Oct 27, 2016 07:53 UTC

En el programa anterior mencionamos el tema de las libertades políticas desde el punto de vista del Islam. En el sistema islámico la responsabilidad del pueblo no está lejos de la del gobierno. Si los gobiernos administran la sociedad, el pueblo también es miembro de aquella misma sociedad y obtiene directamente el resultado bueno o malo de los actos y comportamientos de los mandatarios de su país.

Por eso, la razón dice que todo el pueblo de una sociedad tiene el derecho de supervisar la labor de los mandatarios de su gobierno para que así evitar su desviación del camino recto, la justicia y jurisprudencia.

 

El derecho de supervisar la actuación del gobierno y los mandatarios y pronunciar las realidades diarias de la sociedad, es uno de los más importantes derechos fundamentales de las personas en su vida política-social. La aceptación y el respeto de estos derechos en la sociedad significan el reconocimiento oficial de la libertad de crítica y de expresión como uno de los más claros índices de la libertad política. El sagrado Corán también ha reconocido oficialmente este derecho.

En el sagrado Corán se ha insistido en la supervisión general del pueblo en el marco de ordenar lo que es bueno y prohibir lo que es malo (Amre de Maruf y Nahye Az Monkar). Según el sagrado Corán, este deber como una supervisión general, no solo se considera uno de los derechos del pueblo sino que, es una de sus obligaciones al respecto. El sagrado Corán además de animar al pueblo a ordenar lo justo y prohibir lo injusto en algunas aleyas coránicas ha mencionado los resultados nefastos de abandonar este deber popular. 

Dios en la aleya 17 de la sura Luqman dice: 

¡Hijito! ¡Haz la azalá! ¡Ordena lo que está bien y prohíbe lo que está mal! ¡Ten paciencia ante la adversidad! ¡Eso sí que es dar muestras de resolución!

Según el sagrado Corán, la supervisión general de los creyentes cuenta con tanta importancia que el pueblo islámico se considera como el mejor pueblo debido a realizar esta labor. 

Dios en la aleya 110 de la sura de La Familia de Imran dice:

Sois la mejor comunidad humana que jamás se haya suscitado: ordenáis lo que está bien, prohibís lo que está mal y creéis en Alá. Si la gente de la Escritura creyera, les iría mejor. Hay entre ellos creyentes, pero la mayoría son perversos. 

En otra aleya también señala la obligatoriedad de la supervisión en grupos de pobladores en el marco de ordenar lo que es bueno y prohibir lo que es malo, esto muestra la importancia de la supervisión general, pero es necesario que se siga en forma de grupos y por unas personas idóneas y decentes. 

Dios en la aleya 104 de la sura de La Familia de Imran dice:

¡Que constituyáis una comunidad que llame al bien, ordenando lo que está bien y prohibiendo lo que está mal! Quienes obren así serán los que prosperen.

Y finalmente, se puede aludir a otra aleya del sagrado Corán que muestra la relación cercana de ordenar lo justo y prohibir lo injusto con la vida política-social del pueblo. 

Dios en la aleya 41 de la sura de la Peregrinación dice:

Aquellos que les damos poder en la Tierra, hacen la oración, dan el impuesto religioso purificador de la riqueza, ordenan lo que está bien y prohíben lo que está mal. Y la conclusión de todos los asuntos está en manos de Dios.

Existen múltiples aleyas al respecto que recomiendan a ordenar lo que está bien y prohibir lo que está mal. Pero, al lado de estas aleyas, existen otras en el sagrado Corán que advierten sobre las consecuencias terribles de abandonar este deber. 

Por ejemplo: en la aleya 116 de la sura de Hud leímos: 

¿Por qué no hubo en las generaciones anteriores a vosotros gente sabía que se opusiese a la corrupción en la Tierra, excepto unos pocos a los cuales Nosotros pusimos a salvo, y los opresores siguieron en la lujuria y la opulencia y fueron pecadores?

Esta aleya considera que la carencia de clérigos capaces que luchan contra la corrupción en las sociedades, es motivo de la destrucción de aquellas sociedades e insiste en este asunto fundamental que el silencio, la indiferencia y la no supervisión provocan la destrucción de  las sociedades. Por eso, algunas  aleyas reprochan a aquellas personas que abandonan este deber general. 

Dios en las aleyas 78 y 79 de la sura de La Mesa Servida dice: 

Aquellos de los Hijos de Israel que se alejaron de la fe, fueron maldecidos por boca de David y de Jesús, hijo de María por haber desobedecido y haberse extralimitado. No se prohibían uno a otros las malas acciones que cometían. ¡Qué mal estaba lo que hacían!

