Dic 26, 2016 07:52 UTC

En el nombre de Dios, todopoderoso. Saludos cordiales a todos ustedes estimados oyentes de la voz exterior de la República Islámica de Irán. En este programa continuaremos nuestro espacio en relación con los derechos de las mujeres desde el punto de vista del Islam.

 

Una de las opiniones negativas planteadas en las sociedades humanas sobre la mujer es que su creación es la continuación de la creación del hombre. La mujer se ha creado para realizar las necesidades del hombre por eso las mujeres en comparación con los hombres, se encuentran en una situación secundaria e inferior.

Sin embargo, el Corán rechaza este pensamiento y no considera a ninguno de ellos -ni a las mujeres ni a los hombres- como la continuación de la presencia del otro; sino que el Libro celestial de los musulmanes insiste en que el hombre y la mujer se completan.

El Islam dice que la mujer y el hombre se han creado para completarse uno al otro. En la aleya 187 de la sura de La Vaca leemos:

Las mujeres son una vestidura para los hombres y los hombres también son una vestidura para ellas.

Esta aleya significa que el hombre y la mujer juntos se alejan de cualquier desviación, cubren sus debilitamientos y provocan la calma y el descanso del otro. Por eso, cada uno se considera como una vestidura para el otro. Esta aleya revela claramente la relación espiritual de ambos géneros y su igualdad. La misma palabra que se ha usado para el hombre, se ha utilizado también para la mujer.

Otra opinión negativa a las féminas es que consideran su presencia como una maldad, mientras que el Corán ha señalado que la presencia de la mujer provoca la paz del hombre.

En la aleya 21 de la sura de Los Bizantinos leemos:

Y entre sus señales está el haber creado de vosotros mismos parejas para que encontréis la calma junto a ellas. Y ha puesto entre vosotros afecto y misericordia. En verdad, en ello hay señales para gente que reflexiona.

Esta aleya considera a la mujer como elemento de la tranquilidad y dice que la buena relación entre las parejas es el resultado de la atracción interior y espiritual entre ellos, e insiste que la presencia de la mujer, como esposa es una gran bendición divina.

 

En la actualidad, los sistemas se esfuerzan por establecer la igualdad entre el hombre y la mujer desde el punto de vista de sus reglamentos, derechos, leyes y deberes, e ignoran las diferencias potenciales y naturales entre ellos. El profesor Motaharri, considera que la igualdad de los derechos del hombre y la mujer es una realidad evidente, pero la similitud entre sus derechos es incorrecta e imposible. Ya que dada la estructura de la creación del hombre y la mujer y sus características y necesidades físicas y espirituales, tener los mismo derechos no solo es imposible sino que es incorrecto. Es bueno que la mujer obtenga unos derechos afines consigo misma, ya que la naturaleza de la mujer y el hombre tiene diferencia, y sus derechos también tienen que tener diferencia. Esta frase concuerda con la justicia y la prosperidad de las personas, y se aporta con la lógica relacionada con la creación de los seres vivos.

Ya que, tanto el hombre como la mujer, se presentan en la sociedad con sus capacidades y necesidades especiales; por eso, los derechos de ellos también se determinan según sus habilidades y las leyes naturales de la creación.

En el Islam, la mujer tiene derecho de empleo, de posesión y de obtener riqueza y no ha permitido a los hombres que intervengan en las riquezas pertenecientes a ellas. La mujer al igual que el hombre, tiene el poder de pensamiento, inteligencia y habilidad del trabajo; Dios le ha dado estos talentos, y la capacidad de utilizar bien sus habilidades  internas. De ahí que cada destreza natural, es motivo de un derecho natural, pues, el empleo de la mujer es un derecho que Dios el compasivo le ha otorgado y privarle de este derecho evidente, es  contrario a la justicia. Impedir a la mujer de sus derechos legales que el creador del mundo le ha otorgado, no solo se considera una opresión clara sino que, es una traición a la sociedad ya que no utilizarlas las capacidades naturales y potenciales de una persona, va en detrimento de toda la sociedad.

