Saludos a todos los estimados oyentes. Estamos con Uds. con un programa más de la serie Estados Unidos en la semana que pasó y, al igual que en los programas anteriores, revisaremos los importantes cambios políticos, económicos y sociales del país norteamericano.
La semana pasada se intensificó la tensión en el este de Asia por las amenazas del presidente de EE.UU., Donald Trump, de que empleará acciones militares contra Corea del Norte. Después de que se revelara la noticia sobre el éxito de Pyongyang en la construcción de una bomba nuclear en miniatura para colocarla en sus misiles balísticos, el mandatario norteamericano advirtió de que si Corea del Norte continúa con sus amenazas contra EE.UU., se enfrentará con un fuego u una ira que el mundo nunca han visto. Los medios de comunicación evaluaron las declaraciones de Trump como una amenaza de un ataque atómico contra Corea del Norte. En reacción a esta amenaza, Pyongyang manifestó estaba presto a lanzar cuatro misiles a la vez contra la isla de Guam, la cual se encuentra en el océano Pacífico y bajo la soberanía de EE.UU. Según los analistas, esta actitud de Corea del Norte podría encender el fuego de una guerra devastadora en el este de Asia. Desde luego, la tensión verbal se ha enfrentado con ciertas reacciones nacionales e internacionales, de modo que los líderes de la mayoría de los países del mundo han solicitado, sobre todo, a Trump que evite las amenazas militares. Ahora bien, los Departamentos de Estado y de Defensa estadounidenses, en declaraciones contrarias al tono belicista de Trump, han manifestado que el Gobierno de EE.UU. desea resolver pacíficamente la crisis en cuestión. Al respecto, el secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, pidió a los ciudadanos de su país que duerman tranquilos ya que, según él, la amenaza atómica de Corea del Norte no es inmediata. Por otro lado, el jefe del Comité de las Fuerzas Armadas del Senado de EE.UU., John McCain, en una crítica a las provocaciones de Trump señaló que esta retórica violenta es solo infundada y no ayuda en nada a disminuir las tensiones entre Washington y Pyongyang. Simultáneamente, algunos medios de comunicación masiva notificaron que desde hace semanas funcionarios norcoreanos y estadounidenses estaban negociando en medio de las retoricas propagandísticas. Considerando algunas pruebas, lo que busca tanto EE.UU. como Corea del Norte es aumentar la posibilidad de que ocurra una guerra, para así, mejorar su postura en las negociaciones y ganar más puntos que el otro lado. Lo importante es que las duras declaraciones de Trump sobre el supuesto ataque atómico contra Corea del Norte han causado profundas fisuras dentro del Gobierno de EE.UU. Además, las amenazas de Trump contra Venezuela de que no descarta una opción militar contra el país suramericano también provocaron la reacción del Pentágono. El Departamento de Estado norteamericano, en comunicado, aseguró que el Ejército de EE.UU. no ha recibido orden alguna de la Casa blanca sobre el tema en cuestión.
La semana pasada, un grupo antiislámico, en un ataque a una mezquita en el estado de Minnesota, tomó la oficina del Imam de esa mezquita Al Faruq. El gobernador de Minnesota tachó la agresión de atentado terrorista. Sin embargo, Donald Trump, que se tomó vacaciones la semana pasada, no hizo ninguna referencia al atentado terrorista contra la mezquita de los musulmanes. Esto ocurre mientras que la semana pasada, Trump opinó casi sobre todos los asuntos nacionales e internacionales. Entre tanto, el silencio de Trump ante el atentado terrorista contra el lugar de culto de los musulmanes ha provocado ciertas dudas sobre el punto de vista del presidente estadounidense contra el terrorismo. Al respecto, el diputado demócrata por el estado de Minnesota en la Cámara de Representes, Keith Ellison, el único congresista musulmán en el Congreso de EE.UU., criticó el silencio de Trump ante la explosión de la mezquita de Minnesota y lo consideró una falta de respeto hacia la comunidad islámica. Trump, anteriormente, opinó sobre los atentados terroristas ocurridos en las diferentes ciudades europeas e, incluso, acusó a las autoridades de esas urbes de haber sido imprudentes en sus medidas ante dichos atentados, los cuales fueron atribuidos a un grupo de individuos que se presentó como musulmán. Pero, la verdad es que el Islam ha condenado enérgicamente cualquier ataque contra los civiles indefensos. Trump calificó a los autores de estos atentados como terroristas musulmanes radicales. Sin embargo, se ha callado ante la matanza de los musulmanes estadounidenses que han perdido la vida a manos de los grupos antiislámicos y ni siquiera ha emitido una escueta condena verbal sobre este atentado.
