Hashemi Rafsanjani, político sin igual 2
En este programa hablaremos sobre el papel de Ali Akbar Hashemi Rafsanyani en la gestión de las crisis de Irán en la primera década después de la victoria de la Revolución Islámica de Irán.
El inesperado fallecimiento de Ali Akbar Hashemi Rafsanyani, ha sido un acontecimiento triste. Durante la victoria y después de la Revolución Islámica, Rafsanjani fue uno de los amigos más cercanos de Imam Jomeini y un estrecho colaborador del gran líder de la Revolución hasta el último momento de su vida. Antes de la revolución, también fue conocido como un combatiente firme, una persona prudente, previsora e inteligente, características que formaron esa personalidad especial que poseía.
El Líder de la Revolución Islámica de Irán, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, en su mensaje por el fallecimiento de Hashemi Rafsanjani dijo: "Su abundante inteligencia y su sinceridad única en aquellos años, fueron una fuente confiable de apoyo a todos los que trabajamos con él, sobre todo para mí”. En el auge de sus luchas contra el régimen del shah hasta el momento de la caída del régimen, Hashemi Rafsanjani, empezó a formar órganos para los días después de la victoria de la Revolución Islámica. El conjunto oficial de la Asociación de Combatientes de Ulemas, la formación del Consejo Revolucionario, la solución de la escasez de combustible en forma de delegación del Imam a las regiones ricas en petróleo y mantener la seguridad de Imam Jomeini, se cuentan entre las medidas adoptadas por Hashemi Rafsanjani y algunos otros amigos cercanos del Imam Jomeini. Entre las otras actividades de Rafsanjani después de la victoria de la Revolución, destacan la configuración de las partes de la República Islámica con el permiso del Imam Jomeini y los esfuerzos del mártir Dr. Beheshti el primer jefe judicial y Líder Supremo tras la victoria de la Revolución Islámica.
La Revolución Islámica de Irán estuvo basada en el avivamiento de los valores humanos y religiosos bajo la dirección de un jurista destacado. Por esta razón, desde su triunfo, comenzaron las hostilidades y la enemistad de las dos grandes potencias occidentales y orientales y sus mercenarios contra el país persa, con el objetivo de asesinar a las figuras revolucionarias para derrotar la Revolución Islámica. Su primer objetivo fue el ayatolá Morteza Motahari, uno de los teóricos de la Revolución y discípulo del Imam Jomeini. Dos meses y medio después de la victoria de la Revolución Islámica, el ayatolá Motahari fue martirizado por un agente del grupo conocido como Forqan. El segundo objetivo del grupúsculo contrarrevolucionario fue Akbar Hashemi Rafsanjani.
Unos cuatro meses después de la victoria de la Revolución Islámica, Hashemi Rafsanjani fue víctima de un atentado del cual resultó herido. El factor más importante para el fracaso del terror calculado fue la interferencia rápida de su esposa Effat Marashi. El Imam Jomeini emitió un mensaje histórico de agradecimiento por la salud de Hashemi Rafsanjani, en el cual mostró la profundidad de su cariño hacia él.
A pesar de las hostilidades nacionales y extranjeras contra la Revolución Islámica, el primer objetivo de las figuras revolucionarias fue fortalecer y estabilizar el sistema incipiente de esta revolución. Al comienzo, Rafsanyani asumió la supervisión del Ministerio del Interior. Durante su mandato se llevó a cabo la importante misión de la celebración de las primeras elecciones presidenciales después de la caída del régimen monárquico de 2.500 años. Entonces, Rafsanjani renunció a su cargo debido a la nominación para la primera ronda de la Asamblea Consultiva Islámica (Parlamento).
