Sep 20, 2016 07:52 UTC

Queridos oyentes, en el programa anterior dijimos que el sagrado Corán reconoce oficialmente la libertad política de las personas para alcanzar la grandeza humana en la comunidad política y solicita la salvación de las personas del dominio de los opresores y gobiernos hegemónicos.

El derecho de la elección es uno de los derechos fundamentales que su reconocimiento oficial significa la aceptación de uno de los más importantes tipos de libertad política que se denomina como libertad de elección o libertad de voto.

 

El sagrado Corán en múltiples aleyas ha mencionado el derecho de la elección para crear un sistema político. Estas aleyas explican este asunto fundamental, donde el gobierno y la soberanía son una cuestión divina; por eso, Dios entrega el derecho de la soberanía. En realidad, estas aleyas presentan la justicia divina como la base de la legitimidad del gobierno y de la soberanía. 

 

Por ejemplo en la aleya 39 de la sura del Creador leemos: 

Él es Quien os ha hecho sucesores en la tierra. Quien no crea, sufrirá las consecuencias de su incredulidad. La incredulidad servirá solo para hacer a los infieles más aborrecibles ante su Señor. La incredulidad servirá solo para perder más a los infieles.

 

Por eso, cada persona es el sucesor de Dios en la tierra, y el Creador del universo ha puesto esta situación solo para las personas.

Existen también otras aleyas en el Corán que explican la identidad del gobierno. En estas aleyas se ha insistido en que el gobierno tiene una identidad divina.

Dios en la aleya 73 de la sura de Los Partidos dice:

Propusimos el depósito a los cielos, a la tierra y a las montañas, pero se negaron a hacerse cargo de él, tuvieron miedo. El hombre, en cambio, se hizo cargo. Es, ciertamente, muy impío, muy ignorante.

 

Generalmente en esta aleya se ha enfatizado en que el hombre ostenta el cargo divino. En otra Dios solicita al pueblo que entregue este cargo divino a quienes son capaces al respecto.

En la aleya 58 de la sura de Las Mujeres leemos: 

Alá os ordena que restituyáis los depósitos a sus propietarios y que cuando decidáis entre los hombres lo hagáis con justicia.

 

Esta aleya insiste en que el pueblo tiene depósitos, y les solicita que entregue los depósitos a sus propietarios. Por eso, se plantea esta pregunta: según el Corán, ¿quiénes son capaces de recibir el depósito divino? El pueblo ¿A quiénes puede entregar los depósitos divinos?

La respuesta de esta pregunta se esclarece en la aleya siguiente. Dios en la aleya 59 de la sura de Las Mujeres dice:

¡Creyentes! Obedeced a Alá, obedeced al Enviado y a aquéllos de vosotros que tengan autoridad. Y, si discutís por algo, referidlo a Alá y al Enviado, si es que creéis en Alá y en el último Día. Es lo mejor y la solución más apropiada.

 

Esta aleya considera al profeta del Islam (saludos sean para él y sus descendientes) y los Enviados de Dios como los capacitados para recibir el depósito divino y solicita a los creyentes que les obedezcan. 

En otra aleya también se ha utilizado la palabra Amigo. En la aleya 55 de la sura de la Mesa Servida leemos: Solo es vuestro amigo Alá, Su Enviado y los creyentes, que hacen la azalá, dan el azaque y se inclinan.

 

Existen también otras aleyas en el sagrado Corán que explican las estrategias del cumplimiento del gobierno. De ahí que según el Corán, el gobierno es un depósito divino en manos del pueblo, y el pueblo tiene que entregarlo a los capacitados al respecto, parece eso es necesaria la existencia de unas estrategias concordantes para esta entrega, siendo la más importante característica de estas estrategias su concordancia con las condiciones políticas, sociales y culturales de las sociedades. El sagrado Corán ha considerado que jurar fidelidad es el más importante objetivo del cumplimiento del gobierno y la entrega del depósito. 

