Dic 02, 2020 05:59 UTC

ParsToday- “Gobierno en la sombra” es un programa de seis partes, basado en la investigación titulada “El papel y la influencia del Gobierno secreto en EE.UU.” y elaborado por el Departamento de Investigaciones Aplicadas de Servicio Exterior de IRIB.

En el nombre de Dios, Todopoderoso, saludos queridos oyentes, estamos a su servicio con el programa "El papel y la influencia del gobierno en la sombra en EE.UU.". En los espacios anteriores abordamos la evolución del concepto del poder en la sombra y no electo en la estructura de la gobernación estadounidense, los elementos y componentes de la burocracia y los elementos que forman parte de la estructura del Estado de Estados Unidos y la posición del estado oculto en esta estructura. En este episodio analizaremos el papel complejo y multifacético del gobierno oculto en las elecciones estadounidenses. Al respecto, estimados oyentes les invitamos a informarnos sus puntos de vista sobre el programa a través del correo electrónico [email protected] o el número de teléfono +98-21-22162912. También pueden seguirnos en Instagram en la cuenta ParsTodaySpanish. Acompáñennos.
 
La inesperada presencia y victoria de Donald Trump, una figura controvertida y empresarial no tan famosa en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016 y sus amplias repercusiones tanto a nivel nacional como internacional, brindó una buena oportunidad para extender y abordar el tema del "estado oculto" y su rol e influencia multifacéticos desde los círculos políticos y académicos a la sociedad y los medios de comunicación estadounidenses.
 
En primer lugar, los ataques relativamente destructivos del candidato Donald Trump a sus rivales de su mismo partido, es decir, el republicano, durante las elecciones dentro del partido, y luego sus duros y humillantes ataques a la candidata presidencial demócrata Hillary Clinton revelaron más que antes una imagen clara de la organización política o la parte interna de la gobernación del "estado oculto" al público. Trump, que no era muy conocido dentro de su partido, porque, básicamente no era una figura política. Ingresó a la carrera republicana en el verano de 2015, mientras destacadas figuras republicanas consideraban casi segura su victoria en esta etapa de las elecciones. Jeb Bush, hijo del 41 ° presidente de Estados Unidos y hermano del 43 ° presidente de Estados Unidos, con un historial de gobernar Florida, estaba en el centro de atención, mientras que otros dos senadores, como Ted Cruz y Marco Rubio, también competían para representar a la élite política o lo que se conocía como la figura de la "organización política". Incluso unas pocas semanas después del inicio de la campaña del partido rival, cuando se intensificaba la campaña de las primarias dentro del partido demócrata, parecía que los líderes republicanos finalmente llegaron a un consenso sobre elegir a uno de estos tres, especialmente a Jeb Bush, que había entrado a estas elecciones con un respaldo financiero y una credibilidad significativos, es decir pertenecía a una de las familias políticas más destacadas de Estados Unidos.
 
En el Partido Demócrata, que contaba con el apoyo de la Casa Blanca, dado que gobernaba Barack Obama, la victoria de Hillary Clinton era casi segura, no solo en las elecciones dentro del partido, sino también en las presidenciales. Ya que Hillary Clinton, con una historia de ocho años como primera dama durante la presidencia de su esposo Bill Clinton, ocho años como senadora del estado de Nueva York y cuatro años como secretaria de Estado de EE.UU. en la Administración Obama, era considerada un símbolo de la continuación de la gobernación de la llamada "organización política", ante cualquier otro candidato tanto demócrata o republicano en las elecciones de 2016.
 
Sin embargo, una elección que parecía iba a ser ganada por una de las figuras de élite de la política estadounidense, como el republicano Jeb Bush o la demócrata Hillary Clinton, con la llegada de Donald Trump y la demostración del poder de los marginados políticos, se convirtió a un campo de batalla para usar la fuerza contra el establecimiento político o la parte intergubernamental del "estado oculto". De hecho, dirigir las demandas antiorganizativas de los votantes estadounidenses recayó sobre alguien que en sí mismo era un símbolo de "estado oculto" y, para ser más precisos, en su sector financiero-comercial.
 
