Feb 08, 2019 15:43 UTC
  •  Logros de la República Islámica en 4 décadas (1) (Independencia, libertad, República Islámica)

ParsToday – El pueblo y el gobierno desempeñan un papel clave en el progreso y desarrollo de cada país. Si el desempeño de ambos está coordinado, se puede tener la esperanza de que la nación hará progresos en distintos ámbitos. Pero si el pueblo no le importa al gobierno, ellos no tendrán un papel práctico en el futuro del país.

Antes de la Revolución Islámica, el papel del pueblo iraní era insignificante en la administración del país, las políticas y las decisiones. El despótico régimen de Pahlavi, debido a que había sido establecido por los británicos y era apoyado por EE.UU., era dependiente de la ayuda extranjera y no del apoyo popular. Por eso, el régimen reprimía cualquier esfuerzo del pueblo para participar en la toma de decisiones en los ámbitos cultural, político, social, administrativo, etc.

Por lo tanto, era natural esperar que nunca llegaría un progreso real y que las condiciones económicas de la gente se deterioraran diariamente. Bajo esas condiciones, el pueblo estaba harto del despotismo y la corrupción del régimen, por lo que lanzó un levantamiento bajo el liderazgo del Imam Jomeini, derrocó al régimen y lo reemplazó por un sistema popular de gobierno. En el referéndum celebrado para decidir la forma de gobierno, más del 98 % de los iraníes votaron por el sistema de la República Islámica. Ahora, 40 años después del rotundo triunfo de la mayor revolución en el siglo XX, la República Islámica ha demostrado su eficacia en varios ámbitos pese a una guerra total de 8 años (impuesto por Irak), sanciones económicas, presiones políticas y propaganda mediática.

El pueblo iraní seguía numerosos objetivos en su levantamiento contra el despótico régimen de Pahlavi, entre los cuales destacan tres: independencia, libertad y gobierno islámico. La República Islámica es, sin duda, el mayor logro de la Revolución Islámica. Este popular sistema de gobierno ha superado con creces los criterios de la democracia occidental y, de hecho, la ha marginado, ya que es popular y democrático en el verdadero sentido de la palabra. El líder de la Revolución Islámica, el ayatolá Ali Jamenei, dice: "Trajimos una experiencia novedosa. Tomamos la democracia de la religión. Nuestra democracia está acompañada por la espiritualidad y la religión; por lo tanto, el resultado fue una democracia religiosa; una República Islámica".

Otro principio importante en la República Islámica es la "Velayat-e Faqih" (Gobierno de la Jurisprudente Islámica), que dirige el establishment. Este líder goza de ciertos criterios y rasgos. De acuerdo con la Constitución de la República Islámica de Irán, estas características incluyen piedad, justicia, coraje, gestión, prudencia, conocimiento de los asuntos políticos internos y exteriores y dominio de las ciencias islámicas. La responsabilidad más importante del líder es decidir las políticas generales del establishment y vigilar su correcto cumplimiento. Sus otras responsabilidades incluyen el nombramiento y la destitución de algunos de los funcionarios políticos, como el jefe del Poder Judicial, el presidente de la IRIB (radio y televisión nacional) y los comandantes del Ejército y del Cuerpo de los Guardianes de la Revolución Islámica de Irán (CGRI). El líder Supremo es el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. También se ocupa de las eventuales diferencias entre los tres Poderes y de solventarlas.

El Vali-e Faqih, como líder de la Revolución Islámica, es nombrado por la Asamblea de Expertos, cuyos miembros, a su vez, son elegidos por los votos del pueblo. Este Consejo supervisa el desempeño del Vali-e Faqih y tiene poderes para destituirlo en caso de que cometa errores o pierda la capacidad y las condiciones para el liderazgo. Cuatro décadas de experiencia de la República Islámica muestran claramente que el Líder Supremo desempeña el papel principal en la preservación del sistema, los derechos de la gente y la solución de problemas internos y externos.