En la aleya 18 de la sura de La Victoria leemos: 

Alá ha estado satisfecho de los creyentes cuando éstos te han jurado fidelidad al pie del árbol. Él sabía lo que sus corazones encerraban e hizo descender sobre ellos la Sakina, prometiéndoles, como recompensa, un éxito cercano y mucho botín, del que se apoderarán.

 

Teniendo en cuenta este asunto histórico, los representantes del pueblo de Yasreb habían anunciado su apoyo al profeta del Islam (saludos sean para él y sus descendientes) este respaldo es de hecho, una estrategia para que el profeta asuma oficialmente el liderazgo del pueblo de aquella ciudad.

 

Dios en la aleya 10 de la sura de La Victoria dice: Los que te juran fidelidad, la juran, en realidad, a Alá. La mano de Alá está sobre sus manos. Si uno quebranta una promesa la quebranta, en realidad, en detrimento propio. Si, en cambio, es fiel a la alianza concertada con Alá, Él le dará una magnífica recompensa.

 

Al estudiar brevemente estas aleyas, se puede llegar a la conclusión que según el sagrado Corán, la base del gobierno humano en la tierra es el gobierno divino. El gobierno es como un depósito divino a disposición del pueblo y ellos están obligados a entregar este depósito a las personas capaces al respecto a través de jurar fidelidad. De esta manera, el Corán dice que el pueblo cuenta con el derecho de la elección y con su elección, entregan la soberanía como depósito divino a las personas capaces al respecto.

A nivel de decidir y establecer la ley también se puede estudiar la opinión del Corán sobre el derecho de la elección como un ejemplo de la libertad política. Decidir y establecer la ley son unas actividades muy importantes que se realizan después de la creación de un gobierno y muestran que los que deciden y establecen la ley, cuentan con el derecho de la soberanía. En el sagrado Corán, además del reconocimiento oficial del derecho de la elección del pueblo en la creación del gobierno, se ha insistido también en su derecho de elección en el terreno de decidir y establecer la ley. Este derecho se ha planteado en el marco de la Consulta en el Corán. En este Libro celestial se ven 2 aleyas muy claras sobre la influencia de la Consulta en el escenario de la vida general. La primera aleya es la aleya 38 de la sura de La Consulta que se ha revelado en La Meca y enfatiza en este asunto que hay que acudir a la Consulta como una cultura general y anima a los creyentes a recibir y dar consulta:  

Escuchan a su Señor, hacen la azalá, se consultan mutuamente, dan limosna de lo que les hemos proveído.

 

Recibir y dar Consulta tiene tanta importancia que el sagrado Corán los presenta al lado del azalá y el azaque que son las características claras de un creyente.

 

También, en la aleya 159 de la sura de La Familia de Imran que se ha revelado en Medina y después del establecimiento del gobierno islámico por el profeta del Islam (saludos sean para él y sus descendientes) Dios en unas palabras dirigidas a su Enviado como un gobernador islámico dice:

Por una misericordia venida de Alá, has sido suave con ellos. Si hubieras sido áspero y duro de corazón, se habrían escapado de ti. Perdónales, pues, y pide el perdón de Alá en su favor y consúltales sobre el asunto. Pero, cuando hayas tomado una decisión, confía en Alá. Alá ama a los que confían en Él.

 

En esta aleya que se ha revelado después de la guerra de Ohod, se le ha solicitado al profeta que consulte con el pueblo. De esta manera, en esta aleya se ha insistido en que el gobernador islámico también tiene que consultar con el pueblo como una buena estrategia para decidir.

En otra aleya también se ha aludido a la tradición continua de la reina de Saba en consultar al pueblo; algo que ha insistido también el sagrado Corán. En la aleya 32 de la sura de Las Hormigas leemos: 

Dijo ella: ¡Dignatarios! ¡Aconsejadme en mi asunto! No voy a decidir nada sin que seáis vosotros testigos.

 

De todas formas, el reconocimiento oficial de la Consulta en el sagrado Corán significa el reconocimiento oficial del derecho de la elección y de voto del pueblo en su vida general y política.