Mar 04, 2019 07:49 UTC

ParsToday-Mis queridos compañeros en el programa anterior evaluamos la situación de los filmes sociales durante los años antes y después de la victoria de la Revolución Islámica. En este espacio seguiremos con el mismo cine social persa. Discutir sobre la sociología del arte y particularmente el intercambio entre la sociedad y el cine figuran entre uno de los principales campos de los estudios sobre el cine, dado que el cine controla las mentes de las personas a través de la historia narrada en

Por ejemplo, en el mismo Hollywood, desde los primeros años de su creación, se estableció un centro para revisar la relación reciproca de los filmes con la sociedad, de modo que el cine enfocaba métodos de influencia a través de los medios cinematográficos.

 

El cine social iraní, desde el principio hasta ahora, se basa en las ideas de los directores que producen las películas de acuerdo con sus estudios personales, y eso ocasiona la diversidad en el cine social persa. Durante la historia del cine persa observamos películas que han avanzado con los mismos pasos de la sociedad y otras que solo andaban detrás de la sociedad y que también reflejaron una imagen incorrecta de la misma. Este último grupo estaba formado por quienes no tienen un conocimiento bueno de la sociedad sino solo superficial y no están familiarizados con el espíritu verdadero de los iraníes, por eso sus obras no pueden ser calificadas como representantes reales del cine social del país persa.

 

En el programa anterior dijimos que el cine, en los primeros años, tras la Revolución Islámica, influido por la situación de la sociedad y los asuntos políticos, naturalmente, produjo películas que hablaban con el tono de los lemas derivados de la Revolución de Irán y otras revoluciones sobre la sociedad. Sin embargo, en el inicio de la guerra del dictador Saddam Husein contra Irán se frenó este proceso y los cineastas, como otros escritores de los medios de comunicaciones, decidieron registrar con sus cámaras los sucesos de la guerra impuesta y la defensa sagrada del pueblo iraní.

 

La visión de los artistas que se dedicaron a este campo fue coordinada con la condición de la guerra y la necesidad de fortalecer el espíritu del pueblo, de modo que todas las películas siguieron el mismo hilo. No obstante, considerando la situación económica por la guerra, no había suficiente presupuesto para los filmes culturales, y los cineastas y todos las personas relacionadas con el arte crearon obras artísticas con bajos costos y lo interesante es que en esa época se produjeron películas exitosas y brillantes, incluso la tasa de ventas también fue más alta en comparación con la hoy del cine iraní, y eso revela que la situación social de aquella época fue única y ningún criterio puede evaluarla o  medirla. Según la mayoría de expertos, el cine iraní en la década de los ochenta llegó a su punto culminante, de hecho, numerosas obras permanentes de la historia del cine iraní pertenecen a ese período.

 

Tras el fin de la guerra Irán-Irak, en el año 1988, el cine iraní se dirigió hacia la producción de melodramas sociales con toques amorosos y al lado de eso también creció notablemente el cine cómico. En aquella época las salas del cine pasaron muy buenos momentos y caminaron de manera ascendente. El cine social se adelantó hacia la creación de estrellas y, poco a poco, se hicieron famosos jóvenes que desempeñaron un rol destacable para atraer a la audiencia. Por ejemplo, podemos referirnos a la cinta "Novia", producida por Behroz Afkhami y cuyos actores se convirtieron en las primeras estrellas del cine tras la Revolución.

 

Posteriormente el cine social iraní, con una nueva perspectiva, puso en su centro de enfoque las películas llamadas callejeras, donde el eje son los sucesos sociales de los estratos bajos. Cineastas, como Rakhshan Banietemad, Rasol Mollagholipour y después Asqar Farhadi, apoyaron el crecimiento y desarrollo del cine social persa, ya que sus obras se centralizaron y estudiaron temas como la pobreza, la adicción a las drogas y a los asuntos de las mujeres desde el punto de vista de una patología social. La mayoría de estos filmes disfrutaron de un respaldo investigativo e incluso unas se parecían a documentales.

