En el programa anterior, estudiamos las garantías jurídicas generales para apoyar los derechos y las libertades de los ciudadanos de una sociedad.
Una de estas garantías era la existencia de unos aparatos judiciales capacitados en la comunidad islámica. Los tribunales están obligados a investigar las denuncias planteadas con base en la ley y emitir unas sentencias basadas en la justicia e igualdad. Dado que actualmente el concepto de la seguridad, libertad y el respeto de la justicia y los derechos personales tiene mucha importancia a nivel internacional, las medidas mundiales han concluido con la aprobación de múltiples comunicados y convenciones para el mantenimiento de los derechos defensivos de la gente y obligar a todos los gobiernos a aceptar y ejecutarlos.
El sistema del enjuiciamiento islámico se ha basado en el principio de la grandeza humana, como un sistema independiente al lado de otros sistemas jurídicos humanos, y garantiza unos principios que respetan los derechos del acusado. Al mencionar las órdenes coránicas, vemos que Dios considera que el objetivo de enviar a los profetas es el establecimiento de la justicia e igualdad. Mientras tanto, el establecimiento de la justicia respecto a las personas acusadas no se realiza sino garantizando su seguridad judicial en diferentes etapas del juicio.
Una de las más importantes garantías de los derechos de un acusado es ser informado de los cargos en su contra y los motivos de su detención. Esto significa que el acusado tiene que informarse de las acusaciones que pesan sobre él y de todas las pruebas planteadas al respecto para que después, pueda defenderse.
También, otro derecho del acusado es el derecho a guardar silencio y que cualquier cosa que diga puede ser usado en su contra. Este derecho que se basa en el principio de la libertad de expresión, demuestra su derecho a enfrentarse con las preguntas del juez. El silencio significa no hablar. En las leyes islámicas, se puede entender este derecho al estudiar los reglamentos vinculados al juicio. Cuando el juez plantea un asunto, el acusado, al optar por el silencio, puede reaccionar ante la acusación planteada.
El principio de repudio que existe en el sistema islámico, se observa también en las aleyas sagradas del Corán y actualmente se entiende como el patrimonio jurídico común de todos los pueblos avanzados del mundo y se observa en el sistema internacional.
Según la segunda parte del decimocuarto artículo del Tratado Internacional de los Derechos Cívicos y Políticos y la segunda parte del sexto artículo de la Convención Europea de los Derechos Humanos: “cada persona que haya sido acusada de un crimen o delito, tiene derecho de considerarse inocente, hasta que se esclarezca según la ley. También en una parte del decimonoveno artículo del Comunicado Islámico de los Derechos Humanos se ha insistido en que el acusado es inocente hasta que su condena se demuestre a través de un juicio justo y legal.
El imputado debe ser informado de que tiene derecho a un abogado defensor y que se le nombrará uno si no puede darse el lujo de pagar por los servicios jurídicos. Por eso, una de las garantías que es necesaria para apoyar los derechos defensivos del acusado es la presencia del abogado para defenderle. Cuando una persona es acusada de perpetrar actos contrarios a la ley, es posible que debido a su desconocimiento a las leyes jurídicas, pierda sus derechos personales como acusado y es posible que debido a no informarse de los reglamentos, en sus declaraciones pronuncie palabras que finalmente, concluyan con su condena. Al considerar estas condiciones, para evitar la destrucción de los derechos del acusado y el abastecimiento de la seguridad judicial en un juicio justo, la necesidad de colaborar con una persona que conoce la ciencia jurídica, puede desempeñar un papel relevante para devolver los derechos de los acusados.
En la religión del Islam, el derecho de tener abogado como un principio firme, se ha enfatizado para defender los derechos del acusado y evitar su destrucción.
En los reglamentos jurídicos del Islam, se ha insistido en alejarse del principio de la detención preventiva, ya que el Islam no ordena un veredicto que provoque quitar la libertad de las personas. Mientras tanto, este principio solamente tiene que ejecutarse en relación con la acusación de asesinato. Y el acusado debe permanecer por un tiempo determinado en la cárcel. Aparentemente, según algunas narraciones, el gran profeta del Islam (saludos sean para él y sus descendientes) y el Hazrat Alí (P) realizaban esta medida y el método de la ejecución de la sentencia por dichas personas ha sido confirmado por los grandes clérigos chiíes y suníes; pues, el permiso de la detención preventiva se considera legal solamente en este caso.
Otro derecho de un imputado es la realización de un juicio abierto donde el cual los miembros de la sociedad puedan presenciar libremente el proceso judicial, observar de cerca la manera de su celebración y asegurarse de la ejecución exacta del veredicto y la existencia de la justicia verdadera de los jueces. A este respecto, se puede decir que el juicio abierto se considera una de las garantías importantes para el mantenimiento de la seguridad judicial. Ya que, la opinión pública de la sociedad puede observar exactamente el proceso, los testimonios, pruebas contra el acusado y las decisiones adoptadas por el juez al respecto y esto, provoca que el juez se esfuerce por mantenerse imparcial y realizar un proceso judicial justo.
En la religión del Islam, no se ha ordenado celebrar el juicio, el cual es sometido al conocimiento de un tribunal de justicia, pero al considerar la manera jurídica de los profetas del Islam, vemos que existían múltiples juicios en los que estaba presente el pueblo. En realidad, el profeta del Islam y el Hazrat Alí juzgaban al pueblo en un rincón de la mezquita conocido como Dakatol Ghaza y realizaban todas las reuniones del juicio de forma clara.
El Imam Alí (P) en una carta dirigida a un juez llamado Sharih que juzgaba a los acusados en su casa, dice: ¡oh, Sharih! Siéntate en la mezquita, ya que su presencia, da mayor autoridad de justica. Ya que el proceso judicial en una casa no conlleva transparencia.
El Imam Alí (P) al considerar dos objetivos planteados en su carta a Sharih, le ordena que juzgue a los imputados de forma clara. Ya que por un lado, la celebración de juicios transparentes provoca que el juez considere al pueblo como observador de sus actos y medidas y se esfuerce por la ejecución de un proceso más justo y por otro, de esta manera, dará fin a las dudas y rumores respecto a la desatención del juez a los reglamentos jurídicos en las reuniones ocultas y así adoptará un veredicto lógico.