Ene 23, 2017 07:55 UTC

En el nombre de Dios, todopoderoso. Estamos con ustedes con otro programa más de la serie de artículos titulados Derechos humanos islámicos. En este programa nos esforzaremos por estudiar los derechos de la guerra y de los prisioneros de guerra.

Actualmente, el caso de la guerra, la paz, la detención y la manera de actuación de los gobiernos en estos asuntos, se ha convertido en una de las preocupaciones de las sociedades humanas y cada día se publican noticias bajo el título del respeto de los derechos humanos en los conflictos armados. A este respecto, algunos medios de comunicación radicales se esfuerzan por mostrar el Islam como una religión bélica y  se aprovechan de palabras como la violencia y el terrorismo contra esta religión celestial.
Esto es mientras que las enseñanzas religiosas del Islam solo invitan hacia la paz mundial y la convivencia pacífica, según el monoteísmo y la justicia. También, el Corán invita a las personas hacia la paz. Además, al enfatizar en la disposición defensiva, ordena al profeta del Islam que si los enemigos tienen tendencia hacia la paz, ustedes también tienen que acogerla. Este libro celestial considera que la paz, amistad y hermandad conllevan bondad y prosperidad para todo el mundo; por eso, en múltiples casos ordena el establecimiento de la paz y seguridad, amistad y convivencia pacífica.
El Hazrat Mohamad (saludos sean para él y sus descendientes) también se comportaba con amabilidad y paciencia con sus enemigos. La conducta del gran profeta del Islam testimonia que las guerras del profeta Mohamad eran defensivas y en respuesta a las agresiones y ataques de los enemigos de la religión.


Los musulmanes nunca ignoran el principio de convivencia pacífica y el respeto a los principios humanos y a los demás mientras que, los no musulmanes se comportaban con ellos al contrario de este método. Robertson escribe: cuando los musulmanes descubrieron Jerusalén, no maltrataron a los cristianos, pero, al contrario cuando los cristianos ocuparon esta ciudad, mataron con violencia a todos los musulmanes. Y cuando los judíos llegaron ahí, impertinentemente quemaron a todos.
En el sagrado Corán existen múltiples aleyas sobre la guerra en las que se ha explicado algunas condiciones y características especiales en relación con la guerra y los métodos de luchar. Uno de estos casos, es el uso de los principios de la generosidad en los combates. Unos asuntos como: los participantes en la guerra no tienen que combatir con sus enemigos a través de la astucia, fraude y no deben iniciar el conflicto. Cuando el gran profeta del Islam envió al Hazrat Ali, a  la cabeza de un grupo de combatientes hacia los enemigos, insistió en que tienen que enfrentarse con el enemigo por delante y nunca por detrás. Primero tienen que invitarles hacia el Islam o avisarles para que la guerra no sea sorpresiva. En otros casos también siempre insistía en el no empleo de la astucia y fraude en los enfrentamientos con los enemigos. 
En la aleya 190 de la sura de La Vaca leemos: Combatid por Alá contra quienes combaten contra vosotros, pero no os excedáis. Alá no ama a los que se exceden.
De esta aleya se puede entender que según el Islam, la guerra tiene que realizarse para satisfacer a Dios no por la ocupación de un territorio u obtener botines de guerra. La frase de quienes combaten contra ustedes, insiste claramente en este asunto que hay que combatir contra quienes combaten con ustedes no contra los niños, mujeres, ancianos y civiles.
El Hazrat Mohamad después de salir victorioso ante los enemigos en algunas de las guerras, impedía a aquellos musulmanes que pretendían matar a los hijos de los opositores y les decía: cada persona nace según una identidad sana humana y sus padres le hacen cristiana o judía.

 

Por otra parte, el gran profeta del Islam tenía una atención especial sobrea la situación de las mujeres, niños,  personas discapacitadas como los ciegos, minusválidos, locos e incluso aquellas personas que estaban obligadas a presentarse en el campo de combate.
Uno de los aspectos claros de los derechos humanos en las guerras internacionales que prácticamente cuenta con un mayor poder ejecutivo en comparación con otros reglamentos, son las leyes vinculadas a los métodos de comportarse con los prisioneros de guerra. En la religión del Islam, los prisioneros de guerra tienen derechos y los musulmanes de cualquier forma posible, están obligados a respetarlos. Unos derechos como darles comida, no imponerles mucha presión, no alejar a los niños de sus madres y otros asuntos que demuestran la profundidad de la atención del Islam a este caso.
Los estudios e investigaciones en las costumbres de guerra en el Islam, esclarecen que lo que se observa actualmente en el sistema de los derechos internacionales, existía hace 14 siglos en las enseñanzas de la religión celestial del Islam. La importancia de este asunto se esclarece cuando entendemos que en aquel tiempo, no solo se hablaba de los reglamentos vinculados al respeto de los derechos humanos en la guerra sino también consideraban su contenido. 
Los reglamentos del Islam sobre los prisioneros de guerra son completamente lógicos y humanos. Los musulmanes después de finalizar la lucha, llevaban a todos los presos hacia su jefe. Él también al considerar los intereses mutuos, establecía algunos casos: o les liberaba sin ninguna condición o después de recibir rescate. Mientras tanto, en caso necesario, el líder de los musulmanes podía intercambiar a los presos de guerra con los presos musulmanes. 


En la religión del Islam, nadie tiene permiso de matar a los presos. En la aleya 4 de la sura de Mahoma leemos: Cuando sostengáis, pues, un encuentro con los infieles, descargad los golpes en el cuello hasta someterles. Entonces, atadlos fuertemente. Luego, devolvedles la libertad, de gracia o mediante rescate, para que cese la guerra. Es así como debéis hacer. Si Alá quisiera, se defendería de ellos, pero quiere probaros a unos por medio de otros. No dejará que se pierdan las obras de los que hayan caído por Alá.
Esta aleya muy claramente insiste en que después de superar en los enemigos en la guerra y tomarles como presos, no tienen permiso de matarles.