 

El crítico y guionista destacado iraní Javad Tosi, al respecto dice: "El cine social iraní creció notablemente tras la Revolución; sin embargo, la mayoría de los temas sociales estuvieron mal entendidos y a veces crearon desconfianza. En algunos casos, hubo una mirada extrema conservadora y cautelosa que frenó la cercanía a los contenidos sociales. Pero debemos aceptar que hay que encontrar una respuesta lógica en los campos económicos, educativos y culturales a las anti- normas sociales para conocer y prevenir de estos riesgos sociales. Es nuestro deber", acentuó Tosi.

 

"¿Cuál es la misión y rol de la cultura y el arte? ¿Es posible pensar en otro deber que resolver este tipo de problemas y dar sugerencias sobre una situación normal e histórica? ", cuestionó Tosi, para luego agregar que "falta una visión compasiva para que alcancemos en un período corto, a través de una simpatía y sentimiento de confianza entre los políticos de campos culturales y los artistas, la solución de anormalidades, problemas y establecer una situación mejor y más ideal. Sin embargo, en este mismo camino debemos alejar los fantasmas de lemas y añadir un análisis correcto y anatómico patológico a la obra artística. Si ocurriera eso, obviamente, el cine social merece un lugar relevante y los temas sociales podrían llevar a nuestros cineastas a los campos sociales con auge y éxito".

 

No obstante, el cine iraní experimentó altibajos y, algunas veces, las películas populares lo alejaron de su meta principal. De modo que el  énfasis a las creencias populares y vulgares que a veces no poseen ningún apoyo lógico, desviaron el camino de algunas historias sociales y resultaron en la exhibición de cintas, que buscaron solo el disfrute de espectadores. Proporcionar un mensaje moral en los últimos minutos de la película, la naturaleza irreal de los sucesos y las relaciones entre los caracteres se consideran las principales características de estas obras, las cuales de hecho descendieron el sitio del cine social, mientras los productores de estos filmes compitieron entre sí para vender más a precios bajos.

 

Basados en esta visión, la sociología del cine redujo el número de los asistentes a las salas de cine mientras la buena acogida de la taquilla se basó en criterios como la cara de los actores y el lujo de las escenas ante las cámaras, e incluso atrás de estas. Lamentablemente, a veces, el cine popular con estas características llenó las carteleras y provocó la marginalización del cine originario social. Aunque las luces del cine social no se apagaron nunca, estas amenazas resultaron en pérdidas y el debilitamiento del cine persa iraní.

 

El cine social persa, durante los recientes años, ha pasado momentos difíciles, pero también ha llegado a puntos renovables tanto en el campo nacional y extranjero y, en cuanto a la atracción de los espectadores, ha alcanzado un lugar conveniente. Los cineastas sociales de hoy, además de enfatizar los asuntos sociales del pueblo iraní, presentaron temas que podían llamar la atención de otras personas en cualquier otro punto del mundo, y eso resultó en la fama de los filmes sociales iraníes en otros países. Un ejemplo ilustre es la película "Nader y Simin: una Separación". Esta película, dirigida por Farhadi en el año 2012 ganó el Óscar a la Mejor Película Extranjera en la 84ª edición de los premios de la Academia entregados en Hollywood. También consiguió el premio a la Mejor Película Extranjera en la edición 2012 de los Globos de Oro, así como el Premio a la Mejor Película Extranjera del César 2012 en París. El filme cuenta la vida de una pareja iraní que pasa por un mal momento, pues se debate entre permanecer en Irán y cuidar a la familia o emigrar y darle un mejor futuro a su hija en el extranjero; sin embargo, la trama se complica por una serie de mentiras.  Su director Asghar Farhadi, perteneciente a la nueva generación de cineastas iraníes, con una mirada crítica y exacta, se dedica a los asuntos sociales. Casi todas sus obras cinematográficas y series de televisión son producto de las exploraciones e investigaciones que ha hecho él mismo en las zonas más sensibles de la sociedad, las cuales presenta con una delicadeza artística. El conjunto de estas características ha merecido en el prestigio de Farhadi entre los cineastas nacionales y del cine mundial.

