Colombia se suma al contexto de protestas continentales
(last modified Wed, 27 Nov 2019 04:27:20 GMT )
Nov 27, 2019 04:27 UTC

Parstoday- (E): Estimada audiencia en esta oportunidad el invitado es Libardo Orejuela (LO), profesor y rector de la Universidad Libre de Cali, Colombia, quien justamente desde Colombia abordará la situación en Colombia, a raíz de unas marchas masivas centralizadas el 21 de noviembre en ese país suramericano.

En contexto, el 21 de noviembre, cientos de miles de personas inundaron las calles de Colombia en busca de manifestar su descontento con la gestión del presidente Iván Duque, que asumió en agosto de 2018. Lo que colmó el vaso fue un "paquetazo" que incluye rebajas en el salario mínimo para jóvenes, un "tarifazo" de la electricidad y cambios en el sistema de pensiones. La violencia estuvo presente en esas protestas por parte de la Policía, incluso ya hay un muerto. Señor Orejuela, ¿estas protestas en Colombia tienen relación con los recientes acontecimientos en América Latina?, me refiero a los casos de Ecuador, Chile y Bolivia, entre otros.

LO: Bueno, hay que contextualizar continentalmente lo ocurrido en Colombia. A raíz de unos cambios de gobierno, hace un par de convulsionadas décadas, la política exterior homogénea y dominante de EEUU en el continente americano se fracturó, y una serie de países entre los que resaltaban Bolivia, Argentina, Venezuela, Ecuador, El Salvador, etc., etc., tomaron distancia de la política exterior de la Casa Blanca, y parecía que América Latina se rescindía en materia de política exterior en dos líneas. Una línea que históricamente seguía manteniendo su dependencia de opinión y decisión de Washington y, otra segunda línea, que intentaba obrar de manera independiente. Ya con los cambios de gobierno en EEUU y la asunción del señor (Donald) Trump a la presidencia de ese país, que produjo un curioso “timonazo” en cierta gobernabilidad de América Latina, surgieron los conflictos y se fueron escalando en Venezuela, vino lo que han llamado en Ecuador la traición del presidente Moreno al expresidente Correa —Moreno era el vicepresidente de Correa y con el auspicio de Correa Moreno fue nominado presidente y triunfó en las urnas—. Además, vino la derrota del peronismo en las urnas con el triunfo de Macri, y finalmente, vino el exabrupto triunfo de Bolsonaro en Brasil que representa la extrema derecha brasileña, después de un proceso que se ha ido ahora desmontando por las mentiras contra el dirigente del Partido de los Trabajadores (PT) Inácio Lula da Silva. Asimismo, ocurrió un golpe de Estado en Paraguay donde se movió un gobierno, relativamente independiente; había incluso conflictos en Uruguay, lo de Chile aún no se entendía, y el país más conservador de América Latina Colombia seguía al pie de la política norteamericana durante la presidencia de Álvaro Uribe Velez. Fruto de ese contexto continental, hace algunos meses se han venido produciendo especies de erupciones de resistencia, de rebeldía, de levantamiento muy masivos en algunos de estos países, habría que destacar lo ocurrido en Ecuador, donde hay un movimiento conducido por las comunidades indígenas —En Ecuador las comunidades nativas son muy fuertes—, esas movilizaciones también han sido muy fuertes en Chile, creo que es el movimiento más grande que se ha producido en Chile. En Chile las cosas no se han calmado, el gobierno derechista de Piñera tuvo que admitir y aceptar que va convocar un referéndum para una reforma constitucional, pero nada calma las tremendas manifestaciones que están ocurriendo en Chile, producto —digo yo— de un modelo neoliberal que particularmente fracasó en el mundo. Y, hace unos nueve meses, ese movimiento fue creciendo en Colombia,  al punto que en la pasada campaña electoral, hace un año y medio, el candidato alternativo Gustavo Petro logró un guarismo, algo que en Colombia nunca había ocurrido, de ocho millones votos, mientras que la candidatura más grande de los últimos tiempos había sido de 2 millones y picos de votos.

E: Qué nos puede comentar respecto a la situación exacta de Colombia… señor Orejuela ¿puede darnos detalles de lo que está ocurriendo en Colombia?  

