Feb 01, 2021 05:43 UTC

ParsToday-Este programa explica la espiritualidad establecida en el discurso de la Revolución Islámica para responder a las crisis del hombre contemporáneo.

Saludos amigos oyentes. Estamos a su servicio con otro programa de especial por el aniversario 42ª de la Década de Fayr (Alba) de la Revolución Islámica de Irán. Esperamos que mediante este programa se conozcan uno de los aspectos interesantes de la Revolución Islámica. Como saben, a juicio de muchos expertos y analistas, la Revolución Islámica de Irán ha sido una revolución especial y única en comparación de otras revoluciones mundiales desde muchos aspectos. Una de las características más importantes de la Revolución Islámica fue que se funda en la religión y el culto, mientras que hasta entonces la religión se consideraba el opio de las masas y la justificadora de la tiranía de los gobernantes según las enseñanzas marxistas, sin embargo, la Revolución Islámica nos muestra que, con el nombre de Dios y confiando en las enseñanzas reveladoras del Islam chií, se puede levantar contra la tiranía y la opresión de los gobernantes y traer libertad y justicia a la sociedad. La Revolución Islámica de Irán, al revivir la religión y la espiritualidad en la era contemporánea, fue una respuesta adecuada al hombre moderno, que estaba cautivo y atrapado en la tecnología y su aceleración y se sentía ajeno de sí mismo. Desde esta perspectiva, la Revolución Islámica fue un medicamento y una solución para las heridas de la sociedad moderna gracias a la religión y la espiritualidad. En este programa, vamos a presentarle algunos aspectos de este tema. Acompáñennos.  
 
Según muchos expertos, la modernidad, aunque ha traído muchos logros para el ser humano, sin embargo, ha transformado inadecuadamente muchos aspectos de la bio humanidad y su moralidad; por eso, en el mundo contemporáneo, el ser humano se ha enfrentado a nuevas y complejas crisis. Algunos expertos catalogan las crisis del hombre contemporáneo en dos grupos generales. La primera categoría son las crisis resultadas del conflicto del hombre consigo mismo y su Dios y, la segunda, se refiere a las crisis que devienen del conflicto del hombre con la sociedad y el mundo que lo rodea. En la primera categoría, debido al conflicto entre el individuo y él mismo y Dios, el ser humano de hoy ha experimentado un tipo de crisis de identidad individual y un sentimiento de soledad e individualidad. Hoy, con el dominio de la racionalidad instrumental, la atención a algunos aspectos de la existencia humana, como los sentimientos y las emociones humanas, ha sido marginada, de modo que el hombre contemporáneo no ha sido capaz de lograr un equilibrio entre la razón, sus sentimientos y emociones.  
 
Por otra parte, debido a la falta de equilibrio en la relación entre el individuo y la sociedad y su alrededor, las personas y las sociedades contemporáneas están luchando con muchas crisis. El uso ilimitado de la naturaleza como fuente de bienestar humano ha provocado graves crisis ambientales que ponen a los seres humanos en un gran riesgo de extinción. Ha aumentado la brecha entre generaciones en las sociedades y el núcleo familiar, como la parte más importante de la vida, está al borde del colapso. Además, el cambio permanente y el consumismo extremo le han quitado el equilibrio a la vida humana y han convertido al hombre en un ser sin identidad que nunca piensa en el origen y destino de su vida. Esta situación no solo no ha traído paz y bienestar a los seres humanos, sino que cada día ha aumentado la intranquilidad interna y la confusión psicológica de las personas, de modo que crecen extrañamente las estadísticas de delitos, divorcios, suicidios y docenas de otros problemas y dilemas en muchas sociedades. En otras palabras, el mundo moderno no solo no ha traído felicidad y paz duraderas al hombre contemporáneo, sino que el resultado de la modernidad no ha sido más que depresión y ansiedad de las personas que ha conducido a la insatisfacción con la vida.  
 
En el mundo melancólico moderno lleno de crisis dramáticas y generalizadas, la Revolución Islámica presentó un nuevo modelo y un nuevo plan para la vida humana. Una de las manifestaciones más importantes de este modelo innovador fue revivir la espiritualidad en el mundo contemporáneo, así que podemos considerar al Imam Jomeini (Que Dios lo bendiga), el fundador de la Revolución Islámica de Irán, como pionero del resurgimiento de la espiritualidad en el siglo XX. Calificó el Islam —una escuela completa e integral que presta atención a todos los aspectos de la existencia humana— como la base de las luchas políticas y eje del discurso de la Revolución Islámica. A su juicio la escuela del Islam, debido a su énfasis simultáneo en la razón y la espiritualidad, es más adecuada que otras escuelas para regular la vida humana y formar un Gobierno, ya que las enseñanzas de esta religión salvan del al hombre, dirigiéndolo desde la oscuridad hacia la luz. “El Islam es la fuente de la felicidad del ser humano. El Islam ha venido para humanizar al hombre. Su misión es llevar a los seres humanos desde a la luz al contrario del sistema de Taqut (la tiranía)” (Sahifa Nur, Vol. 18, P. 52). El Imam Jomeini cree que el camino de la prosperidad de la sociedad es la tendencia hacia la espiritualidad y la moralidad y afirmaba que el bienestar material no trae felicidad a los seres humanos. “Hay que esforzamos para invitar a la gente a la espiritualidad y la moral islámica. Muchos creen que tener la prosperidad material, tener cuentas bancarias, títulos de propiedades y etc. puede traernos la felicidad a los seres humanos, pero esto es un error que cometen muchos” (Sahifa Nur, Col. 18, P. 17). A juicio de Imam Jomeini, la falta de espiritualidad es el dolor de la sociedad humana e insiste en que el objetivo del Islam y el discurso de la Revolución Islámica es revivir esta espiritualidad. “Nosotros y nuestra nación estamos orgullosos de ser fieles de un culto que ha revivido las verdades del Corán, donde siempre hablan no solo de la unidad de los musulmanes sino la humanidad, y como el mayor salvador de la humanidad ha liberado al ser humano de todas las restricciones y cadenas de su mano, corazón y su mente que llevan al hombre hacia aniquilación, oscuridad y la esclavitud de los tiranos” (Testamento del Imam Jomeini, P. 3).  
 