Queridos compañeros como bien saben, desde hace unas semanas abrimos el libro del cine social persa, y hablamos del punto de vista de los cineastas iraníes sobre el tema de la sociedad y los asuntos relacionados con esta.  En la segunda parte del programa de hoy, seguiremos otras características de este género del cine iraní. La verdad es que, al revisar la situación del cine social iraní tras la Revolución Islámica, nos enfrentamos a tantas preguntas que evidencian la importancia que merece este género cinematográfico en Irán.

 

Entonces, al responder a estas interrogantes, podemos hacerlo desde un criterio obvio en el campo de estudio de la función de los cineastas y las autoridades cinematográficas y medir el éxito de los filmes en relación con la presentación de una imagen correcta de la sociedad. Para esto, el primer paso en el análisis del cine social es esclarecer ¿cuáles son los elementos del filme social o qué debemos exigir del cine social? ¿Acaso sólo mostrar los problemas de la sociedad, como objetivo final del cine social o debemos considerar también la "crítica social" como un elemento básico de este tipo de cine? Para llegar a una respuesta conveniente a estas interrogantes, sería mejor regresar al pasado y echar un vistazo a los primeros filmes producidos en la década de 1980. Si ponemos las películas revolucionarias y bélicas, unas al lado de las otras que presentan la situación de la comunidad iraní de aquel entonces, el filme de Rahman Rezae está a la vanguardia del cine social iraní tras la Revolución Islámica. Esta película, narra la vida de un obrero pobre que tiene una vida difícil y soporta muchas presiones para comprar una casa, pero, al final tras pagar el último préstamo hipotecario, se encuentra sobre un puente y muere.

Este fin amargo, no se puede olvidar fácilmente ni borrarse del recuerdo de la audiencia y, en paralelo, contiene la crítica fuerte del cineasta sobre las injusticias en la sociedad. Esta película atrajo la simpatía de los espectadores por su lenguaje suelto y revolucionario, ya que al final, el hijo del obrero, al ver la condición del padre, decide tomar otro camino en su vida para evitar que se repita la historia de su progenitor. Tal vez, el tono de este filme pareciera un lema, pero la cinta contiene puntos delicados sobre el tipo de vida de un estrato de la sociedad, de un período determinado de tiempo, que podría usarse en algunos estudios sociológicos.

 

Otro ejemplo de los filmes de la década de los ochenta es "Debajo de la ciudad", de Asqar Hashemi, producida en el año 1989 y considerada una brillante obra en el campo del cine social persa. Una joven pareja alquila una casa, pero los habitantes anteriores del lugar, no pudieron hasta la fecha designada salir de esa casa, lo que dio lugar a problemas para ambas familias. Finalmente, la familia que habitaba el lugar, que había llegado recién a la ciudad capitalina, Teherán, no soportó más los problemas y decidió regresar a su ciudad natal. Esta cinta enfoca los conflictos de la emigración hacia las grandes urbes y las consecuencias culturales y económicas de este cambio, lo que muestra la preocupación del cineasta por seguir este proceso.

 

En todo el mundo la crítica es aceptable, por supuesto, mediante métodos sanos y constructivos; por tanto, la mirada intrincada y el espíritu sensitivo del artista, más que otros, puede ayudar a explicar y resolver muchos de los problemas sociales. Como una verdad debemos mencionar que el tono y el final amargos son características inseparables de la mayoría de los filmes sociales del cine persa. Naturalmente, describir los problemas y la necesidad de atenderlos obliga a tomar este tipo de tono y enfoque. Es como hablar de una enfermedad se puede considerar desagradable, pero como es una necesidad obtener la salud, tanto el paciente como su familia consideraran necesario que se aborde el tema.