Su papel en el fortalecimiento y la estabilización del sistema recien nacido de la República Islámica se revelan en el enfrentamiento de las crisis. Una de las crisis más graves, fue la revelación de la traición del primer presidente Bani Sadr en el estado crítico de la guerra. A principios de 1981, el país tenía una situación muy delicada. En estas condiciones críticas, usando su credibilidad legal y real, Rafsanjani afrontó los problemas existentes del país de diferentes maneras. Bani Sadr, sin poner ninguna atención a los intereses del sistema islámico recién establecido, instigó divisiones y diferencias entre las diversas corrientes del sistema. Con el fin de estabilizar su posición y dejando a un lado a los amigos de Imam Jomeini, se acercó a los terroristas del Muyahidín Khalgh (MKO). Al enterarse de esta tendencia contrarrevolucionaria de Bani Sadr, Imam Jomeini lo despidió de su cargo de comandante en jefe de las fuerzas armadas y de la Asamblea Consultiva Islámica bajo la presidencia de Hashemi Rafsanjani , y votó a favor de la incompetencia política del primer presidente de Irán. Con el despido de Bani Sadr, el MKO entró en una fase militar para oponerse a la Revolución Islámica. Los asesinatos crecieron en el país. El intento de asesinato del Líder Supremo durante la Oración del Viernes en Teherán, la explosión de la Oficina Central Islámica del partido de la república, el martirio del Dr. Beheshti el jefe del Tribunal Supremo del país, junto con 72 altos funcionarios, la explosión de la oficina del primer ministro y el martirio del presidente Mohammad Ali Rajaee y el primer ministro Mohammad Javad Bahonar son claros ejemplos en este sentido. En este periodo, con la ayuda de sus amigos, Rafsanjani asumió la gestión del país para salir de la crisis.
La lucha contra el régimen basita había colocado la guerra en la parte superior de los asuntos del país. Desde el comienzo del conflicto bélico, el Imam Jomeini designó a Rafsanjani como miembro del Consejo Superior de Defensa y fue seleccionado como su portavoz. Durante la presidencia de Bani Sadr hubo diferencias graves entre las fuerzas armadas en forma de contrarrestar la agresión de Saddam Husein, pero las diferencias se redujeron con la renuncia de Bani Sadr. Sin embargo, las diferencias en la forma de administrar la guerra surgieron de nuevo después de un número de operaciones. En ese momento, para una confrontación a gran escala con las condiciones actuales, el presidente ayatolá Jamenei en una carta al Imam Jomeini pidió que todos los asuntos relacionados con las fuerzas armadas fueran cedidos a una persona, proponiendo así a Hashemi Rafsanjani como la persona más competente. El Imam designó a Rafsanjani, como subcomandante en jefe de las Fuerzas Armadas, cargo que continuó hasta el final de la guerra. Por tanto, Rafsanjani tenía responsabilidades multilaterales para administrar los asuntos del país. Por un lado tenía que supervisar los asuntos legislativos del país en el Parlamento en vista de los diferentes problemas económicos y políticos. Por otro lado, tenía que poner las posibilidades del país en relación con los límites estrictos en los ingresos del Gobierno al servicio de la guerra.
En su gestión para anular la trama económica de los enemigos, presentó dos formas. En primer lugar, la exportación de más petróleo en un período de tiempo limitado para reducir las pérdidas resultantes de la reducción de los ingresos del petróleo. En segundo lugar, se debían hacer más esfuerzos para la autosuficiencia en las industrias militares. Los cuellos de botella económicos en ese momento hicieron pensar seriamente a los funcionarios en la reconstrucción. Pero los numerosos problemas y los enormes gastos de la guerra habían colocado al país en una situación delicada.
En el siguiente programa hablaremos acerca de la manera cómo Ali Akbar Hashemi Rafsanyani puso fin a la guerra, el fallecimiento del Imam Jomeini, cómo fue elegido el ayatolá Jamenei como Líder Supremo y cómo se llenó el gran vacío de la pérdida del Imam Jomeini y el nuevo papel de Hashemi Rafsanyani después del final de la guerra para la reconstrucción del país.