Ene 02, 2021 05:54 UTC

ParsToday - El 3 de enero de 2020 y en un acto terrorista, el general Qasem Soleimani, quien había viajado a Irak por invitación oficial de los funcionarios locales, fue asesinado por orden del presidente de EE.UU. Donald Trump, en un ataque con drones cerca del Aeropuerto Internacional de Bagdad, muriendo además los que le acompañaban, incluyendo Abu Mahdi al-Muhandis, subcomandante de las Unidades de Movilización Popular de Irak (Al-Hashad Al-Shabi, en árabe), y otras ocho personas.

Trump se acogió a mentiras y excusas habituales para justificar su directa orden terrorista de asesinar a una figura militar iraní de alto rango en Irak, y trató de justificar ese acto terrorista y la violación de la soberanía nacional iraquí como una medida de prevenir la guerra en la región, mientras que, según admiten las autoridades estadounidenses, el general Soleimani, jefe de la Fuerza Quds del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán, jugaba un papel indispensable en la lucha contra los terroristas en la región.
 
Dos días después de su asesinato, la cadena CNN comentó que “los altos funcionarios de seguridad nacional de EE.UU. están trabajando duro para defender el alegato de la Casa Blanca de que el magnicidio fue una respuesta a las amenazas inmediatas que suponía este general persa contra los intereses de EE.UU. Pero la falta de pruebas ha provocado que el Congreso y a la opinión pública duden si el ataque estaba justificado o no.
 
La acción terrorista de Washington de asesinar al jefe de la Fuerza Quds y a los que le acompañaban puso de manifiesto una vez más que la guerra de EE.UU. no es contra el terrorismo, sino que el propio país norteño es origen del terrorismo y la principal causa de la inseguridad y el mal en la región.
 
Como un estratega militar, el general Soleimani sacó a la luz la falsedad de los alegatos de EE.UU. de combatir al terrorismo y desafió la política norteamericana en Asia Occidental, que reclama estabilidad y construcción de seguridad en la región.
 
El jefe castrense persa derrotó al grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe) y, en el marco de la cooperación de asesoría en Siria e Irak, allanó el camino para la Resistencia en la zona. Las líneas trazadas por Soleimani en la geografía de la Resistencia frustraron el plan estadounidense-israelí para dividir la región, diseñado para fortalecer el dominio de los terroristas takfiríes y de Daesh.
 
Si bien el presidente norteamericano Donald Trump es responsable de ordenar el asesinato de Soleimani, se obtuvieron pruebas que confirman el papel de Israel en ese acto.
 
Las evidencias indican que antes del asesinato, el régimen sionista había lanzado una campaña para magnificar la "amenaza iraní" en la región, con especial enfoque en el papel de la Fuerza Quds iraní en Irak y Siria.
 
El ministro israelí de asuntos militares, Naftali Bennett, hacía comentarios amenazantes refiriéndose frecuentemente a lo que llamaba la llegada de un momento muy bueno para acabar con la presencia persa en la región.
 
Igualmente, tres días antes del asesinato del general Soleimani, el primer ministro de Israel, Bejamin Netanyahu, habló por teléfono con el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, agradeciéndole por "gestiones importantes contra Irán", y este último también anunció "firmes acciones contra las amenazas de Irán".
 
Pompeo, admitió en un discurso que el Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán había sido designado por EE.UU. como una organización "terrorista" por causa de la entidad sionista.
 
Según el periódico Jerusalem Post, Pompeo dijo en una reunión del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de EE.UU. que la inclusión del CGRI en la lista de organizaciones "terroristas" se hizo en beneficio de Tel Aviv.
 
De todas maneras, da igual si EE.UU. o Israel fue responsable del asesinato de Soleimani y de Abu Mahdi al-Muhandis, subcomandante de las Unidades de Movilización Popular de Irak (Al-Hashad Al-Shabi, en árabe), toda vez que Washington y Tel Aviv son las dos caras de la misma moneda.
 
La acción terrorista fue colocada en la agenda de EE.UU. e Israel en circunstancias en que Irán, contrariamente a lo pronosticado, falló la estrategia de máxima presión de Trump mediante sanciones “paralizantes”.
 
También hoy en día, la Arrogancia mundial quiere continuar con su hostilidad a través de actos terroristas y eliminando científicos iraníes del campo de la ciencia y el progreso.
 
El glorioso funeral de los comandantes Qasem Soleimani y Abu Mahdi al-Muhandis fue una respuesta contundente a Washington y demostró que el repudio a EE.UU. ha ido más allá de las fronteras de Irán alcanzando su punto álgido en Irak, Afganistán, Yemen y en muchas otras naciones, y que esta ira no puede aplacarse con tuits y amenazas.
 
Las reacciones regionales e internacionales al asesinato del general Soleimani, también se convirtieron en un gran desafío para EE.UU., ya que hirió los sentimientos de los pueblos de Irán e Irak y de todos aquellos que han recibido heridas por parte de la nación norteña.
 
El Líder de la Revolución de Irán, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, en un discurso en mayo de 2019 y refiriéndose a los elementos de poderío y resistencia del pueblo persa contra los enemigos, dijo lo siguiente: "El enemigo ha hecho todo lo que ha estado a su alcance; ha demostrado que no le faltan malicia y malevolencia. Y su objetivo es obligar a las autoridades a ceder para que cambien sus cálculos de manera que se vean obligados a rendirse; es decir, quieren que nuestros funcionarios se rindan ante EE.UU. y quieren enfrentar al pueblo con la República Islámica.
 
 
 
Este es el objetivo del enemigo. Es un cálculo erróneo. Los cálculos de Estados Unidos están equivocados. Así sucedió en el pasado, durante los últimos 40 años, los estadounidenses han hecho ciertos cálculos que no les han dado los resultados deseados. Sufrieron una pérdida debido a esos cálculos y no han logrado asestar el golpe deseado a la República Islámica. Lo mismo está ocurriendo en la actualidad. Esta vez, también perderán definitivamente. De eso no hay duda, pero el rencor que tienen contra el Irán islámico los ha cegado, es decir, les ha arruinado sus cuentas y, por eso, no pueden hacer cálculos correctos”.
 
La experiencia ha demostrado que la presencia estadounidense en la región y el despliegue de las tropas norteamericanas en Irak y Afganistán, son la fuente de muchos de los problemas de la zona.
 
Hogaño, sin embargo, la situación de la región y las ecuaciones políticas y militares han cambiado, y los pueblos y los gobiernos emanados de la voluntad de las naciones, no toleran esta presencia. Esto significa un cambio importante y estratégico en la región e incluso a nivel internacional.
 
La resolución del Parlamento iraquí del 5 de enero de 2020, que anuncia el fin de la presencia militar estadounidense en Irak, y el rugido de condenas y el grito de repudio al acto terrorista de EE.UU. envía un mensaje claro.
 
La situación dominante en la región ahora está cambiando más rápido de lo que se imagina Estados Unidos y sus aliados, ha comenzado el declive del poder norteamericano.
 
P/FE/JP

 

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