Otro logro de la Revolución Islámica fue que otorgó a la nación iraní la libertad en distintos campos. El pueblo persa había sido reprimido durante siglos, especialmente durante el régimen de Pahlavi. Cualquier disconformidad era sofocada y los opositores eran encarcelados, torturados y asesinados. En la República Islámica de Irán, los ciudadanos son libres de celebrar reuniones legales y de expresar su opinión sobre distintos asuntos. Eligen a los funcionarios del país, incluidos el presidente de la República, los miembros del Parlamento y los consejos municipales. También eligen a los miembros de la Asamblea de Expertos que designa al Líder Supremo.

A lo largo de las 4 décadas de la República Islámica, se han celebrado 36 elecciones, incluidas 3 referendos, 12 elecciones presidenciales, 10 elecciones parlamentarias, 5 elecciones de la Asamblea de Expertos, 5 elecciones de los consejos locales y una elección sobre la reforma de la Constitución. La participación masiva del pueblo en los comicios indica que sacan el máximo provecho de la oportunidad que la República Islámica les ha brindado para determinar su destino. Además, las minorías religiosas, como parte de la nación iraní, disfrutan de libertad y tienen representantes en el Parlamento. Además, pueden realizar sus rituales y actividades políticas y sociales libremente.

En cuanto a los medios de comunicación, la Revolución Islámica les ha otorgado libertad para expresar sus ideas y criticar a los funcionarios. Además, después de la Revolución Islámica, los medios escritos y audiovisuales han aumentado considerablemente en número.

La independencia fue otra exigencia del pueblo iraní en su revolución. Esto se debió al hecho de que el régimen anterior era totalmente dependiente de los Estados Unidos y no tomaba ninguna decisión sin el conocimiento de Washington. Alrededor de 50 mil espías estadounidenses y agentes de la CIA operaban en el país bajo el eufemístico nombre de "asesores". Mantenían control total sobre todos los aspectos del gobierno y del Ejército. Otros países como el Reino Unido, Francia, Alemania e incluso el régimen falso de Israel también eran cómplices de Estados Unidos en el saqueo de los recursos de Irán, lo era muy humillante para el pueblo iraní.

La Revolución Islámica cortó las manos de EE.UU. y de otras potencias extranjeras que intentaban controlar todos los asuntos del país. La Revolución se convirtió en un modelo a seguir para otras naciones que buscaban salir del yugo de los poderes dominantes y decidir sus asuntos de manera independiente. Ahora, la República Islámica de Irán, basándose en los votos del pueblo, maneja el país sin la intervención extranjera, lo que ha enfurecido a los colonialistas occidentales, especialmente al Gran Satán, Estados Unidos. Además, Irán sigue adoptando posturas independientes y poderosas, de acuerdo con sus intereses nacionales y en apoyo a los pueblos oprimidos en el mundo. El artículo 152 de la Constitución de la República Islámica precisa: “La política exterior de la República Islámica de Irán se basa en la negación de toda dominación o sometimiento a ésta, la salvaguarda de la independencia en todos sus aspectos, la integridad territorial del país, la defensa de los derechos de todos los musulmanes y la no alineación con las potencias dominantes, así como en las relaciones pacíficas recíprocas con los Estados no beligerantes”. El rechazo a las políticas hegemónicas y belicistas de EE.UU. y del régimen israelí y el apoyo a naciones como Palestina, Líbano, Siria y Yemen, se llevan a cabo basándose en dicho artículo.

La Revolución Islámica, inmediatamente después de su victoria, materializó los principales ideales de la gente como la independencia y la libertad; como dijo muy bien el Imam Jomeini: "El Amanecer de la Revolución es la salida del sol de la independencia y la libertad". Esto también queda claro en el artículo 9 de la Constitución: “En la República Islámica de Irán la libertad, la independencia, la unidad y la integridad territorial del país son inseparables. Su salvaguarda es responsabilidad del Gobierno y el objetivo del pueblo”. Dicho de otra forma, proteger las conquistas revolucionarias corre a cargo de aquellos que se esforzaron por lograrlas, y el pueblo persa ha demostrado a lo largo de las últimas 4 décadas que salvaguarda muy bien estos valiosos logros.

 

 

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