Cine nuevo persa 16
ParsToday-En este programa presentamos a otro cineasta, Rasool Sadr Ameli, activo en diferentes campos culturales, en particular en el cine social persa. Ameli nació en 1953 en Isfahán (centro de Irán) y estudió en esta misma ciudad.
Trabaja como director de cine iraní, guionista y productor. Desde los 17 años de edad, por su interés en el periodismo, inició su carrera como corresponsal, escritor de cuentos y redactor de noticias, colaborando con diferentes diarios. El año anterior a la victoria de la Revolución Islámica de Irán, en 1978, viajó a la ciudad francesa Nofel Loshato, el mismo lugar donde vivía el Líder iraní, el Imam Jomeini, y regresó a Irán acompañándolo en los días previos a la victoria de la Revolución. Él dirigió la serie de televisión “Recuerdos de un reportero”, en la que narra la historia de un reportero que, transcurridos 20 años desde el triunfo de la Revolución iraní, se dirige a París para encontrar al piloto y a la azafata de la empresa aérea en la que viajó el Imam para entrevistarlos.
Ameli se dedicó al cine tras la Revolución. Su primera experiencia en este campo es el filme “Lluvia de Sangre” de 1980 en el cual trabaja de productor. “Los Crisantemos” (1985), “El Otoño” (1987), “Víctima” (1991), “Sinfonía de Teherán” (1993), “La Niña de las zapatillas” (1999), “Soy Taraneh de quince años de edad” (2002), “Aida, vi a tu padre anoche” (2005), “La noche”, “Todas las noches de soledad (2008)” y “Vida con ojos cerrados” son algunas de las obras cinematográficas de este director persa.
Además, ha escrito los guiones de distintas películas de cine y se ha encargado de la producción de decenas de documentales basados en la guerra y los daños sociales. Rasol Sadr Ameli aborda en sus textos las normas y anti normas de la sociedad urbana y, al respecto, comenta: “El cine social es un cine de alerta, que a algunos no les gusta. Un cineasta del cine social se esfuerza por mostrar la mancha más pequeñita para que todos la observen, desde las familias hasta las autoridades, las estudien y busquen la solución antes de que se convierta en una catástrofe”. Tal vez se puede decir que, en casi todas sus películas, Ameli está fascinado por el melodrama familiar. En su primera película "La Liberación" (1982) abordó un tema diferente y narró la historia de dos soldados uno iraní y otro iraquí que se enfrentan cara a cara, pero fuera del campo de batalla, se abrazan como hermanos.
Este final distinto y audaz, teniendo en cuenta el tiempo en que se produjo este filme, que eran los años de guerra, se enfrentó con diferentes reacciones, pero representó la mirada profunda del director a las situaciones y relaciones entre los hombres. “Los Crisantemos” (1985) fue una de las películas más taquilleras del año. Esta cinta trata de un ciego, cuyo padre preso está punto de ser liberado, pero antes de salir es asesinado en la cárcel. Este fue un tema distinto en los años posteriores a la Revolución, donde la lucha contra el régimen del shah, la opresión de los latifundistas en los pueblos o el contrabando de drogas figuraban como temas de interés en las películas iraníes.
Desde su filme “Una niña con zapatillas” entró en el cine crítico-social, centralizándose en el mundo de los jóvenes ignorado durante años por el cine iraní y que llegó a su auge con la película “Soy Tarane, de 15 años de edad”. Estos filmes buscaban entrar en el mundo de los adultos y de los jóvenes que pasan situaciones emocionales duras y no encuentran buenas reacciones por parte de la familia o de la sociedad. Así que estas películas se consideran un llamado a las instituciones de la sociedad para revisar sus maneras y formas de contactarse con los adolescentes. En décadas anteriores había diferentes tendencias en el cine iraní, una se enfocaba en el espiritualismo. Ameli, en dos de sus cintas, “Noche” y “Cada noche en soledad”, toca este tema, pero se observan en estas los signos de la modernidad y el ángulo de la crítica social.
Las obras de este cineasta han recibido buena acogida entre los iraníes y decenas de premios en festivales internacionales como el Festival Internacional de Fayr, de Filme Rush y de Filme para Niños y Adolescentes, también, ha recibido el elogio de críticos cinematográficos. Entre los éxitos de Ameli dentro de Irán, destaca la película “Cada noche en soledad”, que narra el viaje de una pareja a la ciudad santa de Mashad (situada en el noroeste de Irán) para visitar el santuario del Imam Reza (P). Allí la mujer, que tenía una enfermedad, busca la paz en base a su fe en la religión y espiritualidad y con el apoyo de la tranquilidad del hombre.
Este filme fue muy bien acogido entre los seguidores de diferentes religiones. Igualmente, este cineasta ha obtenido éxito en escenarios internacionales, como el Premio Especial de los Jurados del Festival de Cine de Berlín y el Premio Silver al Mejor Director del Festival Elefante de La India, así como otros galardones de los festivales de Polonia, El Cairo, Grecia, China, Suecia, Japón, Canadá y Bélgica. Al mismo tiempo, Ameli posee el Premio Especial del Jurado del Festival de Locarno, el Premio de La Federación Internacional de Prensa Cinematográfica (FIPRESCI), el Premio Especial de las Iglesias Mundiales y el Premio a la Mejor Película del Festival de Chicago. Cabe destacar que las obras de Ameli, recibieron buenas críticas por parte de los cardenales del Vaticano y de los estudiantes de Ciencias de la Comunicación de Roma en el Festival Internacional de Cine Musulmán de Kazán, en Rusia. Deseando más éxitos para este director iraní, damos por terminado este capítulo de la serie “El nuevo cine persa”.