LO: Fueron apareciendo, digámoslo así, protestas de sectores sociales muy diversos has que esto derivó en el llamado paro del 21 de noviembre o la marcha del 21 de noviembre. Colombia nunca ha visto una movilización de esa catadura. El Gobierno en una actitud estadísticamente desafiante habló de 200 mil manifestantes en todo el país, pero sectores que no son afines a esas protestas reconocen que se movilizaron millones de colombianos. En la sola ciudad de Cali, la cifra superó los 200 mil que dijo el Gobierno.

Colombianos marchan el 21 de noviembre.

 

E: ¿Quiénes fueron los protagonistas de esa marcha, estudiantes, sindicatos…?

LO: Esto es un asunto importante. No se movilizaron partidos políticos opositores, ellos no orientaron estas marchas. Estas marchas estuvieron nutridas por los jóvenes universitarios, por maestros de secundaria y de universidades, por sectores que llaman sectores de la mujer, por sectores de discapacitados, por pensionados, por capas medias; es decir, todo el espectro de la sociedad colombiana particularmente se movió.

E: ¿En Bogotá o en todo el país?

LO: En todo el país, que es otra característica. Se movió todo el país, se movilizaron sectores del campo, en llanuras, en las grandes ciudades, en las intermedias ciudades y pequeños municipios. Eso en Colombia, nunca se había visto, y el Gobierno recurrió a dos mecanismos para contrastar las protestas. Acudió a la represión y ya tenemos el primer muerto, el joven herido —como muestran las imágenes— fuerte por la policía murió en un hospital de Bogotá, y hay otro joven en Cali también muy gravemente herido. Ese fue un mecanismo, el Gobierno cerró las fronteras —óiganse bien— hizo allanamientos ilegales y hubo exceso de fuerza en ciudades como Santa Fe de Bogotá; pero el segundo mecanismo del Gobierno fue sembrar el pánico entre la población y entonces la noche del día anunciado de las movilizaciones, la noche del jueves 21 de noviembre, corrió un rumor por las redes sociales que fue generando pánico y era que pandillas de delincuentes, de terroristas, de vándalos como los llamaron, estaban recorriendo todos los conjuntos residenciales y estaban asaltando a la gente, y la gente llevada por ese pánico comenzó a organizarse en los conjuntos residenciales con las herramientas que pudieran tener, como palos, martillos, serruchos…, y entonces  ese pánico fue tal que el Gobierno intentaba provocar a partir de eso la repulsa, el rechazo, la desaprobación a la protesta. Desafortunadamente para ellos, la verdad quedó al descubierto, porque la manera cómo se procedió en las principales ciudades para generar el pánico fue la misma; es decir, había una especie de matriz, de proyecto, de modelo previamente calculado y previamente organizado.

Uno de los memoriales en honor a Dilan Cruz, joven colombiano muerto por un disparo. 

 

E: Señor Orejuela, y ahora ¿qué pasará más adelante? ¿Las protestas continúan actualmente?

LO: Las protestas sí, lo del jueves no ha parado. Ya salen marchas que llaman las marchas del cacerolazo, la gente está saliendo con ollas y cacerolas a hacer ruido en diferentes partes, en calles y avenidas y mucho más… hubo un gran cacerolazo al frente de la residencia del presidente Iván Duque, que lo obligó a él a trasladarse de su residencia al Palacio de Gobierno a morar allí con su familia.  

Estas protestas no van a parar, porque el Gobierno en vez de dialogar con los sectores sociales que, con mucha razón se han levantado contra él, ya que están pidiendo un sistema pensional justo, que están pidiendo no politice el salario de los trabajadores, que están pidiendo no deprima los ingresos de los jóvenes, que están pidiendo la protección a líderes sociales que son asesinados en este país día a día, que están pidiendo un reparto distinto de la riqueza nacional, que están pidiendo el cese de la corrupción, que al día de hoy se ha llevado del fisco nacional la suma de 54 billones de pesos. Entonces, en vez de dialogar con los sectores sociales, el presidente, en un acto de soberbia, los desafió con un decreto que tiende a garantizar en el camino la privatización degenerada de los bienes públicos; de modo que esto está muy complicado, basta decir que la última encuesta nacional dice que el presidente Colombia y el partido que lo apoya tienen apenas el 28 % de la aprobación nacional —óiganme bien— cuando el líder de ese partido del presidente Uribe llegó a tener el apoyo de más del 80 % de los colombianos.

Bueno, esperamos que todo esto se solucione  de manera no violenta, pacífica y políticamente.

E/NL