Estados Unidos en la semana que pasó
Estamos con Uds. con un programa más de la serie Estados Unidos en la semana que pasó y, al igual que en los programas anteriores, revisaremos los importantes cambios políticos, económicos y sociales del país norteamericano.
La semana pasada, el tiroteo acaecido durante un festival de música en Las Vegas dejó al menos 59 muertos y unos 500 heridos, varios de ellos en condiciones críticas. Este suceso, que fue reconocido por los medios estadounidenses como el más brutal de la historia de Estados Unidos debido al gran número de muertos y heridos. Este tiroteo abrió de nuevo el debate entre los que están a favor y en contra del porte libre de armas en el país norteño, en el que cada lado acusaba al otro de violar el derecho de los ciudadanos y la libertad individual. Sin embargo, tras el tiroteo de Las Vegas, la Asociación Nacional del Rifle (NRA por sus siglas en inglés) se pronunció el pasado jueves por primera vez a favor de las regulaciones de los dispositivos que modifican los rifles convirtiéndolos en armas automáticas.
Por otro lado, la semana pasada, los choques verbales entre el secretario de Estado estadounidense, RexTillerson, y el presidente del país, Donald Trump, por sus diferentes posturas, fueron atendidos por los medios de EE.UU. Las tensiones entre el mandatario y su secretario llegaron a su punto máximo luego de que el jefe de la Diplomacia estadounidense tildara de “imbécil” al inquilino de la Casa Blanca durante una reunión con oficiales y altos mandos militares en el Departamento de Defensa (el Pentágono). Por lo tanto, muchos medios esperaban a que Trump sustituyera a Tillerson, con Mike Pompeo, el actual jefe de la CIA, sin embargo, esta controversia se zanjó con declaraciones de Tillerson y de Casa Blanca apoyando al secretario.
La semana pasada, las expectativas sobre la decisión de Trump respecto al acuerdo nuclear con Irán se dispararon en los medios estadounidenses. El comentario del presidente estadounidense, al margen de una reunión de altos cargos militares en la Casa Blanca, para describir el momento actual como una "calma antes de la tormenta", planteó nuevas preguntas y se convirtió en un desafío para la Casa Blanca. Entre tanto, Trump viajó a Puerto Rico para visitar las áreas afectadas por los recientes huracanes Irma y María y, como no es extraño, provocó críticas, en particular, cuando el presidente lanzó un rollo de papel higiénico sobre los puertorriqueños en un comportamiento nada convencional.
La semana pasada, los estadounidenses cayeron en shock, debido a una masacre ciega durante un festival de música en Las Vegas.
Al principio se reveló que el tirador estaba en el piso 32 del hotel Mandalay Bay. La policía identificó al atacante como Stephen Paddock, un hombre de 64 años de Mesquite, Nevada, y sin conexiones conocidas con el terrorismo. Según la policía local, el individuo se suicidó antes de la entrada de los agentes en la habitación de dicho hotel. Mientras tanto, las investigaciones de la policía han demostrado que el asesino había comprado sus armas legalmente, lo cual exacerbó la controversia política entre los opositores y partidarios del porte libre de armas. Además, los partidarios del control de armamentos anunciaron que si de haberse impuesto regulaciones más estrictas, al menos 60 personas inocentes no habrían perdido la vida.
Tom Bruceau, principal enviado y corresponsal senior de la cadena NBC, dijo que las masacres son parte de la historia de Estados Unidos. En una opinión contraria, Bill O'Reilly, exejecutivo de la cadena Fox News, consideró que el asesinato más grande de la historia contemporánea de Estados Unidos, "es el precio de la libertad".
La semana pasada, la masacre de Las Vegas provocó múltiples reacciones. El presidente de EE.UU., Donald Trump, calificó al autor de esta masacre de un "enfermo y loco" y la Casa Blanca afirmó que la discusión de la legislación de armas sería tan pronto como sea posible. Por el contrario, los demócratas en el Congreso instaron a sus colegas republicanos a trabajar juntos para discutir la supervisión regulada. Esta petición no fue aceptada por los líderes republicanos en el Congreso. Pero después del aumento de las críticas de la inacción del Congreso, Paul Ryan, el portavoz republicano de la Cámara de Representantes, finalmente anunció que ya había llegado el momento de comenzar tales discusiones. Es de mencionar que este cambio de posición tuvo lugar después de que la Asociación Nacional de Rifles acordara en una rara medida, imponer ciertas restricciones a la producción y venta de armas.
La semana pasada, después del sangriento tiroteo en Las Vegas, se abordaron la cuestión de la seguridad interna ante el peligro del terrorismo. Inicialmente, el grupo terrorista Daesh reivindicó la autoría de dicho ataque.
Pero, los agentes del FBI rechazaron la participación de Daesh en el tiroteo de Las Vegas por falta de razones convincentes. Ni siquiera de logró determinar en el curso de la investigación que el autor del crimen masivo estuviera vinculado a extremistas radicales de extrema derecha o racistas violentos.
"En todos los casos, desde la llegada de Donald Trump, los tiroteos no han sido hechos por un tirador musulmán de otro país, ni un negro estadounidense, sino por un americano blanco", escribió el periódico Independent para luego concluir que la verdadera amenaza para América no eran los musulmanes en otros países, sino de sus propios ciudadanos.
Por otro lado, la semana pasada, la cuestión de la política exterior y la escalada de la disputa entre Donald Trump y RexTillerson fue un asunto que hizo eco en los medios
Algunos medios estadounidenses informaron que el jefe de la Diplomacia estadounidense había tildado de “imbécil” al presidente de EE.UU. Reseñan que después del viaje de Tillerson a Pekín, Trump en un comentario de Twitter cuestionó los esfuerzos del secretario de Estado para abrir un canal de diálogo con Corea del Norte y los tachó de una pérdida de tiempo. Esta reacción de Trump provocó muchas críticas y exacerbó las tensiones entre la Casa Blanca y el Departamento de Estado. Desde luego, a lo largo de la semana pasada, altos funcionarios de la Casa Blanca y del Departamento de Estado negaron el desacuerdo entre las dos partes, entre ellos el portavoz de la Presidencia afirmó que el mandatario estadounidense confía en Tillerson.
Tillerson, sin comentar la historia sobre sus desavenencias con Trump, se limitó a negar los rumores de su posible renuncia al cargo de secretario del Departamento de Estado. Sin embargo, varios discursos y posiciones de Washington sugieren que la brecha entre el presidente y el secretario permanece intacta.