En la segunda parte del programa de hoy presentamos a uno de los exponentes del cine social persa, Kiyanosh Ayari.
El director iraní Kiyanosh Ayari nació en 1951 en la ciudad de Ahvaz, situada en el sur de Irán. Su padre, dueño de un gran cine en esa ciudad, motivó el interés de Kiyanosh por el cine. Él mismo ha comentado que la parte visual de su percepción mental es muy fuerte, prefiere observar, es decir aprende más a través de sus ojos que por sus oídos. Ayari se inició en la carrera cinematográfica desde muy joven, al incursionar en el cine libre de Ahvaz, no pasó mucho para que convertirse en una figura notable en este ámbito. En ese mismo periodo produjo películas cortas de 8 milímetros.
Su primer largometraje "Honro del Demonio" lo produjo en 1985. Posteriormente, dirigió filmes, como "Espectro de escorpión" (1986), "El gran día de una pequeña ciudad" (1989), "Otra parte del fuego" (1990) y "Las dos mitades de una manzana" (1992). Igualmente, escribió y dirigió los filmes "Cuerno de vaca" (1995), "Abadaníes", "Ser o no ser", "Mesa iraní" (2002), "Despiértate Arezo" (2002) y "Casa Paterna" (2012), entre otros.
Una de las mejores películas de este cineasta iraní es "Espectro de escorpión", que trata de la historia de un joven cineasta llamado Mahmoud, quien hace cortometrajes y tiene una fascinación especial por el cine. El protagonista decidió hacer un filme, pero no contaba con los implementos necesarios. Uno de sus amigos, un actor aficionado lo ayudó a hacer la película. Entonces, ellos deciden ejecutar el guion en la vida real y, como primer paso, roban a un joyero. Luego, uno de ellos escapa con todo lo robado y en transcurso de la huida y búsqueda, el cineasta se cae y muere.
"Espectro del escorpión" trae a la mente la asociación de lo ideal y la realidad, y el aspecto exterior de gente, que muchas veces es brutal. El tema de la película, por presentar una versión moderna de la escritura del guion y el trabajo de los actores, se considera una obra monumental del cine iraní. Asimismo, es la primera película iraní que usó el método de grabación de sonido en la escena.
El filme "Ser o no ser", uno de los mejores del cine iraní después de la Revolución Islámica, data de 1997. Kiyanosh Ayari, en este rodaje, trata la vida de una joven que necesita un trasplante de corazón. El protagonista se dirige a un hospital, donde un joven estaba internado porque tenía muerte cerebral. El doctor sugiere a la familia del joven que donen los órganos, pero se enfrenta al rechazo. La muchacha no se desanima y tratar de satisfacerles y, al final, logra convencerles. Esta película narra la historia en medio del suspenso y la confusión que se crea al estar entre la vida y la muerte, y muestra al protagonista en medio de una gran comunidad, la compasión y tratando de sobrevivir. En algunos casos, se acerca a un documental por los efectos e implicaciones del desarrollo social y anexar conceptos humanos con las creencias sociales y étnicas. La preocupación humana permanente de sobrevivir en todas las comunidades es algo tangible en esta película, pues el trasplante es coherente con el extremo propio del espectador.
Las cintas de Ayari, a pesar de la diversidad de conceptos y temas diferentes, aprovechan de ciertos componentes fijos. Uno de los componentes más importantes es la relevancia humana como un eje central. Los personajes de sus obras son quienes buscan el cambio y la transformación de la condición presente y se enfrentan a reacciones al respecto. El deseo de cambiar y avanzar hacia un punto que incluso puede considerarse una revolución interna.
Hacer películas con temas como rehacer un acueducto, de una unión amorosa, de tratar de encontrar dinero robado, y los esfuerzos por sobrevivir destacan como ejes en las principales obras de esta cineasta persa. La mayoría de sus personajes son introvertidos, pero inconformes y activos que se esfuerzan por lo menos por acercarse a su meta.
Otro elemento constante en las obras de Ayari es la simbolización, en esto usa objetos, personas y eventos, que van más allá de la superficie y se acercan a las capas más profundas. La audiencia, con las historias habituales de la vida cotidiana, logra atender los significados más profundos y otros hechos que se abren ante sus ojos. La máquina de perforación de pozos, como símbolo del modernismo; el fuego, como símbolo del amor y el rencor; la cámara, como símbolo de la fusión de la realidad y el sueño, y la escalera, como símbolo del proceso en la vida, son algunos elementos que existen en las películas de Ayari. Aunque tal vez algunos ven este simbolismo como algo formal y extravagante, la verdad es que estos elementos se entretejen de manera muy artística y delicada convirtiéndose en la más grande característica de los atributos de Ayaari. Su gran hábito por la ambientación, a pesar del uso de varias ubicaciones, mantiene la integridad y la unidad del guion y ayuda a audiencia a creer más fácilmente en la historia y los personajes.
Ayari no es solo es un referente en campo cinematográfico, sino que es uno de los más destacados productores de series de la tele. Entre las series televisivas más exitosas producidas por Ayari figuran "Miles ojos", basada en la lectura de las cartas que dirigen usuarios de una revista a la editorial, "Casa a Casa" es otra serie centrada en estudios de opinión y encuestas, y "Los días de Gharib", que trata de la vida de Dr. Iraní Mohammad Gharib, fundador de la pediatría en Irán, y que aborda la historia social-cultural del pueblo iraní en el siglo 20. Cada una de estas series fue favorita en su tiempo entre los programas de la tele.