Con una riqueza de más de $ 3 mil millones y un enorme imperio financiero llamado "Organización Trump", al ingresar al campo de la competencia intrapartidista republicana para las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016, Trump se hizo famoso como el candidato presidencial más rico en la historia del país norteño.
 
Antes de ingresar a la Casa Blanca a principios de 2017, Trump no era una figura política, sino una "marca" bien conocida en Wall Street y un componente del sector financiero-comercial del "estado oculto" en Estados Unidos. Además, era considerado una de las figuras más famosas del mundo de los medios de comunicación estadounidenses.
 
Sin lugar a dudas, muchos analistas atribuyen la sorpresa de la victoria de Trump, una estrella republicana recién nacida en las elecciones presidenciales de 2016, a su experiencia empresarial personal que le permitió comprender las principales demandas de los votantes estadounidenses, como la lucha contra la corrupción y la necesidad de aumentar el empleo, la prosperidad económica; entonces, con estas consignas populistas y aprovechándose de esta ola de demandas, finalmente pudo ingresar a la Casa Blanca.
 
Sin embargo, el factor más importante que hizo que Donald Trump superara a políticos veteranos como Hillary Clinton, Jeb Bush, Ted Cruz y Marco Rubio y, en particular, la repetida supremacía del voto electoral al voto popular, además de convertir el resultado de las elecciones de 2016 en una gran sorpresa, fue que una parte de la organización del "estado oculto " tomó el liderazgo del movimiento populista contra otra parte de la misma organización en Estados Unidos. Con consignas como "combatir la corrupción de Washington" y "Estados Unidos Primero", esta parte logró ganarse el apoyo de grupos de personas insatisfechas con problemas económicos y de los militares cansados ​​de las guerras extranjeras de su país y, con este apoyo, estableció una nueva forma de gobierno válido por el "estado oculto".  Algunas de las declaraciones de campaña de Trump se refirieron claramente a los cambios en las tácticas y políticas del estado oculto. Por ejemplo, en un mitin en Florida dijo: "Nuestro movimiento es para reemplazar a un régimen fallido y corrupto. Cuando hablo de corrupto, me refiero a que es completamente corrupto. El sistema político será reemplazado por el nuevo Gobierno y, usted, el pueblo estadounidense, tomará el control de eso. Este sistema político comete todo tipo de mentiras para mantener su credibilidad y poder, y son ustedes, el pueblo, quienes pagan el precio. El sistema que gobierna en Washington y los medios y las compañías financieras que lo respaldan existen por una sola razón, es decir protegerse a sí mismos y enriquecerse".
 
Entonces, Trump, que había crecido en los círculos de riqueza y poder de Wall Street, que no temía ni siquiera mostrar el lujo extremo y la corrupción moral en su vida, con lemas como pan, trabajo y prestigio, en medio de una tormenta propagandística populista y de masas antisistema, lanzada por sus simpatizantes, pudo lograr la victoria en 2016. Para millones de estadounidenses pobres, sin trabajo, vivienda ni seguro médico, hartos de las olas de inmigrantes ilegales, consignas como "Make America Great Again" ("Convertir a Estados Unidos en nación grande de nuevo") y "America First" (Estados Unidos Primero) eran tan atractivos que quedó marginalizada la dependencia del orador del "estado oculto" y su involucración en todo tipo de corrupción financiera y moral. De hecho, mientras el mismo Trump ingresó al campo electoral desde los orígenes del estado oculto y su corrupta organización política y comercial, para controlar el descontento y las protestas del pueblo, coreó lemas más fuertes contra el sistema gobernante de Estados Unidos. Llamó a los musulmanes enfermos mentales y terroristas, tildó de corrupta a la gobernación política, cuestionó la legitimidad e integridad de las elecciones, acusó al gobierno de turno de crear el grupo terrorista Daesh, llamó a los medios de comunicación enemigos de la nación y presentó a los partidos como pensionados de los ricos.
 
P/FSH/NL 

 

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