Desde el punto de vista del Islam, el salario laboral de la mujer le pertenece a ella misma. Además, si la mujer quiere puede realizar gratis  los quehaceres de la casa y si no quiere, el hombre no puede obligarla a llevar a cabo las labores del hogar.

El trabajo de las mujeres no se limita solo al ámbito de la casa, sino que puede realizar cualquier labor fuera de casa que no sea al contrario de los reglamentos de la sociedad y su salario le pertenece exclusivamente.

Una de las oposiciones al atuendo islámico es que dice que la vestimenta musulmana -Hiyab- impide el empleo de las mujeres y provoca la recesión y la cierre de las actividades de ellas. Pero, el Hiyab (velo) no impide que la mujer cumpla su papel dentro de la sociedad, pero sí obstaculiza los intentos de los inmorales que sólo valoran a la mujer por sus encantos físicos.  el atuendo islámico significa protección y defensa, ya que la atracción tiene que limitarse al ámbito familiar y solo para su esposo, el ambiente de la sociedad debe mantenerse puro para las actividades y el trabajo; por esta misma razón, no permiten a las mujeres que a la hora de abandonar la casa, provoquen a los hombres ni que ellos puedan mirarlas. Este atuendo no es un obstáculo para el trabajo de la mujer sino que, provoca el fortalecimiento de la fuerza laboral en la sociedad.

El Islam nunca se opone a la actividad verdadera social, política y cultural de la mujer y la historia del Islam testimonia este asunto. Esta religión celestial se opone a la represión de la mujer, el encarcelamiento de sus habilidades y privarle de hacer actividades culturales y sociales. En las luchas políticas y propagandas culturales, la hija del Imam Ali al lado de su hermano Hossein (la paz sea con ellos), tuvo una presencia activa y eficaz en la gran epopeya histórica de Karbala. La filosofía de la presencia de la familia del Imam Hossein en aquel viaje histórico a Karbala, fue una medida predeterminada para realizar una misión divina.

El Islam tiene una atención especial a la atracción pura entre el hombre y la mujer y mantener la salud del ambiente familiar, pero por otro lado, como una religión moderada y equilibrada, no desatiende otros aspectos y no impide a las mujeres de presentarse en la sociedad hasta que no provoquen la corrupción. Las mujeres musulmanas pueden participar en las ceremonias de la peregrinación, el levantamiento defensivo, el rezo colectivo, el rezo de la fiesta de Fitr y de Sacrificio.

El derecho de la participación política se planteó en el occidente al finales del siglo XX y a principios del siglo XXI; mientras que, el Islam hace 14 siglos, reconoció oficialmente este derecho para la féminas.

La mujer igual que el hombre buscan aprender y tener conocimientos. Cuando el Islam obligó a los musulmanes a aprender la ciencia, no consideró ninguna diferencia entre el hombre y la mujer. Hace 14 siglos, el Hazrat Mohamad (saludos sean para él y sus descendientes) anunció que aprender ciencia es obligatorio para cualquier musulmán tanto los hombres como las mujeres. Este mensaje es claro y se ha ejecutado por los musulmanes durante la historia.

El Islam tiene una filosofía especial en las relaciones y los derechos familiares entre el hombre y la mujer. Según esta religión celestial, tanto el hombre como la mujer son seres vivos y deben gozar de unos derechos humanos iguales. Lo que se plantea por el Islam, es que la mujer y el hombre no son semejantes porque, uno es hombre y otra es mujer; su mundo es diferente y sus características no son iguales. Por eso, es completamente claro que desde muchos aspectos, no pueden tener derechos y castigos semejantes.

Aquí se observa la diferencia entre el Islam y los sistemas occidentales en relación con los derechos de la mujer: en Europa antes del siglo XX, prácticamente y legalmente la mujer carecía de derechos humanos. En un levantamiento rápido que ocurrió en menos del reciente siglo en nombre de la mujer y para la mujer en Europa, la mujer encontró relativamente derechos semejantes al hombre, pero dada la situación natural y las necesidades físicas y espirituales de ella, nunca pudo obtener los mismos derechos que el de los hombres.

Una sociedad moderada es aquella sociedad que pueda considerar unos derechos concordantes con las características del hombre y unos derechos concordantes con la mujer.