EEUU en la semana que pasó (9 de enero de 2017)
Saludos a todos los estimados oyentes de la Voz Exterior de la República Islámica de Irán. Estamos con Uds. con un programa más de la serie “Estados Unidos en la semana que pasó” y, al igual que en los programas anteriores, revisaremos los importantes cambios políticos, económicos y sociales de EE.UU.
Una de las noticias más relevantes de EEUU en la semana pasada, fue la publicación del informe de inteligencia que afirma que el presidente ruso, Vladimir Putin, ordenó personalmente el ataque cibernético para influir en las elecciones del país norteamericano. El informe de 25 páginas publicado el pasado viernes revela ciertos detalles sobre la intervención de los rusos en las elecciones estadounidenses y la operación de los hackeres. Antes de darse a conocer el informe citado, los principales funcionarios de inteligencia de EE.UU. mantuvieron un encuentro con el presidente electo, Donald Trump, sin embargo, éste último, aunque consideró esta reunión como constructiva, opinó que este tema no influyó en el resultado de las elecciones.
Después de este encuentro llevado a cabo en Nueva York, Trump a través de un comunicado sin opinar si ha aceptado o no la conclusión de los funcionarios de inteligencia acerca del rol de Rusia en los ataques cibernéticos, subrayó que estos no tuvieron absolutamente ningún efecto en los resultados de los últimos comicios. El día anterior, el Director Nacional de Inteligencia, James Clapper, el jefe de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), Michael Rogers, y el subsecretario de Defensa para Inteligencia, Marcel Lettre, se presentaron ante el Comité de Fuerzas Armadas del Senado, donde los más altos responsables de la comunidad de inteligencia de Estados Unidos calificaron a Rusia como una amenaza para los amplios intereses de EE.UU., puesto que los rusos utilizan los más avanzados y agresivos programas cibernéticos con complicadas capacidades.
Los jefes de inteligencia estadounidense en un comunicado conjunto afirmaron que Rusia es un ciberactor pleno que constituye una gran amenaza al Gobierno y a sus intereses militares y a las claves infraestructuras diplomáticas y comerciales de EE.UU. Hace poco tiempo y en represalias de los ataques cibernética de Rusia, el presidente Barack Obama expulsó a 35 diplomáticos rusos de su país.
El debate sobre la supuesta influencia de Rusia en las elecciones presidenciales de EE.UU. ha generado una profunda fisura política en este país. Mientras que Trump y sus asesores descartan fuertemente la intervención rusa, el actual Gobierno demócrata y algunos de los republicanos en el Congreso siguen insistiendo en el papel de Rusia en la victoria de Trump. Actualmente y antes de que comience el mandato de la presidencia de Donald Trump, el tema de cómo interactuar con Rusia, ha generado uno de los mayores retos para el próximo gobierno estadounidense. El tema no afecta solamente las relaciones políticas entre Moscú y Washington, sino que también es un debate sobre la legitimad política del próximo presidente estadounidense.
La mayoría de los estadounidenses, las élites políticas del partido demócrata y algunos de los congresistas republicanos entre otros, sospechan del papel del presidente ruso, Vladimir Putin en las elecciones presidenciales de EE.UU. Las posturas de los organismos de inteligencia y de seguridad estadounidenses han influido mucho en extender dicha duda. Desde luego, no era de esperar que el próximo presidente estadounidense aceptase la evaluación de los altos funcionarios de inteligencia de su país sobre el rol de Rusia en las elecciones del pasado mes de noviembre, ya que así cuestionaría la legitimad de su presidencia. No obstante, se prevé que desde ahora, el próximo gobierno estadounidense tendrá desafíos con los poderes como el de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), el de la Oficina Federal de Investigación, (FBI), el de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) y también con el jefe de Inteligencia Nacional. Esta situación puede aumentar la vulnerabilidad de EE.UU. ante las crecientes amenazas de inteligencia y de seguridad dentro y fuera del país.
Mientras que la interacción con Rusia es desde ahora uno de los polémicos asuntos para el próximo gobierno estadounidense, parece que los republicanos no acompañarán al próximo ocupante de la Casa Blanca quien también es de su propio partido. En condiciones en las que el Congreso estadounidense vive un contexto antiruso, la cercanía de Trump a Putin indignará a algunos de los republicanos, sobre todo, los neoconservadores. Pero, lo que necesita Trump es la unidad en el partido republicano y en los legisladores del Congreso con el fin de conseguir el voto de confianza del Senado para los miembros de su Gabinete, cumplir algunas de sus promesas electorales como eliminar los seguros médicos baratos conocidos como ObamaCare, y hacer reformas en las leyes de impuestos e inmigración y otros retos polémicos. Esto ocurre mientras que incluso antes del triunfo de Trump como presidente, algunos personajes del partido republicano, como el senador John McCain entre otros, se enfrentaron con él.
Además, el apoyo de la minoría de los demócratas del Congreso con los republicanos insatisfechos, complicará la situación del próximo gobierno estadounidense. En las campañas electorales, Donald Trump tuvo serias tensiones con el partido republicano pero, después de que superó a Hilary Clinton, su rival demócrata, intentó ser más moderado con los diputados republicanos en el Congreso estadounidense.
Otra importante noticia de la semana pasada de EE.UU. en el cual Trump también estuvo en medio de la tormenta trató sobre la renuncia de todos los embajadores de este país a sus cargos. El equipo de transición de Trump, con el fin de limpiar el Departamento de Estado de EE.UU., pidió oficialmente a todos los embajadores estadounidenses que renuncien a sus cargos en el día de la investidura. Los diplomáticos estadounidenses informaron que Trump con esta actitud romperá la tradición de la presencia de los diplomáticos en sus cargos al menos para un mes después de que él (Trump) se traslade a la Casa Blanca.
Obviamente, la decisión de Trump al respecto, no solo afectará negativamente la actitud de las embajadas estadounidenses en otros países, sino que también disminuirá la credibilidad del país ante sus aliados. El hecho de que los diplomáticos estadounidenses deban dejar su cargo el día de la investidura de Trump, ha generado preocupaciones por el vació del poder en los puestos claves diplomáticos de países tales como el Reino Unido, Canadá y Alemania, puesto que llevará tiempo para que los embajadores propuestos por Trump consigan el visto bueno del Senado. Cabe destacar que los cambios deseados por Trump no se limitan solamente a despedirse de las autoridades gubernamentales.
Hace poco, anunció que en cuando tome el poder, anularía incluso las órdenes ejecutivas emitidas por el actual presidente demócrata, Barack Obama, lo cual indica que Trump, está decidido a cumplir sus planes y sus promesas electorales. En efecto, el presidente electo pretende llevar a cabo importantes cambios tanto en el escenario nacional como internacional. Las prioridades de Trump consistirán en tres transcendentes ámbitos: la economía, la sanidad y la inmigración ilegal. Y en el escenario internacional buscará en primer lugar revisar las relaciones actuales entre EE.UU. y los aliados europeos y, en segundo lugar, refrescar y también establecer las nuevas relaciones con sus aliados en diferentes partes del mundo, en particular, en el este de Asia y el Oriente Medio.
Estimados oyentes, hemos terminado el programa de hoy y nos despedimos de todos Uds. hasta la próxima semana.