La semana pasada, continuaron las disputas entre Donald Trump y los congresistas de su propia bancada, el Partido Republicano. Trump atacó explícitamente en un tuit al líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell. En su mensaje dijo que, después de exigir, sin resultado alguno, durante siete años reemplazar por otro proyecto el actual seguro médico barato conocido como Obamacare, ahora queda claro que McConnell no puede sacar adelante nada. Trump también en otro tuit llamó "idiotas" a los líderes republicanos en Senado por su incapacidad en reemplazar el programa de salud Obamacare. Si bien la incapacidad de los congresistas republicanos tiene que ver con la mayor herencia del expresidente de EE.UU. Barack Obama, es un gran golpe para los republicanos, porque ha sido un hecho sin precedentes que un presidente en este país ofenda de esta manera a los congresistas de su propio partido. Entre tanto, Trump ha amenazado de otra forma a los senadores republicanos que se oponen al proyecto que sustituya el Obamacare, señalando que perderían sus escaños en las elecciones parciales del próximo año. No obstante, hasta la fecha, la falta de respeto y las amenazas de Trump no han hecho que se concrete la más importante promesa de Trump en el área social. Este asunto indica que se han producido graves discrepancias entre el ala del gobierno del Partido Republicano y el ala del Congreso de este mismo partido. La semana pasada, los senadores republicanos, apoyando a su líder en el Senado, demostraron que no están dispuestos a acompañar a su correligionario en la Casa Blanca. La continua tensión entre la Casa blanca y el Congreso, sobre todo en el ala del Senado, dificultaría el progreso de los planes del Gobierno de Trump.
La semana pasada, Trump declaró el estado de alerta nacional por el crecimiento del abuso de las drogas en EE.UU. Esta decisión fue tomada una semana después de que una comisión gubernamental expresara su preocupación por el aumento del uso de drogas y las muertes causadas por el abuso de narcóticos. La comisión, en su informe, asegura que cien estadounidenses pierden la vida al día a causa del uso de drogas y, además, por este mismo motivo, cada tres semanas se registran un número de víctimas equivalentes al del atentado del 11-S. De acuerdo al informe de los Centros para Control y Prevención de Enfermedades en EE.UU., el uso de drogas en 2015 causó la muerte de más de 33 mil ciudadanos en este país. También se dice que en EE.UU., con una población de 330 millones de personas, se consume la misma cantidad de drogas farmacéuticas que todos los otros países del mundo entero y, además, unos 2 millones de personas en este país son adictas a drogas; lo cual ha enfrentado a EE.UU. con la crisis más mortal a lo largo de su historia. De modo que, la sobredosis por el uso de las drogas, sólo en 2016 ha causado la misma cantidad de muertes que dejó la guerra de Vietnam. También, la tasa la mortalidad en 2015 por la sobredosis fue mucho más que la mortalidad por los accidentes de tráfico, la violencia por la portación de armas e, incluso, más que las víctimas del sida. Simultáneamente, el diario The New York Times informó sobre las extremas desigualdades entre las clases de EE.UU. y escribió que en 2014 el aumento del salario de las diferentes clases, salvo la clase alta, fue muy poco o casi nulo, pero, se observa un sustancial aumento del salario en las clases de muchos ingresos. Lo cual indica que en las últimas décadas únicamente el salario de los ricos o muy ricos ha subido considerablemente. Mientras que en el año 1980 este proceso fue al revés, es decir, la clase baja y de pocos ingresos experimentó aumentos en sus salarios.