EEUU en la semana que pasó (10 de Julio de 2017)
Jul 12, 2017 08:03 UTC
Saludos a todos los estimados oyentes. Estamos con Uds. con un programa más de la serie Estados Unidos en la semana que pasó y, al igual que en los programas anteriores, revisaremos los importantes cambios políticos, económicos y sociales del país norteamericano.
La semana pasada, el presidente estadounidense, Donald Trump, viajó por segunda vez a Europa para asistir a la Cumbre del G20 en Hamburgo, Alemania. En este cónclave, los líderes de las 20 economias más grandes y emergentes discutieron importantes asuntos, como el comercio internacional, la lucha contra el terrorismo y también los retos más importantes que enfrenta actualmente el mundo. La presencia del presidente estadounidense en esta cumbre fue recibida con reacciones de diversos lados. Aparte de las manifestaciones de los opositores del G20 que habían puesto en su blanco las políticas del actual gobierno de EE.UU., los líderes de algunos países también criticaron a Donald Trump. La canciller de Alemania, Ángela Merkel, como anfitriona de la Cumbre del G20, reveló explícitamente el desacuerdo de la comunidad internacional con las políticas proteccionistas del Gobierno de Trump. La mayoría de los países y de los poderes económicos integrantes del G20 insisten en la continuación del proceso de globalización de la economía, pero, Trump y la primera ministra británica, Teresa May, defienden el proteccionismo de sus economías con políticas tales como "Primero EE.UU." o el "Brexit", respectivamente. Se dice que esta discrepancia ha enfrentado al G20 con las mayores fisuras desde su creación. Sin embargo, EE.UU. está en desacuerdo con todos los integrantes del G20, incluso con el Reino Unido, acerca de los asuntos del cambio climático. Trump, para proteger el poder de competencia de las corporaciones industriales de su país, rechaza que el efecto de los gases invernaderos tenga relación con el aumento de la temperatura de la Tierra. Mientras que otros países del mundo exigen la continuación de los compromisos del Acuerdo Climático de París. Se prevé que después de la cumbre de Hamburgo, se intensifiquen más que nunca los desacuerdos de EE.UU. con el resto del mundo en cuanto al asunto climático.
La semana pasada, Donald Trump en su viaje a Europa se reunió por primera vez desde que está en el poder con su homólogo ruso, Vladimir Putin. En este encuentro, ambas partes dialogaron sobre asuntos transcendentes tales como el futuro de la guerra de Siria y la acusación de que Moscú intervino en las últimas elecciones presidenciales de EE.UU. Las autoridades de Rusia informaron que Putin aseguró a Trump que Rusia no intervino en los comicios de EE.UU. y, conforme funcionarios estadounidenses, Trump aceptó estas aclaraciones de Putin. Sin embargo, no se espera que las aclaraciones de Putin hayan convencido a los opositores que cuestionan los métodos y actitudes de Trump. Incluso podrían intensificarse mucho más estas acusaciones contra el equipo de la campaña electoral de Trump por sus acercamientos con los rusos. Entretanto, Trump y Putin acordaron en su reunión bilateral en Hamburgo, el alto el fuego en ciertas regiones de Siria. No obstante, los funcionarios estadounidenses alegaron que no consideraban futuro alguno para el actual sistema político de Siria. En realidad, parece que Trump se ha retirado de sus duras posturas ante Putin para lograr un éxito político en Siria. Esto ocurre mientras que Trump en su primer viaje a Polonia como presidente estadounidense, fortaleció su tono antirruso ante los líderes derechistas polacos. De hecho, en Polonia, Trump retomó la misma postura de Washington durante el mandato de George W. Bush, la cual dividía a Europa en la nueva Europa y la antigua Europa. En esta clasificación, Polonia se considera integrante relevante de la nueva Europa ante la antigua Europa liderada por Alemania y Francia.
La semana pasada, la publicación de un video desató una polémica. En imágenes se veía a Trump golpeando a un individuo cuya cara estaba tapada con el logo de la CNN al lado de un ring de lucha libre profesional. Este video data de hace unos años, cuando el actual presidente estadounidense, como una de las autoridades de las competencias de lucha profesional, golpeó e insultó a un hombre del equipo rival fuera del ring. En efecto, los simpatizantes de Trump que están indignados por los ataques del mandatario contra los medios de comunicación de EE.UU., modificando las imágenes del video citado, taparon la cara de la víctima con el logo de la CNN. Pero, la reproducción del videomontaje en la cuenta de Twitter de Trump provocó discusiones sobre el compromiso del presidente estadounidense ante la libertad de los medios de comunicación en este país. Los opositores de Trump criticaron duramente el videomontaje y señalaron que el presidente estadounidense pretende callar a los críticos y reprimir los medios de comunicación. Carl Bernstein, periodista y escritor estadounidense, subraya que este video revela el estado psíquico del presidente de EE.UU. y no es solamente muestra el rechazo hacia la CNN sino a la libertad de prensa en general. Por otra parte, los simpatizantes de Trump evaluaron la divulgación de este video como una reacción recíproca del presidente estadounidense ante los incesantes ataques de los medios contra la Casa Blanca. Ahora bien, independientemente de que cuál de estos dos puntos de vista coinciden con las realidades política-mediáticas de EE.UU., se puede decir que la hostilidad creada entre el presidente estadounidense y los medios de comunicación en este país ya ha entrado en una nueva fase, de manera que algunos de los periodistas estadounidenses han expresado su preocupación por su seguridad y han calificado su actividad profesional como más peligrosa que estar en regiones como en Irak.
La semana pasada, Donald Trump compartió un tuit sobre la inadecuada situación de los miles de veteranos estadounidenses, lo que puso una vez más este problema en el punto de mira. Trump evaluó en este tuit el estado muy crítico de los veteranos estadounidenses. El presidente hizo hincapié de que ellos sufren numerosas dificultades, como enfermedades mentales entre otras. Actualmente, cientos de veteranos estadounidenses utilizan los servicios del Departamento de Asuntos de los Veteranos. Estos ciudadanos atraviesan muchas dificultades pese a que algunos años han trabajado bajo la bandera de EE.UU. y han luchado en las guerras más allá de su país. Por ejemplo, muchos de ellos después de volver a su vida normal, son incapaces de encontrar un trabajo adecuado, no tienen un techo donde vivir y duermen en la calle. Otro grupo de ellos, en su vida privada se enfrentan con problemas con sus esposas y con sus hijos y acaban en el divorcio. Ahora bien, con el aumento de las bajas y mutilados militares de EE.UU. en las guerras y la falta de los recursos financieros públicos, disminuyen día a día los servicios de cuidado de la salud, las ayudas de los costos de medicamentos y el uso de centros de rehabilitación para los heridos y los minusválidos de la guerra. Todos estos factores han aumentado las anomalías entre los veteranos estadounidenses, como cometer asesinatos o terminar en suicidios. Gordon Duff, redactor de la publicación de Veterans Today en una entrevista con Press TV, dijo: "Los veteranos estadounidenses regresan a un país con una economía en crisis y donde e numero de veteranos en paro ha aumentado". Las cifras gubernamentales en EE.UU. indican que se suicidan 22 veteranos cada día, mientras que este número no se pierde en los combates de guerra. En otras palabras, la vida de las fuerzas estadounidenses que luchan en las guerras es amenazada más por la ineficiencia sistemática del seguro social y de salud que por las tropas enemigas, lo cual puede dejar efectos sociales profundos y a largo plazo en este país.