Irak, desde octubre del 2019 hasta octubre del 2020
(last modified Tue, 13 Oct 2020 06:54:19 GMT )
Oct 13, 2020 06:54 UTC

ParsToday-Un año después de las manifestaciones de octubre del año 2019, Irak experimenta una situación diferente desde el punto de vista de los asuntos sociales y políticos. Mientras tanto, en el campo económico, la situación del pueblo se ha agravado.

En septiembre del año 2018, Irak fue testigo de amplias protestas del pueblo de Basora y el incendio del consulado de la República Islámica de Irán en dicha ciudad. En octubre del año 2019, Irak también fue epicentro de marchas populares contra el gobierno de Adil Abdul-Mahdi y la muerte de centenares de ciudadanos. En noviembre de ese año, los opositores incendiaron el consulado de Irán. Aunque la ciudad de Basora, en el verano del año 2020, fue testigo de manifestaciones, el nivel de violencia en estas protestas no se compara con el registrado en las movilizaciones de los dos años pasados, es decir 2018 y 2019. En lo que va de octubre de este año, no se ha registrado en Irán acciones de inseguridad debido a manifestaciones populares.
 
Actualmente, se plantea una pregunta diferente: ¿Por qué Irak es testigo de una tranquilidad desde el punto de vista social?
 
A este respecto, se puede aludir a algunos asuntos especiales. Parece que el primer elemento se vincula a los intereses políticos de los actores extranjeros y algunas corrientes internas en Irak. Las protestas de septiembre del año 2018 se celebraron en momentos en que el país árabe atravesaba un periodo postelectoral, tras los comicios del mes de mayo en que se consultó sobre la presentación del nuevo primer ministro. Algunos expertos, en sus análisis con objetivo tendencioso, presentaban a Irán como un obstáculo en el camino de la presentación del nuevo primer ministro iraquí; de hecho, después del incendio del consulado iraní en Basora, los enemigos aumentaron sus esfuerzos para provocar la opinión pública contra la República Islámica de Irán. Por eso, los intereses políticos de algunos actores extranjeros y algunas corrientes internas desempeñan un papel relevante en la creación de los levantamientos.
 
Esas condiciones existían durante las protestas del año 2019 en Irak. Ese año, se celebraron marchas en dos periodos de tiempo antes y después de Arbaín, jornada que marca el aniversario del 40 día del martirio de Imam Hosein (P) y sus compañeros. El principal objetivo del inicio de la manifestación antes de Arbaín había sido influenciar sobre  este gran acontecimiento religioso. En realidad, el objetivo buscaba mostrar inseguro el suelo iraquí y evitar la celebración de la caminata multitudinaria de la gente en Arbaín. Actualmente, por la amplia propagación de la COVID-19 en Irak, la caminata de Arbaín no se ha celebrado con su nivel acostumbrado puesto que las fronteras de Irak se han cerrado a los peregrinos extranjeros y, en la práctica, no existía forma que los fieles de la República Islámica de Irán y otros grupos cercanos pudiesen participar en dicha caminata.
 
El otro elemento en relación con las condiciones diferentes de Irak en comparación con los años anteriores se vincula a la identidad del actual gobierno de este país. Adil Abdul-Mahdi no era el primer ministro iraquí favorito para algunos países árabes y los poderes occidentales, especialmente, EEUU. Las exigencias de los iraquíes en el campo de los asuntos sociales han sido reales, pero, finalmente, las protestas se convirtieron en violencia callejera con el objetivo de derrocar al gobierno de Abdul-Mahdi.
 