Facilitadas las aleyas que aludimos, se esclarece la importancia y situación de supervisar en el caso de ordenar lo que está bien y prohibir lo que está mal. Según el sagrado Corán, si esta supervisión se realiza eficazmente en la sociedad y en la vida general del pueblo, se destruirá la corrupción en aquella sociedad. 

De esta manera, se puede aludir a este asunto que el sagrado Corán ha insistido claramente en el derecho de supervisar y como consecuencia encontramos otra parte de la libertad política en las aleyas coránicas.

 

En algunas aleyas del sagrado Corán se ha enfatizado en el derecho de la libertad de expresión desde el punto de vista de encontrar la realidad. 

Por ejemplo, Dios en las aleyas 17 y 18 de la sura de Los Grupos dice: 

Para quienes se abstienen de adorar a los ídolos y a los falsos dioses y se vuelven arrepentidos hacia Dios hay una buena noticia. Da, pues, la buena noticia a Mis siervos, aquellos que escuchan la Palabra y siguen la excelencia que en ella hay. Esos son a quienes Dios guía y ellos son los dotados de entendimiento.

Estas aleyas fortalece a quienes después de escuchar el mensaje, eligen la esencia que en el se encuentra. Es totalmente adecuado que la persona al seguir la palabra divina tenga el permiso de decir sus opiniones. Por eso, en estas aleyas se ha insistido en el derecho de la libertad de expresión para seguir la realidad.

 

Además, en la aleya 125 de la sura de La Abeja leímos:

Invita al camino de tu Señor con sabiduría y buenas palabras y discute con ellos de la mejor manera. En verdad, tu Señor es Quien mejor conoce quién se extravía de Su camino y Él es Quien mejor conoce o los bien guiados.

En esta aleya, Dios recomienda a su profeta que oriente a su pueblo a través de 3 métodos para dialogar y enfrentarse con los opositores. Es decir: la sabiduría, buenas palabras y discutir con la mejora manera. Indudablemente, en cada uno de estos métodos, el gran profeta del Islam (saludos sean para él y sus descendientes) permite a sus opositores que expresen sus opiniones. De otra forma, el objetivo de estos 3 métodos es enfrentarse con los opositores bajo la condición de permitirles anunciar sus opiniones.

En otra aleya podemos observar el reconocimiento oficial de la libertad de expresión desde el punto de vista del Corán. En la aleya 6 de la sura del Arrepentimiento leemos:

Y si uno de los politeístas te pide asilo, ofréceselo hasta que oiga la palabra de Dios y luego hazle llegar a un lugar seguro para él. Eso es porque son un pueblo que saben. 

En esta aleya también se ha permitido a los opositores que brinden sus opiniones. Estas personas pueden viajar a los territorios islámicos y después, al plantear sus opiniones y oír la palabra divina, entiendan la realidad. Atender esta aleya y otras aleyas esclarece este asunto fundamental que el sagrado Corán incluso reconoce oficialmente la libertad de expresión a los opositores y politeístas en una comunidad musulmana. En realidad, de estas aleyas entendemos que la libertad de expresión en una sociedad islámica es porque el pueblo pueda alcanzar más fácilmente la verdad.

Además de permitir a los miembros de una sociedad a expresar libremente sus opiniones a fin de alcanzar la verdad, en el sagrado Corán se ha planteado este asunto también para salvarse de la opresión. El Corán dice que el pueblo solo en determinados casos puede manifestar los comportamientos incorrectos de las personas que quieran obtener justicia y luchar contra la opresión. 

En la aleya 148 de la sura de Las Mujeres leemos: 

A Dios no le gusta que nadie vaya proclamado abiertamente el mal, excepto si es oprimido. Dios todo lo oye, todo lo sabe.

Con base en esta aleya, cuando alguien subyuga a alguien, el inocente para quejarse, puede denunciar el maltrato y el comportamiento incorrecto de su opresor. De esta manera, aquellas personas que luchan contra la dominación en la sociedad, tienen el derecho legal de expresar libremente sus opiniones al respecto. 

Dadas estas aleyas, se puede aludir a esta conclusión general que según el sagrado Corán, los miembros de una sociedad cuentan con el derecho de expresar sus opiniones a fin de entender la realidad y anunciar las opresiones realizadas en la comunidad y luchar contra la injusticia.