Jun 14, 2017 08:03 UTC

Saludos a todos los estimados oyentes. Estamos con Uds. con un programa más de la serie Estados Unidos en la semana que pasó y, al igual que en los programas anteriores, revisaremos los importantes cambios políticos, económicos y sociales del país norteamericano.

Los más importantes acontecimientos de Estados Unidos durante la semana que acaba de terminar incluyen: el nombramiento por parte del presidente estadounidense Donald Trump de Christopher Wray como nuevo director de la policía federal (FBI), en reemplazo de James Comey; el testimonio de Comey en el Comité del Senado de Estados Unidos; la revelación de una nueva dimensión del caso de la relación del exasesor de Seguridad Nacional de EE.UU. Michael Flynn, con Rusia y el esfuerzo de Trump para influir en esta relación; la aprobación de la resolución del traslado de la embajada de Estados Unidos de Tel Aviv a Jerusalén en el Senado de Estados Unidos a pesar de la orden de Trump de suspender seis meses la iniciativa; la advertencia sobre la situación económica de Estados Unidos teniendo en cuenta la falta de transparencia en los programas económicos; la redacción de las bases legales para destituir a Trump como un esfuerzo de  legisladores estadounidenses para concretar su objetivo; la continuación de la discusión de Trump con el Poder Judicial de Estados Unidos sobre el caso de la prohibición del viaje de los ciudadanos de algunos países islámicos y las reacciones a las posturas de Trump ante la crisis en las relaciones de Arabia Saudí con Catar. 
 
El presidente estadounidense anunció que nombró a Christopher Wray como nuevo director de la policía federal (FBI), en reemplazo de James Comey, despedido de forma abrupta a principios de mayo mientras investigaba sobre la presunta injerencia rusa en la elección presidencial. Wray es un veterano de la justicia estadounidense. Estuvo a cargo entre 2003 y 2005 de la división criminal, una de las ramas más importantes del Departamento de Justicia, según la biografía que difunde el estudio de abogados para el que trabaja.
 
La semana pasada, el despedido Comey, con una acción sorprendente, creó una tormenta política en Washington. El exdirector del FBI declaró ante el Comité de Inteligencia del Senado de EE.UU. que el presidente Trump mintió sobre su despido. Comey arrancó su declaración acusando a la Administración de Trump de haberle difamado cuando explicó las razones de su despido y de haber mentido a los ciudadanos. El exfuncionario aseguró en esa sesión que las afirmaciones del mandatario de que el Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) tenía problemas y no estaba bien liderado fueron "pura y llanamente mentiras". Comey fue cesado en plena investigación que tenía en marcha su agencia sobre el exconsejero de Seguridad Nacional de Trump, Michael Flynn, quien se vio obligado a dimitir por mentir al negar haber estado en contacto en varias ocasiones con los funcionarios rusos. El exdirector del FBI compareció ante el Senado para explicar su versión de las presiones que dijo haber recibido por parte del presidente de EE.UU. para que dejara sus investigaciones. Además, señaló que al ser cesado entendió que Trump le despidió porque lo consideraba una amenaza por las pesquisas del FBI a una posible conexión del entorno del republicano con el Gobierno ruso.
 
La semana pasada, los demócratas en el Congreso empezaron la redacción de un artículo como inicio del proceso de acusación contra Trump y exigir su destitución como presidente. En este sentido, el representante de California, Brad Sherman, anunció sus intenciones de unirse al representante por Texas, Al Green, para llevar adelante el proceso de destitución contra el inquilino de la Casa Blanca. "La cuestión realmente no es si el presidente ha obstruido la justicia; la pregunta es si el presidente puede obstruir la justicia con impunidad (...) el presidente, como todos los demás, no está por encima de la ley", declaró Green durante una conferencia de prensa, según recoge la agencia The Hill. Aunque varios otros demócratas han indicado que la destitución podría ser posible si se demuestra que Trump ha obstruido la ley, la mayoría ha evitado por el momento exigir esta medida públicamente. La Presidencia del republicano, que llegó a la Casa Blanca en enero, ha estado marcada por numerosos escándalos y contratiempos. Además, el índice de aprobación de Trump, es de un 40  por ciento, el más bajo registrado en la historia por un presidente recién elegido.
 
Los senadores republicanos de EE.UU. están presionando al Departamento de Estado ‎para trasladar la embajada de su país de Tel Aviv a Jerusalén (Al-Quds).‎ El Senado de los Estados Unidos aprobó con una abrumadora mayoría una moción que pide al presidente Trump trasladar la embajada de Estados Unidos de Tel Aviv a Jerusalén, según informaron medios estadounidenses el martes. Una moción no vinculante fue presentada por el líder de la minoría del Senado, Chuck Schumer, un demócrata de alto rango de esta Cámara. Se aprobó con el apoyo bipartidista de 90 a 0. El movimiento formaba parte de una serie de medidas encaminadas a reconocer la “reunificación” de Jerusalén y pasar a considerarla como la eterna capital de Israel. “Es muy apropiado que el Senado apruebe esta resolución 50 años después de que comenzara la Guerra de los Seis Días”, dijo Schumer. “El semicentenario de la reunificación de Jerusalén es un hito importante para Israel y el pueblo judío en todo el mundo, dado que Jerusalén ha sido un punto focal de la vida judía durante miles de años”, agregó. Durante su campaña electoral, Trump prometió trasladar la embajada, pero el 1 de junio firmó una orden para mantenerla en Tel Aviv. Jerusalén Este sigue siendo reconocida en el derecho internacional y por la ONU como territorio ocupado. La anexión unilateral de Israel después de la guerra de 1967 nunca ha sido reconocida como legítima por el resto del mundo.
 
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, arremetió contra el Departamento de Justicia, al que acusó de enviar al Tribunal Supremo una versión “aguada” de su “prohibición de viaje” a nacionales de determinados países de mayoría musulmana, lo que atribuyó a la corrección política. Una semana después de la entrada de Trump a la Casa Blanca, Trump firmó una orden que esta orden produjo el disturbio por la aplicación inmediata de la prohibición del viaje de los ciudadanos de siete países islámicos como Irán, Irak, Siria, Yemen, Somalia, Sudan y Libia al territorio de Estados Unidos. 
 
El presidente de EE.UU., Donald Trump, elevó el viernes el tono contra Catar y acusó al país árabe del Golfo Pérsico de apoyar y financiar el terrorismo. "Catar, lamentablemente, ha sido un patrocinador del terrorismo a un nivel muy alto. He decidido, junto al secretario de Estado, Rex Tillerson, nuestros grandes generales y los militares, que ha llegado la hora de llamar a Catar a terminar ese financiamiento", afirmó Trump en una conferencia de prensa conjunta con su homólogo de Rumanía, Klaus Iohannis. El mandatario norteamericano expresó su confianza en que las presiones de los vecinos regionales de Catar causen que el país árabe regrese al grupo de “naciones responsables”. Asimismo, manifestó su esperanza de que el caso de Catar sea “el principio del fin de la financiación terrorista”. Siguiendo esta misma tónica, Trump prometió que hará todo lo posible para impedir “la financiación, y detener la enseñanza del odio y los asesinatos”. En este sentido, el secretario de Estado estadounidense. Rex Tillerson, dijo que crear las restricciones contra Doha daña las operaciones de la lucha contra los terroristas del EIIL (Daesh, en árabe).