Actualmente, un primer ministro y un gobierno han llegado al poder en Irak que, desde el punto de vista de la identidad, tienen mucha diferencia con el gobierno de Abdul-Mahdi. Mostafa al-Kazemi se esfuerza por no enfrentarse con los grupos de la resistencia de Irak, pero, en la práctica, ha puesto el desarme de estos grupos como una de sus prioridades. Mientras tanto, Al-Kazemi en sus políticas plantea la salida de los militares norteamericanos de Irak, pero, en la práctica, no presta mucha atención a este asunto y se aprovecha de este caso para sus objetivos electorales, ya que están previstos comicios el próximo año. Mostafa al-Kazemi, en el caso de la normalización de las relaciones de algunos países árabes con el régimen de Israel, sin  expresar su respaldo a la causa de Palestina, anunció que la normalización es un asunto interno de los países y no tenía nada que ver con Irak. Estas posturas han provocado que los actores extranjeros y las corrientes internas de Irak no realicen ningún esfuerzo para manifestarse a favor del fin del gobierno de al-Kazemi.
 
Desde el punto de vista político, también, el año pasado, Irak fue  testigo del aumento del sectarismo. La agencia de noticias francesa AFP en un informe por el aniversario de la manifestación del mes de octubre, escribió que, después de la destitución de Adil Abdul-Mahdi, el escenario político de Irak ha sido testigo de unos meses de inestabilidad, pero, finalmente, Mostafa al-Kazemi fue aceptado como el nuevo primer ministro por los diferentes grupos políticos y religiosos en Irak. Aunque, al principio, la presencia de Al-Kazemi abrió unas puertas de esperanza para la mejora de la situación en Irak, transcurrido el tiempo, se esclareció que en la práctica se ha alcanzado muy poco.
 
Parece que Mostafa al-Kazemi, que actualmente es el primer ministro provisional de Irak, se prepara para un serio combate electoral. La agencia informativa gala AFP, en una publicación al respecto, escribió que algunos diputados de los partidos rivales han dicho que los asesores del primer ministro están buscando a los candidatos de las elecciones 2021; unos candidatos que puedan acompañarle en el nuevo periodo de su poder como primer ministro iraquí. Esto, mientras que otros grupos políticos de Irak, especialmente, aquellos que se vieron obligados a elegir a Al-Kazemi como el primer ministro, piensan seriamente en las elecciones parlamentarias del próximo año, lo que ha provocado el aumento del sectarismo político en Irak durante el año pasado.
 
Lo importante al respecto es que Al-Kazemi, en esas condiciones, continúe el proceso hacia la celebración de elecciones el mes de junio del 2021, aunque todavía no está clara la situación de la ley electoral iraquí. El Parlamento de Irak, en el mes de diciembre del año 2019, aprobó la nueva ley de las elecciones, pero, aun no se define si los  candidatos participarán de forma independiente en los comicios, es decir, en unas listas, en el marco de los partidos y grupos políticos.
 
La raíz del inicio de las manifestaciones en el mes de octubre del 2019 en Irak, fueron los asuntos económicos, especialmente, el aumento de la pobreza y el desempleo. Mostafa al-Kazemi, cuando llegó al poder, se comprometió con alejar de Irak de la dura crisis financiera. Al-Kazemi dijo entonces  que el tesoro del gobierno estaba casi vacío después de unos años de falta de ingresos debido a la reducción del precio del petróleo en los mercados mundiales.
 
Transcurrido un año de las protestas de octubre y casi 6 meses después del gobierno del primer ministro Al-Kazemi, las condiciones económicas de los iraquíes no han mejorado. El Banco Mundial (BM), en un informe, anunció que la tasa de pobreza en Irak puede duplicarse en este año y llegar a un 40 %. A este respecto, es posible que crezca la tasa de desempleo entre  los jóvenes que actualmente ronda el 36 %.
 
La oportunidad también tiene mucha importancia en el escenario político. Al-Kazemi, que al igual que Adil Abdul-Mahdi, ha sido testigo del precio bajo de petróleo, se enfrenta también con la amplia propagación del nuevo coronavirus en el país árabe. El petróleo es la fuente más importante de ingreso en Irak. La COViD-19 ha conllevado el aumento del desempleo y la pobreza; ya que, como consecuencia de esta enfermedad, la mayoría de los centros laborales ha cerrado.
 
 
 
P/MK/NL