 

Entonces los artistas, sensibles respecto a los problemas sociales, es posible que enfoquen los hechos desde un punto de vista diferente y en un tono amargo, pero si plantean correctamente el problema y hacen una crítica razonable, al igual que un médico, pueden dar un paso hacia la eliminación de la enfermedad y las anti-normas. Por lo tanto, el cine social debe ser como un espejo de la sociedad, de modo que muchos consideran la correlación con la sociedad como prerrequisito del cine social. Con la experiencia de más de tres décadas del cine tras la Revolución Islámica, algunas películas del género social han logrado tener éxitos al presentar una imagen exacta y correcta de las realidades sociales y los intercambios entre el individuo y su entorno.

 

Este tipo de cintas, aprovechan el contexto de la vida en la comunidad de manera correcta y arreglan las relaciones entre sus protagonistas conforme a ejemplares verdaderos de la sociedad, además de poseer una alta taquilla, siempre han obtenido las mejores notas de parte de críticos y expertos artísticos. En esta misma línea podemos mencionar filmes como "Una vez por siempre", "Shokaran"," Bajo la piel de la ciudad", "Novia", "Narges", "Bajo la luz de Mes", "Generación quemada " y "Sobre Eli", los cuales, además de influir en los cambios sociales, han mejorado el nivel técnico y conceptual del cine persa. Así mismo, presentaron la influencia de la guerra impuesta por Saddam contra Irán en la visión de directores de la sociedad. La guerra de 8 años fue amarga e injusta y sus recuerdos siguen siendo dolorosos y provocan controversias, pero a veces la exhibición de la realidad de aquel entonces y la manera de luchar del pueblo contra el enemigo baasista y sus apoyadores occidentales, resulta en grandes lecciones como el entendimiento del peso de la religión y la identidad religiosa frente a los comportamientos sociales.

 

Desde esta perspectiva se pueden calificar como únicas y singulares las relaciones urbanas presentes en un grupo de las películas del cine social de Irán. Por ejemplo, podemos nombrar "Desde Karkhe hasta Rayn" y "Agencia vidrio", de Ibrahim Hatamikia, como cintas brillantes del cine social, que presentan una imagen de la sociedad tras la guerra con componentes cinematográficos del cine de la Defensa Sagrada o, mejor dicho, plantearon una identidad iraní-islámica. No obstante, hay otra tendencia en el cine social, donde el lenguaje utilizado para presentar los temas es simple y neutral, y el objetivo del cineasta al plantear un problema busca solo exagerar negativamente y transmitir ciertas preferencias y estilos artísticos, lo que resultó en su distanciamiento con la audiencia.

 

Un ejemplo destacado de este tipo de cineastas en el cine social persa es Masoud Kimiyae. Este cineasta, quien se dedica al cine social desde hace unas décadas, produce películas con una visión fuerte y analítica de esquemas sociales en sus obras, pero en cintas como "Orden" o "Jefe", no se ve que toma en serio las cuestiones sociales. En estos filmes, el asunto de la adicción a las drogas por parte de los jóvenes, como un desvío del camino, es representado como algo insignificante e individual, y la muerte de una persona al final de la película, es el punto cúspide y la solución a todos los problemas sociales. El cine social iraní, desde hace una década, ha experimentado algunas evoluciones en su estructura, concepto y la manera de narrar la historia. Algunos nuevos cineastas, empleando nuevas técnicas, han dirigido este cine a la atracción de más audiencia.

 

Elegir un tema social y sensitivo, utilizando métodos de filmografía interesantes como la cámara, son algunas de las características principales de estos filmes. Asimismo, son historias que abarcan períodos cortos de un día o unas horas, donde la mayoría de los actores son jóvenes y llenos de energía, de modo que estos cineastas han creado un cine social joven. Estos filmes, aunque pueden atraer la atención de los espectadores en corto tiempo, pueden convertirse en una simple imitación y repetición, si solo tratan superficialmente el tema y se distancian del análisis y de la profundidad del asunto, por eso, sin duda, pasado algún tiempo, quedarán fuera de la mente de los espectadores y nadie se acordará ni de sus nombres.