La postura de Imam Jomeini para revivir la espiritualidad no se limitaba a la vida individual del hombre, sino que a su juicio la espiritualidad debía reflejarse en el establecimiento del Gobierno y en los marcos políticos y de comportamiento de los mismos; de lo contrario, es un sistema político tiránico. Analizar las propuestas intelectuales y políticas del fundador de la Revolución Islámica nos revela que el gobierno favorable del Imam Jomeini es el ejemplo de espiritualidad perdida en la nueva era. Diseñó los principios y marcos de la democracia religiosa como un sistema político derivado del discurso de la Revolución Islámica, rechazó por completo cualquier tiranía o restricción de las libertades políticas y civiles de los ciudadanos, tomó una posición clara contra el colonialismo y la explotación de los poderes colonialistas, y defendió la independencia, para revivir la espiritualidad en la vida humana como el objetivo final de formar un Gobierno. Además, el Imam Jomeini en reiteradas ocasiones aconsejó a los funcionarios de la República Islámica que cualquier mundanalidad y dedicación en las cosas materiales provocará el declive del Estado Islámico. Según el Imam Jomeini el mensaje principal de la revolución era el establecimiento de la libertad, la independencia y la justicia y el desarrollo y el progreso de la civilización en paralelo con el crecimiento de la espiritualidad y la moralidad. Él pensaba que el desarrollo y el progreso sin la moralidad y espiritualidad son dañino y eso es una característica del sistema de Taqut (tiránico). A su juicio el principal logro de la Revolución Islámica para las naciones oprimidas y humilladas del mundo y los desamparados en la vida actual es haber prestado atención a la religión y la espiritualidad y, este caso, es necesario entre sí estos dos factores en todos los ámbitos personales, sociales y políticos.   
 
Cabe mencionar que el énfasis en la espiritualidad como caso perdido del hombre contemporáneo y el objetivo principal de la Revolución Islámica también fue atendido por grandes pensadores como Michel Foucault. Foucault fue uno de los críticos de la modernidad y creía que la modernidad se basa en una tradición intelectual que niega la unidad y conexión entre la razón, la liberación y el progreso, y ha alejado al hombre moderno de la ética. Lo interesante es que el Imam Jomeini, desde la perspectiva del enfoque tradicional, y Michel Foucault, desde la perspectiva de un filósofo posmoderno, desafían la modernidad y los valores que la rigen y llegan a un mismo punto, y es que el nuevo mundo está vacío de moral y espiritualidad y eso ha convertido a la razón de muchos problemas del hombre. Foucault, atraído por el contenido religioso de la Revolución Islámica, creía que la Revolución Islámica significaba la derrota del pseudo-modernismo en Irán. Según Foucault, la revolución iraní trató de dar el aspecto espiritual a la política, rechazando las manifestaciones del modernismo. En su opinión, el marco general de la religión musulmana dio una fuerza a los revolucionarios iraníes para enfrentarse a uno de los ejércitos más modernos del mundo con las manos vacías y lograr la victoria. Foucault busca curar la pena de la humanidad del siglo XX en una espiritualidad cuyo precursor es la Revolución Islámica.  
 
A juicio de Foucault, el vacío espiritual y la escasez que se siente el mundo sin alma de hoy es la cuada de las crisis de la civilización occidental y del hombre contemporáneo, y el discurso de la Revolución Islámica busca ofrecer una nueva definición de racionalidad en la que la espiritualidad tiene un lugar destacado. Según este politólogo estadounidense, esta es la característica única de la Revolución Islámica que la distingue de otras revoluciones y la convierte en un nuevo modelo. Foucault cree que la innovación de la Revolución Islámica en comparación con la serie de revoluciones existentes es el principio de enlazar la racionalidad y la espiritualidad, especialmente en el mundo de la política. Este vínculo es una respuesta a las necesidades y crisis del hombre contemporáneo.  
 
Estimados oyentes, hemos llegado al final de este programa. Esperamos que lo hayan disfrutado. Adiós.

P/FSH/NL

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