por salvar la vida del Profeta (P): “Y, entre la gente, hay quien se sacrifica a sí mismo buscando satisfacer a Dios. Y Dios es benévolo con los siervos”.
 
Combatir en el camino de Dios y sacrificar el bien más valioso que Dios le ha otorgado al hombre, es decir la "vida", con el fin de proteger la religión e ideal divino y reprimir a los enemigos del Islam y prevenir la opresión y la corrupción se considera el nivel más alto de "ordenar el bien y prohibir el mal", que es deber de todos los musulmanes; ya que, por un lado, el "martirio", es el mayor bien y bondad divina que no solo acerca al hombre a Dios, sino que también conduce a la guía, la conciencia y sabiduría de otros miembros de la sociedad y, en consecuencia, desarrolla el bien divino en la comunidad. Por otro lado, el "martirio" repele el mal y previene la propagación de la desviación y la oscuridad y finalmente, al destruir a los enemigos, corta su mano mala sobre los bienhechores.
 
Dios en la aleya 84 de la sura Las mujeres (An nísa) señala claramente que la Yihad detiene el movimiento de los incrédulos y provoca su retirada y dice: "¡Combate, pues, por Alá! Sólo de ti eres responsable. ¡Anima a los creyentes! Puede que Alá contenga el ímpetu de los infieles. Alá dispone de más violencia y es más terrible en castigar".
 
Además, Alá en la aleya 39 de la sura El botín (Al anfál) califica la Yihad como lo que conduce al desmantelamiento del engaño y complots de los paganos y dice: "Combatid contra ellos hasta que dejen de induciros a apostatar y se rinda todo el culto a Alá. Si cesan, Alá ve bien lo que hacen".
 
Con su martirio, el mártir ilumina las oscuridades de la ignorancia y de la desviación y muestra el camino a los demás con la vela de su existencia, como leemos en la súplica de Ziayarat Arbaín (la peregrinación de Arbaín): "Oh Alá. El Imam Hosein (P) derramó su sangre en tu camino para salvar a tus siervos (del torbellino) de ignorancia y extravío". Entonces, el mártir es como una vela cuyo servicio es arder, fana (aniquilar) y dar la luz para que otros se sientan cómodos y conscientes de su deber. Los mártires son las velas del círculo de humanidad. Son los mártires, lo que conservan vivos las velas luminosas de la sociedad y si no fuera por su luz resplandeciente en la oscuridad de la tiranía y la exclusión, los seres humanos no alcanzarían ningún camino.
 
Difundir la luz de la orientación es uno de los principales deberes de los profetas divinos que los mártires confían en eso. Como dice el sagrado Corán en las aleyas  45 y 46 de la sura La coalición (Al ahzáb), dirigidas al Santo Profeta del Islam (P): “¡Profeta! Te hemos enviado como testigo, como nuncio de buenas nuevas, como monitor, como voz que llama a Alá con Su permiso, como antorcha luminosa”.
 
P/FSH/NL

 

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